Con sólo 21 años, Sky Ferreira demostró por qué es algo más que una joven promesa de las pasarelas. Canciones potentes, crudas y mucha personalidad sobre el escenario de Niceto.

Por Pablo Díaz Marenghi
Fotos por Nadia Guzmán

Como el eterno debate del huevo o la gallina, nadie podría distinguir que sucedió primero: si la salida de Sky Ferreira al escenario de Niceto el pasado viernes a eso de las 22, o el grito ensordecedor de sus fans, cual maraña de believers o directioners, que ya preparaban sus celulares último modelo para registrar lo que sería un show inolvidable. La joven de 21 años, también modelo y actriz, se disponía a repasar las canciones de su –hasta ahora único- disco Night Time, My Time (2013) en su primera visita a la Argentina. Luego de un intenso show de Manta Raya –al que se sumó Zachary Cole Smith, líder deDIIV y novio de la cantante- todo estaba listo para que las preadolescentes deliraran con la voz envolvente de Sky y los sintetizadores cuasi espaciales que coronaban una atmósfera atrapante. No importaba la pureza del sonido o la acústica del lugar: Sky estaba ahí y comenzaba la fiesta.

Sky no es una figurita más dentro del pop. Antes rubia, ahora morocha; su mini y su campera de cuero denotan una esencia rockera que se manifiesta en su forma de cantar y recorrer el escenario. Figuró en la primera plana de los diarios estadounidenses no sólo por su música, sino también por sus escándalos con drogas y problemas con la ley. Sin embargo, si uno imagina toparse con una Courtney Love embebida en acordes pop se equivoca: su voz es prolija, pulcra y afinada; no erra un tono. Su banda la acompaña de manera armónica –salvo en el segundo tema del show, “Ain´t not right”, en dónde pifiaron y tuvieron que volver a empezar- y ella se desenvuelve lo más tranquila frente al público: interactúa con ellos, habla mucho en su inglés natal, toma las cámaras de la gente para tomarse selfies y recoge todos los regalos que le arrojan (incluidas banderas argentinas, remeras con su rostro estampado y hasta una tanga roja que colgó de un extremo del teclado con timidez).

Por momentos es una niña. Pareciera que está jugando. No se achica y su voz es potente. Retumba en las cuatro paredes del cubículo que forman los principales muros de Niceto. Canciones como “Boys”, con sintetizadores furiosos y guiños a la música disco, provocaban el delirio de la gente –sobre todo en su estribillo, muy coreado por el público (en su mayoría, femenino)-. En otras como “Nobody Ask Me” predominaba una esencia más sucia, dark, más punk; su voz se volvía más cruda, como la de una niña enojada con su ex novio en plena catarsis. “Omanko” sonó más industrial y pesada que nunca. Con la dulce voz de Sky abriéndose paso por entre la densidad de las guitarras, como surfeando en un mar de distorsión bien rockero, alejado del pop en el cual se la suele encasillar.

Si hay que elegir un hit, “I Blame Myself” tiene todas las de ganar. Las más de un millón de vistas de su video en YouTube lo demuestran y Sky lo confirma en sus performance en vivo. Con algunas cosas de Lady Gaga –quizás en el tono de la canción- este tema fue lo más coreado en Niceto; con un estribillo que triplicaba su potencia real –la versión de estudio es más pop y calma- a la vez que el público saltaba y agitaba los teléfonos y cámaras que inmortalizaban el evento. Hasta la misma Sky tuvo tiempo, sorprendida, de filmar al público quien despejó cualquier duda de que la ex rubia estaba en suelo argento al entonar el ya clásico “Olé, olé, olé, olé, Sky, Sky”.

Sky es joven pero no es ninguna TeenAngel. Su propuesta es distinta: una mixtura de emociones y contrastes tal como lo es la vida. Hay amores y desamores, buenos y malos, rosas y grises; momentos para bailar y otros para llorar y romper almohadones, mientras vuelan las plumas por el aire y suena Nevermind de Nirvana al taco. Tuvo tiempo de lucir la calidad de su timbre vocal en un mini set acústico en el que sonaron “Werewolf (I Like You)” y “Sad Dream” –de su EP Ghost (2011). “You are not the One” fue otro punto fuerte de la noche en donde Sky, cual Cyndi Lauper pasada de sinthes, se convertía en una justiciera femenina y le cantaba a todos aquellos hombres que habían destrozado a las jóvenes que cantaban y saltaban desaforadas.

Vibraba Niceto y vibraba Sky, quien a esta altura de la noche era cada vez es menos promesa y más realidad. “Night Time, My Time” marcaba un freno en los saltos y los bailes para hundir a la masa de fanáticos en un aura más oscura, a la Joy Division, con los teclados y los bajos como esculpiendo ritmos hipnóticos. Se acercaba el final. Sky saluda a su público pero todos sabían que allí no terminaba. Volvieron para cerrar, ahora sí, con “Everything is embarrasing” –también de Ghost- a puro salto, baile y una Sky cantando casi al oído del público, enamorando con su encanto y su aura pop rockera.

Sonríe. Se ríe de nervios. Se nota que no lo puede creer. La calidez del público argentino, siempre destacable, conmovió a la joven oriunda de Los Angeles que cumple 22 años el 8 de julio. “¡Have a good night!” dice mientras se aleja saludando a su audiencia. La mujer, la piba, que demostró tanta pulenta y enamoró a todos se iba tímida; como una niña frágil, quizás revelando su más íntima esencia.//z

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