Construido a base de entrevistas y recortes de diarios, en su segundo libro el escritor chaqueño reconstruye la vida de un asesino de taxistas en los años ‘80. El resultado es un cruce de mundos extraño e intenso.

Por Juan Alberto Crasci

Casi diez años pasaron desde la aparición de Bajo este sol tremendo (Anagrama, 2009) – la primera publicación de Carlos Busqued – y mucha expectativa se había generado en torno a su nueva obra por algunos de los fragmentos y printscreens de los archivos de Word que él mismo había ido publicando espaciadamente en sus perfiles de redes sociales.

Lo primero que se desprende de Magnetizado (Anagrama, 2018) es la seguridad de la reinvención. Si el lector espera cierta lógica de continuidad con Bajo ese sol tremendo, se verá decepcionado. El sello conocido de Busqued, en este nuevo libro, casi “desaparece”: prácticamente se elimina al narrador ―no hay ficción ni rasgo novelesco, y una suerte de narración puede entreverse en dos breves intervenciones, una al principio y otra al final del libro― y se suplanta por la figura del editor, de la persona que ordena y regula el corpus con el que trabaja. Porque Magnetizado es el resultado del trabajo de investigación que realizó el autor, entrevistando durante más de noventa horas a Ricardo Melogno ―un asesino de taxistas de principios de la década de los 80―, y en menor medida, a quienes lo detuvieron y lo trataron durante su prolongada estadía en prisión y en instituciones psiquiátricas (estadía que aún hoy continúa en el penal de Ezeiza). A las entrevistas se suman notas y recortes de diarios de la época e informes del Estado sobre la salud física y mental del asesino.

Magnetizado le da la palabra a Melogno, que se despacha a sus anchas demostrando que es tan inclasificable como el propio libro del que es protagonista. Trastorno de personalidad, autismo, parafrenia, tendencia al pensamiento mágico, son algunos de los nombres con los que por más de treinta años diagnosticaron al asesino/paciente, que desborda sensatez y frialdad tanto en sus declaraciones como cuando narra su infancia y la relación con su familia; su extraña concepción de la religiosidad ―el espiritismo, la santería―; lo sucedido en esa semana trágica en que mató a cuatro taxistas sin motivo alguno en el barrio de Mataderos, y su largo devenir de cárcel en cárcel y de medicación en medicación.

Crónica, reportaje o investigación son los rótulos que pueden arrimar cierta luz sobre el libro, sin que ninguno le resulte cómodo. Busqued interroga sin juzgar, invierte los roles de poder en los que el “loco” y el “delincuente” es hablado por las instituciones y deja que Melogno abra su mente, cuente su vida y explique sus motivos ―o lo mejor, y más inquietante: la falta de ellos. Porque lo que puede decir Melogno sobre lo sucedido es que “tenía un problema adentro”, y que a las víctimas la seleccionaba por cierto instinto que le decía: “es ése”. Y nada más. Un apagón, un cruce entre dos universos, el de la realidad y el de los crímenes. Cuatro en una semana y casi calcados.

El libro, breve pero intenso, gana en velocidad al acercarse al final, que no es propiamente un final sino un corte de edición, porque buscar en este libro una obra cerrada, redonda, es una causa perdida, como intentar develar el origen del mal en la cabeza de Melogno. //∆z

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Magnetizado, de Carlos Busqued (Presidencia Roque Sáenz Peña, Chaco, 1970)

Anagrama

152 páginas.