Sub entrega en Confía un registro maduro, profundo, de composiciones sólidas y un sonido brillante que lo ubica sin dudas entre los discos del año.

Por Claudio Kobelt

Los que ya habíamos escuchado y/o visto a Sub en vivo sabíamos de su poderío, de su escuela del mejor indie rock norteamericano, de tener en su líder José Noise un Guitar Hero desbocado y con un set en vivo arrollador. Pero aun así, conociendo su enorme, y a veces no tan valorado, potencial, no podíamos ni siquiera imaginar el disco gigante, bello y profundo con el que se vendrían. CONFIA es una placa sincera, emotiva y conmovedora, y sin lugar a dudas uno de los discos del año.

El comienzo con la oscura “En tu cara”, poseedora de un coro casi magnético,  y “Confía”, deja en claro desde el arranque a qué nos enfrentamos. A la melancolía, a una sensibilidad en lucha pero esperanzada, a un sentimiento de guerra nocturna. A una banda en su mejor momento sonoro y compositivo. Sumando elementos tanto del new wave como del post punk, los Sub no pierden su esencia, sino que crecen a partir de ella, evolucionan, y el resultado es un puñado de canciones infalibles, nueve bombas al futuro.

Al igual que La Dinastía Scorpio para Él Mató a un Policía Motorizado, o La Nostalgia Soundsystempara Mi Amigo Invencible, este es un disco que muestra a los artistas en su madurez artística plena, un irrefutable registro del crecimiento, donde se aprecia el recorrido realizado hasta el momento, y da pistas (y esperanzas) del enorme futuro por venir. Melodías impecables y precisas, calmas, penetrantes, poseedoras de un sonido claro y agudo del que no se podría pedir más, y con el grupo sonando mejor que nunca, donde se luce cada integrante por separado y en conjunto al servicio de la canción, como soldados en fonación unidos en la batalla por conmovernos.

Es imposible no destacar, además de su impecable sonido, dos elementos claves de este disco: la voz de José Noise, con múltiples matices y texturas, que demuestra una evolución fantástica y una voz tan dulce como profunda, y la brillante labor del recientemente incorporado tecladista, que con su aporte brinda un nuevo matiz y color al grupo. Para prueba, el trabajo realizado en temas como “Confía”, con final shoegaze galáctico incluido, o “La historia de nuestras vidas”, con una labor que tal vez para algunos pase desapercibida (y quizás sea ese el mejor cumplido) pero que posee un trabajo de sintetizadores realmente para remarcar. Y es imposible no mencionar la precisión en los coros, el inmenso cuidado con que las voces secundarias se hacen imprescindibles y, si empezamos hablando de un guitar hero,  el soberbio manejo de guitarras, con resultado magistral.

“Todo lo que quiero en este momento, oh!” es claramente un hit. La voz de José muta y encuentra un nuevo nivel y riqueza para la expresión, con uno de los estribillos más pegadizos del año. Algo parecido pasa con la vieja conocida “Ella es Peronista”, ahora rebautizada “La historia de nuestras vidas”, que con un nuevo registro e instrumentación la convierten en otra canción, una imbatible.

Uno de los puntos más fuertes del disco es “No tengas miedo”, intensa y conmovedora balada que a mitad del recorrido estalla de ritmo dándole otro vuelo a la canción, que como un abrazo caliente, una declaración de amor intensa, una ternura vehemente, va de corazón a corazón sin escalas. En “Nadie te espera”, en cambio, se desgrana una pena de disconformidad y desesperanza, plena de capas y detalles sonoros, con un final donde la guitarra y la canción lloran ese pesar, ligándose a la perfección con el siguiente track: la épica “Volviendo a casa de noche”.

El cierre con “El equipo de rescate” va directo a los himnos de pogo y baile. Banda sonora para abrazar a tus amigos durante algún show en el Zaguán Sur mientras la birra se calienta y se grita en total estado de combustión eso de “Un hachazo al corazón”. Y el coro final, gloria pura.

Un aire a nocturnidad se respira en todo el álbum, de la luna explotando en la noche negra. Un montón de luz en lo profundo. Tan suave como fuerte, y tan enérgico como delicado. Con sus mejores composiciones hasta el momento, tanto lirica como musicalmente, un sonido brillante y una ejecución que deslumbra, es este el disco que resignifica a Sub, confirma su genio y potencia, revalida su título de campeón, y que los certifica como una de las bandas más emocionantes del momento. Así que si alguien te dice “Vamos a ver/escuchemos Sub” no lo dudes. Confía.//z

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