Misfits tocó de nuevo en Argenina el viernes pasado. Una avalancha de golpes, patadas y saltos gobernó el Teatro de Flores.

Por Joel Vargas

Do you scream? Mejor dicho: ¿gritás?. La tercera encarnación de Misfits responde esa pregunta. Puede hacerte gritar hasta que te arda la garganta. Jerry Only, bajista y cantante, se hace cargo de la pesada mochila del mito y a pesar de que algunos medios digan lo contrario, está a la altura de las circunstancias. Keep Rockin’ Jerry!

La legendaria banda de horror-punk repasó el viernes pasado sus treinta años de vida. La interpretación de sus canciones fue un fusilamiento. Cada nota era un tiro en el pecho para los que estabámos ahí abajo del escenario, en el mundo del pogo, mosh y slam. Nunca pero nunca una banda va a tocar sus temas como están grabados en el disco, si alguien piensa eso está comiendo vidrio. Si bien faltaron algunos clásicos como “Astro Zombies” y “I Turned Into A Martian” el show no tuvo fisuras, a pesar de los problemitas de sonido.

Las primeras fábulas punks que sonaron pertenecían a su último álbum de estudio, The Devil’s Rain (2011) . Pero el primer gancho a la mandíbula llegó con “Scream”. Jerry cantó desaforado y un círculo gigante se formó con las primeras notas de la viola de Dez Cadena. El hombre no es un simple guitarrista punk, tiene un riquísimo criterio a la hora de tocar cada nota. Sus pequeños solos decoraban las melodías del horror mientras el doble bombo del “Chupacabra” Arce reforzaba el arsenal de las cuatro cuerdas de Jerry. El pogo violento fue la ley de muchos en Flores.

Si se me permite quisiera hacer una reflexión antes de seguir relatando las viñetas de una noche salvaje. ¿Dónde estaban las chicas cool que usan la calavera, el símbolo Misfit por excelencia, en remeras y carteras? Brillaban por su ausencia. Las niñas bien jugando a ser punks no dijeron presente. Aunque el Teatro estuvo lleno de personas con remeras negras que no le prestaban atención a la banda mientras tocaba. Fueron por el hecho de decir yo estuve ahí. Creo que se le dice careta a esa clase de gente. También había punks old school, con sus majestuosas crestas y camperas de cuero curtidas por las batallas con las otras tribus. Un público bastante homogéneo a la vista pero heterogéneo en esencia.

Ya hecha esta digresión, lo único que importa es que las escupidas de Only eran una metralladora. Su figura inspiraba respeto, sus movimientos parecían que estaban fríamente calculados. El espíritu dramaturgo del power trío contagiaba, nos sumergimos en un mundo oscuro y siniestro. Las fábulas de “Dig Her Up Bones” y “American Psycho” lo reforzaron.

¿Qué más pasó? Tocaron treinta y pico de canciones. Hubo momentos de tensión sonora en “Static Age”, violencia explícita en “We are 138” y romanticismo dark en “Helena”. Pero los premios se los llevaron los bises, “Hibrid Moments”, “Descending Angel” y el clásico “Die, die my Darling”. Todo terminó con Only rindiéndole tributo al público y una marcha fúnebre. Piel y hueso.