Bestia Bebé llenó Niceto junto a Temporada de Tormentas y Mi Amigo Invencible. Un viernes de fiesta, cantitos futboleros y mucho pogo con tres bandas intensas.
Por Pablo Díaz Marenghi
Fotos de Nadia Guzmán
“Estamos en una era de oro del rock nacional y no nos damos cuenta” afirmaba Alfredo Rosso en una entrevista y si bien esta categoría es discutible, la multiplicidad de sonidos que uno puede encontrarse en los reductos rockeros actuales es significativa. Una prueba cabal de ello fue lo ocurrido el pasado viernes en Niceto en donde se presentó una de las bandas más destacadas de la nueva escena independiente, Bestia Bebé, acompañada de una de las más rabiosamente inclasificables –Mi Amigo Invencible– y otra de las más atractivas de las nuevas generaciones –Temporada de Tormentas. Una fecha muy anunciada y agitada por las redes sociales, en un primer momento como una potencial presentación del segundo disco de la Bestia aunque finalmente se retrasó un poco. Las canciones de siempre, coreadas hasta el cansancio, y un lleno total que materializaba lo dicho por Rosso. Algo está pasando en el rock local. Algo está cambiando y vale la pena dejarse llevar y ser parte de esta experiencia.
La acción comenzó bien temprano, turno matinée, a eso de las 21 con el show de la banda oriunda de Haedo. Los Temporada, comandados por Ignacio Castillo, acaban de lanzar su segundo LP La Primera Exploración (2015) y ametrallaron casi todos los tracks de este nuevo trabajo con sonidos que remiten al space rock, al indie norteamericano y a la psicodelia. Imágenes oníricas propias de viajes espaciales por galaxias inexploradas. Castillo agradecía una y otra vez a todos por “bancar la movida” y toda la banda evidenció su emoción y alegría en cada acorde. Su sonido era una cortina de noise que barría al público. Quilombo y distorsión.
Luego llegó el turno de Mi Amigo Invencible. Los mendocinos, con toda una carrera en el under y a punto de lanzar su nuevo disco La danza de los principiantes, nuevamente hilvanaron clásicos de sus primeros discos (más experimentales, casi un proyecto solista comandado por Mariano Di Césare al que se le irían sumando el resto de los integrantes) con temas de su más reciente álbum, La Nostalgia Soundsystem (2013). “Los pájaros”, “Esta casa” y “Hacernos extraños” fueron de los más coreados y volvió a sonar “Hombre caminando”, hipnótico tema del nuevo álbum que incrementó la ansiedad de los presentes por escuchar el resto del material. MAI es un engranaje sólido y ajustado (disimuló muy bien una vez más la ausencia de su guitarrista Nicolás Voloschin, recientemente operado de una lesión en su espalda), un desequilibrio ígneo de melodías enredadas a mil pulsaciones por minuto.
El plato fuerte llegaría promediando las 23. Bestia Bebé, los anfitriones, salieron al escenario con Tom Quintans a la cabeza. Con un Niceto colmado, comenzaban su show que, como suele acostumbrar a sus seguidores, no daría respiro. Las canciones suelen ser tocadas más rápido que lo que suenan en el disco, bien punk, y desatan un pogo embriagador. Nadie puede negar que la alegría atraviesa la mayor parte del repertorio de Bestia. Un canto al amor adolescente, la retromanía, el fútbol y la amistad. Sonaron “Omar”, “El gran Balboa”, “Sabés”, “El uruguayo” y todos los clásicos del grupo. También “Monje”, el tema dedicado a Zinedine Zidane a propósito de su cabezazo fatídico en la final del Mundial 2006. “El amor ya ha llegado”, cover de Daniel Johnston, recubrió la atmósfera de romance lo fi y hasta hubo lugar para “Sagitario A”, tema que según Quintans “nunca lo tocamos porque nunca nos sale bien”.
Ver a Bestia Bebé en vivo es, ante todo, una experiencia musical pero tiene mucho de ritual. La interacción entre la banda y el público es clave. Los seguidores de Bestia se conectan con la banda pero no en una clave de idolatría sino más bien a un nivel de amistad, de camaradería con un grupo al cual ya consideran íntimos amigos. Un momento que expresó esto fue cuando sonó “Patrullas terror” -con la infaltable participación de Ronnie Crispo y su grito “para todos los fachos”- y gran parte de los asistentes cantaron desaforados el estribillo “noche de vagos, patrullas, terror”. La fiesta era infinita y parecía no tener final.
También sonaron varios temas adelantos del nuevo disco, algunos que suenan hace tiempo como “Fiesta en el barrio” u otros como “Tigre de Metal” que mantienen una continuidad sonora y letrística. Un momento emotivo para todos los punkies de la vieja escuela fue cuando Tom Quintas improvisó un cover en guitarra de “Tema de Adrián” de 2 Minutos. A poco del final, “Wagen del pueblo” enciende la mecha del pogo más intenso de la noche. Mosh hasta llegar casi al escenario, enredo de pies, manos y transpiración fundida con cerveza chorreada. Al final, la banda agradeció y prometió que pronto habría novedades del nuevo álbum. A los fanáticos pareció no importarles mucho o, al menos, la satisfacción momentánea era tan grande que opacaba la incertidumbre sobre el nuevo álbum. A fin de cuentas, los quieren mucho a esos muchachos.//∆z