La guitarrista y productora de Las Taradas, Los Rusos Hijos de Puta y Marina Fages reivindica el disco como concepto y nos habla de la función social de su disquería Mercurio.
Por Gabriel Feldman
Cuando era chica ya se las arreglaba para tocar los instrumentos que tenía a mano en el estudio que armó su papá en el garage de su casa. Después eran un par de pasos para sentarse de la consola con el plan de grabarse y editarse. Años después, cuando arrancó a tocar en bandas, empezó a tomar conciencia que tenía una visión periférica, más amplia, por fuera de su propio instrumento. Una noche, tras el recital de su banda Panda Tweak, conoció a Paula Maffia y empezó una sociedad musical que la empujó a colaborar en composiciones ajenas. Por ese entonces ya empezaba a mostrar su versatilidad para cubrir distintos estilos. Del punk y hardcore primigenio a la distensión más garagera o la canción acústica y el country. Estilos que fue visitando en sus proyectos, La Cosa Mostra, El Tronador (que prepara nuevo material para el 2016) -el dúo con Marina Fages- y Las Taradas, la orquesta con la que, sin ir más lejos, puede pasar de un bolero al cuarteto, de una pieza con brillos de swing a la milonga, y de la samba al blues, y todo eso en un mismo disco. Pero no se trata de una aproximación tipo world music: de todos los estilos intenta absorber sus esencias para procesarlos con su sonido oscuro, buceando en la mugre y la densidad de los graves.
Después de una primera mitad de año intensa, entre mudanzas, varios viajes con la banda de Diego Frenkel, tocando con Las Chicas de Humo (backing band de Marina Fages), y terminando los nuevos discos de Los Rusos Hijos de Puta, Gastón Massenzio y Las Taradas, nos sentamos a conversar en las mesas del fondo de la Galería Patio del Liceo, donde los miércoles atiende la disquería que abrió con sus amigos.
AZ: Sirenas de la Jungla lo hicieron en un mes, ¿No es muy rápido?
Lucy: Fue una locura, fue como imposible (risa). Las Taradas es una banda compleja para grabar. Es una banda numerosa, acústica, que no puede grabar de otra manera que no sea en vivo, entonces ya de por sí hay que partir de ciertas situaciones, ciertos estudios y ciertas movidas que sí o sí se necesitan para ese tipo de banda. Después el disco es complejo porque son once temas con todos estilos diferentes. Once estilos diferentes.
AZ: Ya venían del disco de versiones…
L: En este disco son cinco canciones nuestras y seis versiones, volvimos otra vez a hacer lo mismo de reversionar. Hay encontrarle su carácter a cada canción… por suerte trabajé con Julio Berta, que es un técnico que lo elegimos por sus trabajos con Drexler, que me gustan un montón, y él entendió al toque el sonido que estábamos buscando. Grabamos en ION como la orquesta y después lo terminamos en Tónica y en PM, que es parte de Romaphonic, y lo mezclamos ahí. Fue un desafío para mí porque, si bien el anterior (Son y se hacen, de 2012) también lo produje junto a Pablo Hadida, este fue como mucha cantidad de gente, mucha coordinación de personas, matchear con los días de todos…
AZ: Además de la producción artística, la producción ejecutiva.
L: Claro, pero tuve al lado a Julio que fue un pilar muy pero muy importante porque nos entendimos muy rápido y no le tuve que explicar nada. El interpretó el sonido muy rápido, propuso también, y me dio mucha confianza.
AZ: Y en ese camino, ¿Cómo definirías el trabajo del productor? ¿De qué otras cosas se encarga?
L: En este caso la tarea mayor era la coordinación. Pensar con qué tema seguir, cómo, por qué, y quién va primero a grabar. En primer lugar, cómo planteamos la grabación desde cero. El plan desde que arranca hasta que termina. Todo el plan con todos sus pasos. Ahí, el que maneja ese plan, el que lo idea y el que hace que trate que ese plan se cumpla hasta el final es el productor.
En este disco de Las Taradas mi rol fue ese y también la mirada artística de cómo ese disco iba a sonar. Entrevistamos nosotras a tres técnicos para ver con quién lo hacíamos y con cada técnico hubiera sonado diferente. Ahí también esta las decisiones artísticas. Con Julio suena de la manera que nosotras queríamos.
AZ: ¿Y en el disco de Los Rusos Hijos de Puta o en el disco que estabas haciendo con Gastón Massenzio la función es la misma?
L: Por ejemplo, con Los Rusos yo hice algo parecido a lo que hice con Las Taradas. No me metí en nada de arreglos. Quizás sugerí alguna que otra cosa, pero mi tarea ahí fue ver cómo hacer para que Los Rusos, que en vivo es una banda que es una patada en la cabeza, se refleje en un disco. Cómo hacer para que estos pibes que son pura energía y adrenalina puedan transmitir eso en un disco. No reparé mucho en detalles, en equipo, en esto o lo otro, sino en cómo hacer para que la esencia de ellos se registre.
Con Gastón no. Hicimos un trabajo previo de arreglos, de alguna manera me pidió que ocupara ese lugar porque quería romper con sus propios esquemas y límites. Investigamos un poco más su voz, su registro, que es muy amplio y no lo estaba usando. Todo eso hay que hacerlo. Entonces, de repente lo hicimos gritar un poco a lo Freddy Mercury y le quedó muy bien. Tenía eso adentro y no lo estaba mostrando, eso es lo interesante. Con Gastón nos metimos mucho más en los arreglos, en las estructuras de las canciones.
AZ: Él tiene un sonido más delicado.
L: Claro, más acústico. Y ahí hubo un trabajo previo de pre-producción y arreglos. Eso a veces se confunde un poco con lo que es la producción, pero una cosa son los arreglos y otra cosa es producción. Para mí no es tanto decir qué es lo que hay que hacer, si no más una guía. Generar mucha confianza para que el otro se sienta cómodo y ser bastante intuitiva en qué es lo que el otro puede dar y no lo está haciendo. También escuchar y ser bastante objetiva para entender que le queda bien al arte de la persona que está mostrándose.
Vos podes traerme un tema y arreglándolo y produciéndolo lo podemos hacer que suene folk o suene heavy, no sé. Siempre y cuando, y para mí eso es lo importante, quede registrado qué hay verdaderamente en el artista. No inventar, eso es un garrón. Para mí hay que observar bien qué hay y tratar de sacarlo sin imponer tu estilo también. Si uno empieza a arreglar discos de los demás sin registrar mucho que propone el artista y simplemente proponer mis arreglos, va a empezar a sonar todo igual. A mí me divierte excavar un poco para ver qué sale del artista y con eso reunir, planear y producir, arreglar dependiendo cada disco.
AZ: ¿Cuándo empezaste a producir?
L: Lo experimenté con el primer disco de la Cosa Mostra, el Grandes Éxitos. A mí me parece que una arranca con su banda, no sabe bien qué es un productor y siempre hay alguno en la banda que tiene un poco más de visión periférica y después termina siendo productor o no.
AZ: ¿Y vos que notabas? ¿Qué era lo que te pasaba?
L: Cuando era más chica mi papa tenía un estudio en mi casa. Él es músico y el estudio que tiene ahora (El Limbo) antes estaba en el garage de mi casa. Entonces yo de chiquita ya me podía grabar con el multipista del cassette, con la Tascam, y a mí ya me gustaba el plan de grabarme y ver qué le podía sumar encima. Y en La Cosa Mostra la conexión con Paula fue lo principal que me hizo pensar que yo podía aportar en composiciones ajenas. Con Paula empezamos ese camino y cuando llegó la hora de empezar a grabar el disco ese lugar ya estaba medio definido. No fue que hubo una charla y dijimos, “bueno, lo voy a producir”. Ya estaba ahí, fui parte del proceso, y fui quien habló con los técnicos acerca de cómo encarar el sonido, la mezcla… pelearse con los técnicos.
L: Había estudiado en Tecson, donde aprendí un diez por ciento de lo que sé (que igual me falta muchísimo más). Ahí sí aprendí algunas cosas más técnicas, pero principalmente aprendí haciendo: grabando, equivocándome, y viendo a otras personas laburar.
AZ: ¿Y después de Grandes Éxitos ya te largaste en esta otra faceta?
L: Después, cuando hicimos ese disco había que presentarlo muchas veces acústico y ahí armamos el acústico que estuvo bueno también. Ahí como que, qué sé yo, hice el segundo de La Cosa Mostra (La Cosa Mostra interpreta y reversiona a La Cosa Mostra, 2012), y apareció el primer disco solista de Marina Fages, Madera Metal, y Realmente Grande de Lu Martínez, que también toca conmigo en Las Taradas.
AZ: ¿Eso qué fue en el 2011, 2012?
L: Esos dos discos los hice en el 2012. El de Marina fue una experiencia que estuvo buena, un disco hermoso que a simple vista parecía un sencillo de hacer porque todo giraba en torno a la guitarra y su voz, pero esos discos son al final los más difíciles.
O sea, lo más fácil es una banda de rock: tenés dos guitarras, la batería, el bajo, listo, vamos. Más o menos podemos jugar con ciertos conceptos, pero cuando tenés menos elementos es más difícil. Me acuerdo que había hecho unas mezclas con bastantes efectos y cosas, y dos días antes de masterizar lo escuché, no me gustó y lo cambié todo. Después se lo mostré a Marina, le gustó y lo cerramos.
AZ: Al poco tiempo con Marina armaron el dúo y en su último disco (Dibujo de Rayo) además de tocar la guitarra, fuiste una de las bateristas.
L: Con Marina siempre nos pasan esas cosas… el por qué no… Así hicimos el disco juntas. Queríamos irnos de viaje a Europa y dijimos, bueno, no nos vayamos sin un disco. Por qué no. Yo llevé mis cosas a la casa de Marina, que vive en una casa muy antigua de San Telmo (Mansión Bolívar), con unos cuartos muy grandes. Y la casa la usamos como un instrumento más. Si queríamos algo con mucha reverb lo grabábamos en el hall, si queríamos algo más seco lo grabábamos en el cuarto de Marina. Usamos la casa como un elemento más del disco, medio que el disco fue grabado y compuesto a la vez. Es un momento que se registró y después en el vivo van pasando otras cosas. Pero el proceso fue ese. No hubo una pre-producción, no hubo demos, no hubo nada.
AZ: ¿En general vas más preparada a la grabación?
L: Por lo general uno no tiene tanto presupuesto o el presupuesto ideal, entonces está bueno llegar con las cosas ya definidas. Ir, grabar lo que hay que grabar y chau. Pero bueno, en El poder oculto, eso no era una restricción. No lo podríamos haber grabado en un estudio.
AZ: Es un clima más íntimo.
L: Si, está ahí grabado, se escuchan los colectivos, se escuchan las gatas de Marina. Hay un track oculto atrás de un tema que es un rec que yo dejé ahí grabando.
AZ: ¿Cuando empezaste con la producción te fijabas en alguien en particular?
Como que en este último tiempo me estoy interesando por ver quiénes son los productores y las personas que lo grabaron. Hay uno que descubrí ahora que se llama T-Bone Burnette. Él produjo un disco que me gusta mucho de Robert Plant y Alisson Krauss, The Raising Sand, y me interesa mucho los audios que maneja. Son sonidos gordos, crudos, que suenan bien no desde el impacto de lo hi-fi, sino del impacto de lo de abajo, de los graves. Un estilo que a mí me gusta.
AZ: ¿Y si tuvieses que definir tu sonido ideal va por ese mismo lado?
L: Trato de rescatar todo lo que sean graves. Nunca voy por un sonido limpio. Siempre trato de buscar un sonido más sucio en todo sentido. Sea acústico o sea eléctrico, intento buscar mugre en las cosas porque me interesa ver qué pasa ahí. Discos que suenan perfectos ya hay, por eso está bueno buscar otras vueltas, siempre que sea un disco que se pueda escuchar. Pero que sea interesante desde ahí.
AZ: ¿Se tiene en cuenta a la hora de pensar un álbum el hecho de que tal vez el formato en el que más se termine escuchando se vía streaming por alguna plataforma digitala o la propia descarga de los archivos?
L: Yo la verdad que no lo pienso, ni ahí. El disco es el disco. Pero sí tal vez la gente termina bajándose uno, dos temas, y quizás el tema power era el mejor y no llegaron… eso también es parte de las decisiones del orden de los discos. De hecho, el orden del disco de Las Taradas está pensado y el corte está puesto tercero, hay todo un plan, como una especie de matemática. Después igual la gente se lo descarga, lo pone en modo aleatorio y chau. Pero también está el concepto todavía del disco, escuchar la obra. Yo sigo apuntando a eso, medio old school, pero sigo en ese plan de pensar en la obra, el concepto, el disco, porque son esas cosas las que a mí me inspiran. No sé si tengo recuerdos de canciones, tengo recuerdos de discos.
AZ: ¿Entonces no repercute en el costado creativo, a la hora de hacerlo?
L: Yo no pienso en absoluto en eso. Como productora el disco primero lo pienso para el artista, para el músico, y después para el mundo. Hay productores que obviamente lo piensan desde otro lugar, ¿no? Ciertos arreglos porque van a pegar más, porque ahora se escucha así, porque este sonido es el que se usa ahora y este estribillo es más pegadizo entonces va a ser más pegadizo para que la gente lo cante. Hay un montón de esas cosas que se piensan pero yo no las tengo en cuenta y con mis bandas tampoco.
Yo tengo un pensamiento medio vintage… quizás después me cambia la manera de pensar. Pero pienso en el disco, en el concepto, en la obra, y que en lo posible se escuche entero. Insisto, los discos que me acuerdo, me acuerdo porque los escuché enteros y me acuerdo el concepto del disco.
AZ: Ahora también hay todo un tema con volver al single también.
L: Sí, con Las Taradas vamos a largar el corte primero y después se larga el disco. Pero igual yo en la producción jamás saqué el pensamiento de que esto era un disco y que era todo un sonido para un concepto.
AZ: ¿Podrías elegir un disco o canción que te llena de orgullo haber participado?
L: El Grandes Éxitos me gusta bastante, que es el primero, digamos. Me parece un re disco desde las canciones, hasta cómo suena y las decisiones que se tomaron. Para entendernos con el técnico fue bastante difícil… por el audio que buscábamos nosotras. No era una banda de rock convencional, era un sonido como mucho más garagero, más noventero, mucho PJ Harvey en la cabeza de Paula y en la mía para pensar las guitarras. Creo que lo logramos y es muy hermoso.
Pero bueno, si tengo que hablar de algo más de general, creo que es este último disco de Las Taradas. Siento que es el disco más grande en todo sentido de los que trabajé hasta ahora. Es una banda muy compleja que podría haber sonado re careta, re popero, entendés, y no suena así. Y me parece que todas las elecciones que se tomaron estuvieron bien. No sólo los estilos son diferentes, sino que las voces también son diferentes. En el disco anterior está la voz de Paula y la de Mel (ahora se fue de la banda) que eran como las voces, y la voz es lo que te da la primera identidad de todo, es lo primero que uno escucha y lo que hila toda la canción.
En este disco de Las Taradas no está tan así. Paula canta dos temas, Lu canta uno, Nati Gavazzo (la percusionista) canta dos, Rosario Baeza (la violinista) canta otro, entonces es como que también el hilo del disco son diferentes voces. Y eso también fue difícil. ¿Cómo hacemos para que todo esto suene homogéneo…? Pero, bueno, fue simplemente respetarnos, respetar que nosotras sonamos así y punto. Es el sonido de Las Taradas. Eso me pareció re interesante de la producción. Julio también lo entendió. Siento que con otros técnicos hubiese sonado muy diferente. Un cuarteto como un cuarteto, una milonga como una milonga, y no como Las Taradas. Por eso este disco me parece bastante interesante.
AZ: ¿Cómo es la experiencia de abrir y atender una disquería?
L: Mercurio es medio un diamantito en el medio del océano de la venta y descarga digital. Es un punto muy chiquitito y muy ínfimo, un localcito que ya conocés, una pequeñez hermosa, y pensá que sólo son discos nacionales e independientes… ahora hay otro local en Córdoba y van a haber un par más… Pero hay bandas a las que les sirve mucho tener el disco acá, es un punto de venta importante. En realidad estamos haciendo lo contrario a lo que hacen las disquerías. Digo, hoy lo que más vende en las disquerías son los box set, las ediciones especiales, ahora el vinilo, y acá, en realidad, es todo lo contrario. Acá son los discos más baratos que hay. Creo que Mercurio abrió un pequeño caminito paralelo.
AZ: ¿Y qué significa hoy en día el disco?
L: Todo lo que está acá en Mercurio lo podés escuchar en los bandcamps de las bandas, por eso nuestro slogan es “Esuchalo online, conseguilo en Mercurio”. Pero es re loco que las bandas que ponen sus discos para escuchar y descargar en el bandcamp se venden un montón acá. No hay tanto una regla tan definida.
AZ: ¿Por qué pensás que pasa eso?
L: Porque la gente, en este sentido, sigue apoyando a las bandas. Porque también quieren tener el disco de la banda, eso sigue pasando. Y también pasa que viene mucha gente a que les recomiendes un disco. Hoy, con tanto acceso a internet, está re bueno que no se haya perdido que alguien venga y te pregunte por una recomendación. Y de repente recomendás discos que están geniales y son los discos de tus amigos, porque conoces a casi todos los músicos de los discos que están ahí… Es un fenómeno muy extraño Mercurio. No es un negocio, funciona para que se auto sustente el lugar. No es negocio para nosotros que somos los socios, siempre decimos que es más bien como un trabajo social lo que se hace. Con lo que se gana de la disquería se cubre el alquiler y se acabó (chaquea los dedos), sigue existiendo y a las bandas les sirve y hacemos estas movidas en vivo de los acústicos.
AZ: ¿Y por qué pensás que es importante esa función social?
L: Para que siga existiendo este punto de venta para un montón de bandas, para que siga existiendo un lugar para los discos nacionales independientes, para que sigan existiendo los discos.
AZ: ¿Seguir teniendo el disco físico todavía es importante?
L: Hay muchas bandas que ya están eligiendo no editar en físico. Pero hace tiempo que pienso que el clic, de algún modo, también achancha. Digo, yo no me descargo mucha música porque no sé hacerlo directamente, no entiendo. Pero de repente me doy cuenta que tengo un montón de discos en la compu que nunca escuché. Y los discos que tengo, los que tengo en físico, sí los escuché todos, y los vinilos también. Entonces, entre la sobreabundancia de bandas, bandcamps y de clics, mucha gente sigue eligiendo venir y comprar el disco como una búsqueda un poco más precisa de las cosas. Por eso está bueno que siga existiendo y también porque les re sirve a las bandas vender el disco. Son cantidades pequeñas, pero se vende. A Las Taradas, por ejemplo, le sirve. A Marina y a mí, que El Poder Oculto lo tenemos sólo en esta disquería, nos re sirve.
AZ: Te pasa que por tu laburo mantenés una distancia ya con la música sólo por entretenimiento…
L: Si, recién este año empecé a escuchar música otra vez. No estaba escuchando música hace años. Sólo cosas técnicas… por trabajar tanto con audio, llegás a tu casa y no querés escuchar nada. Pero ahora estoy escuchando más y me copo.
AZ: ¿En qué otros proyecto estás trabajando?
L: Estoy con el EP de Gabi Balcarce, una cantautora que está por sacar sus cinco temitas. También terminando el de Gastón, y estoy con la banda de sonido de una serie documental de canal Encuentro, Cuerpo a Cuerpo, que gira entorno a Susana Trimarco y toda su lucha.
AZ: Si tuvieses que darle algún consejo al escucha como para que tenga una experiencia más intensa, ¿Cuál sería?
L: Es que también depende de qué lugar cada le da uno a la música. Hay gente que se pone los auriculares en el subte, tal vez no escucha bien lo que está pasa pero está aislado de lo que está sucediendo alrededor. Hay otros que recurren a la música por un sonido, para que haya algo de fondo. Es difícil dar un consejo pero, para mí, la regla número uno es escuchar el disco entero y dejar los prejuicios y las referencias de lado también. “Ah, pero esto suena parecido a…” No, primero escuchá, escuchá lo que plantea y escuchá lo que está haciendo.//∆z