En esta cuarta entrega, El Pájaro explica por qué se desmarca de lo que se entiende por productor y pondera el noble oficio del técnico de sonido atento, interesado. Beastie Boys, Fugazi, Los Álamos: muchas influencias a través de muchos años.

Por Gabriel Feldman

Antes de tocar la guitarra en Amoeba, Gonzalo “El Pájaro” Rainoldi tenía una banda con Marcela Lasbats que se llamaba Flores del Sol. Cuando fueron al estudio de grabación llevó un disco de Fugazi y uno de Into Another como referencia, y le pasó lo que a muchos jóvenes curiosos les habrá pasado a mediados de los noventa. El ingeniero de grabación, un profesor suyo de la EMBA, lo escuchó y le dijo: “Esto suena como la mierda”. Pero andá a explicarle lo que es una banda de hardcore o punk a un tipo cuadrado sin ganas. Él sabía que Fugazi grababa en el estudio de Don Zientara, con maquinitas de cintas abiertas, y que los tipos querían sonar así. Lo hacían ellos, a su manera y con buenos equipos. Porque el punk también se puede grabar bien. En vez de desilusionarse, tomó el problema en sus manos. Tenía que trabajar de eso y tratar de entender cómo querían sonar determinadas bandas.

Veinte años después rememora con humor esa revelación sentado frente a su consola analógica de diez canales, personalizada con los equipos high tech que diseña el prestigioso ingeniero Daniel Petrungaro. Una nave espacial llena de perillas, medidores, y agujitas, que armó después años de laburo, indagación e inversión, y maneja muy relajado, con movimientos ligeros, como si fuera Han Solo tras los comandos del Halcón Milenario.

Fanático de los vinilos y del punk rock, egresó de la EMBA, fue asistente durante cinco años en El Pie, formándose en un estudio grande al lado de destacados productores y artistas, y trabaja como técnico desde entonces. Ahora lo hace en Crudo, el estudio de mezcla y masterización que abrió junto a Marcela en Villa Urquiza, a principios de este año.

AZ: ¿Cómo definirías el trabajo y el rol del productor artístico?

Pájaro: En muchos casos que un productor te produzca el disco significa que le ponga un poco su firma. Te puede hacer ensayar de determinada manera, puede decirte y darte a entender que hay partes de la canción que no están buenas, o que sí, hay  otras que están buenas y hay que resaltar esas partes. Te puede hacer agregar o sacar compases a una canción, cambiarla de tono. Se mete más en lo que es la producción de la canción. Cómo componerla. Yo vengo de un estilo de música en el cual no hace falta un productor como la industria de la música ve su función. A los Ramones nadie les decía lo que tenían que hacer. Me parece que ahí el rol del técnico es muy importante porque el músico sabe lo que tiene que hacer, y es una banda de rock. Son cuatro locos tocando y yo lo que tengo que tratar de hacer agarrar el audio y sacarle la mejor foto posible a ese instante.

Para mí tiene mucho que ver con la fotografía lo que es la grabación: esa primera toma que vos sacas, el momento cuando vos apretás rec y grabás, es lo que va a definir cómo va a sonar después. De qué me sirve tener un productor que me diga cómo grabar, cuántos compases le tengo que sacar o poner a una canción, en qué nota tengo que afinar, si después por ahí lo termino grabando y mezclando adentro de una computadora. Sí, te va a ayudar a la canción, pero el audio quizás no va a ser el conveniente.

AZ: Claro, en la elección técnica hay también una preocupación artística.

P: Totalmente. Sí me parece que siempre hay que guiar y preparar a la banda para que llegue a hacer el disco que tienen en la cabeza. Por eso voy a los ensayos antes de cada grabación. Eso todos los productores lo hacen, trabajan con las bandas desde antes. Los técnicos no. Pero si me voy a meter en un disco donde va a quedar mi nombre, trato de estar involucrado. Así trabajo, eso no es que lo cobro aparte… Hay gente que dice que por hacer eso te arma un paquete y te cobra una determinada plata. O sea, yo soy como más técnico, cobro por día, tipo por jornada de laburo, pero eso lo hago porque si me llama una banda para ir a grabar a un estudio de la calidad de El Pie, Ion o Romaphonic, todos los estudios grandes de ahora, la banda tiene que estar mínimamente preparada. Y si es una banda que no tiene productor, yo me hago cargo un poco de eso. En lo que más hago hincapié es que traten de tocar lo mejor posible (por eso te voy a los ensayos) y prepararlos para que la banda esté conforme a la hora de ir a tocar.

AZ: ¿Cuándo empezaste en esa tarea de productor?  

P: Yo en los noventa tocaba con Marce [Lasbats] en una banda que se llamaba Flores del Sol. Vamos a grabar. Grabamos una vez, horribles. Grabamos otra vez, un poquito mejor que horrible. Y la tercera vez que vamos a grabar, vamos a la EMBA, donde yo estudiada, y me grabó un profesor. No quedé conforme porque el profesor tenía otra visión del audio. No estaba mal cómo sonaba, pero no era la onda que yo quería. De hecho me acuerdo una de las veces que fuimos al estudio llevé 13 Songs de Fugazi y uno de Into Another. Bueno, nosotros vamos por este lado, le dije. Lo escuchó y me respondió: esto suena como la mierda. Yo con la guitarra colgada digo no, no, no puede ser que hoy en día una banda de hardcore o de punk quiera grabar acá en Argentina y todavía nos tengamos que topar con este tipo de engendros, viste. En ese momento fue cuando me hizo el clic y dije yo tengo que dedicarme a esto. También para tratar de entender cómo quieren sonar determinadas bandas. Porque no todas las bandas por ahí quieren sonar como a mí me gusta sonar, que esta buenísimo, así tenemos trabajo todos, ¿no?

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AZ:¿Y cómo fue tu formación?

P: Tengo un tío, que es el hermano de mi mamá, tiene veinte años más que yo. Me acuerdo de chiquito que él se armaba los Winco, entonces en la casa de mi abuela estaba el tocadiscos que había armado mi tío. En su pieza, estaba el tocadiscos. En mi casa estaba otro tocadiscos. Y mi abuelo y mi tío tenían un tallercito con bocha de cosas de electrónica, aprendí a soldar ahí re de pendejo. En los primeros asaltos que hacíamos en Maschwitz armaba sistemitas de luces, con llavecitas y zapatillas y armaba los parlantes para llevar a las fiestas. En la secundaria hice electromecánica, ahí a los catorce ya empiezo a tocar, tengo mi primera banda de punk rock que se llamaba Lobotomía. Con Lobotomía no llegamos a grabar nada, pero después, cuando armé Flores del Sol había un estudio en Maschwitz y empezamos a ir, y empecé a ver y ya me copaba. Empiezo a estudiar en la UBA Diseño de Imagen y Sonido, y al toque me di cuenta que me gustaba el sonido, pero no la imagen. Hice el primer cuatrimestre y dejé, me anoté en la UTN en la Licenciatura en Organización Industrial, que es como el ayudante del ingeniero industrial, y ahí hice tres años y medio de una carrera de cuatro, y un día aparece Marcela en un ensayo y me dice mira esta carrera: Tecson, Técnico de Sonido, ¡vos tenés que estudiar esto! Fui a averiguar, no me acuerdo que pasó, y me terminé anotando en la EMBA.

AZ: ¿Quiénes dirías que son tus referentes? Como nombraste a Fugazi pienso en Don Zientara, un tipo con un perfil más técnico que queda más en segundo plano, comparado con Ian y la banda.

P: Sí, porque él es más técnico, figura como técnico de grabación, igual que Albini. Son los discos que más escuché. Los de Fugazi en los noventa, no paraba de escuchar esa banda, y me atraía mucho el sonido y también saber que eran chabones que siempre iban con el Do It Yourself, Do It Yourself. Y a mí eso me re intrigaba y decía mirá, suena re copado. Me daba cuenta que también sonaba así porque ellos querían sonar de esa forma. Bueno, tienen herramientas que por vivir en Estados Unidos es más fácil tener acceder a un estudio de esa calidad y siendo más joven, entendés. Yo, ahora tengo cuarenta años, para tener un estudio analógico de diez canales me llevó veinte años de laburo. Allá, no sé, ellos ya en los principios de los noventa grababan con maquinitas de cinta abierta…

Y acá en ese momento el pensamiento era otro. Hey, sí, el punk rock, así nomás. Y  no. O sea, el punk rock se graba bien también. Recién con Fugazi me hizo clic la cabeza y dije ah, pero puedo investigar. Después conocí a Albini, y también me gustaba mucho Rick Rubin por los Beastie Boys.

En El Pie yo asistí bastante a Eduardo Bergallo – mis profes ahí fueron: Bergallo, Marianito López, Adrián Taverna, Mario Breuer – y me acuerdo que una vez trabajando en la mezcla de un disco de Leticia Bredice, Edu en un momento agarra el ambiente de la batería y lo pasa por un 1176, un compresor clásico (en El Pie hay dos originales), y me dice: pachame esto.  Lo pongo en la bata y él le da al mango, destruye el audio. Lo que yo llamo destruir, ¿no? Escuché eso y dije: ¡man, la batería de los Beastie Boys!, ya sé cómo la hacen. La siguiente vez que grabé metí unos ambientes y los pase por ahí. Levantaba eso y empecé a escuchar que las baterías tomaban otro cuerpo, otro color.

Con Mariano López me gusta mucho como mezclaba, la manera de comprimir. Mariano me enseñó a trabajar la mezcla, la compresión, la ecualización. Cuando mezclo un disco, hago y voy escuchando mezcla contra mezcla. Entonces, cuando termino de mezclar el disco, ya suena como masterizado. No masterizado de apretado, retorcido, como se le dice hoy. Masterizado de ecualización.

Con esos maestros también aprendí a desenvolverme con los músicos. Trabajé con Charly García, asistente de Charly. Charly, el ingeniero y yo, horas y horas. Entonces, esas cosas se aprenden en un estudio grande y está buenísimo tenerlas en cuenta a la hora de encarar un disco con una banda.

AZ: ¿Y cuál sería el disco que te disparó la atención a nivel audio?

P: Los Beastie Boys. Me acuerdo cuando sale Ill Comunication con “Sabotage”. ¡El sonido de la bata! ¿Y sabes qué otro disco? Evil Empire de Rage, lo compré en Jack Flag, ahí en Belgrano. Me acuerdo que escuché la batería y me re copó el ambiente. Porque con los Ramones, los Dead Kennedys, las bandas que yo soy fan desde chico, por ahí no me daba muy cuenta del audio. Más de grande empecé a ver cómo suena. De chico era la emoción.

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AZ: ¿Cuál dirías que es tu búsqueda cómo productor/técnico?

P: Lo que trato de hacer es como que suene sucio, más viejo. Sería como un low-fi dentro del high-fi, porque en verdad grabo con buena tecnología. De hecho esto que me formé en uno de los estudios grandes de acá, y trabajé desde Charly García, Cerati, Rubén Rada, Soledad, un montón de cosas, una vez que sabés moverte en ese campo de juego, digamos, bueno, después puedo romper. Yo trato de ensuciar mucho la señal. Más allá de que grabo con una calidad re buena, a esa calidad le meto distorsión. Es un poco sucio mi audio. No es un audio re fácil al oído. A veces me dicen que es opaco. Sí, es opaco, no me gusta que sea todo brilloso. Como me gusta más el sonido de la cinta, busco que suene más a lo que yo escucho que es el vinilo. Si yo estoy acá mezclando y lo laburo para que quede medio CD, plástico, me va a sonar raro, porque al fin y al cabo, yo siempre escucho vinilo. Entonces, cuando estoy mezclando acá, instintivamente lo tiro para ese lado.

AZ: ¿Cuál es tu filtro para elegir proyectos?

P: Vivimos en Argentina y a veces no es tan fácil laburar de esto. Imaginate que mismo ya alquilar el lugar para armar la movida es un gasto grande. Pero no tengo mucho filtro, la verdad. Por suerte con los discos que fui haciendo y fueron saliendo es como que ya me buscan bandas que saben cómo laburo.

AZ: Generalmente grabás a las bandas tocando juntos, en vivo.

P: Porque me parece que si las bandas están bien ensayadas y suenan bien, está buenísimo registrar un momento, y el momento de estar tocando todos juntos es único. Muchas veces, cuando grabo en estudios más chicos, por ahí grabo batería-bajo-guitarra, pero bajo y guitarras grabadas por línea. Entonces el baterista escucha de plug-in la distorsión de la guitarra, como para hacerse la idea de que está realizando su labor bien, y después re-amplifico. Agarro la señal de línea, la saco, la paso por el equipo, le pongo los micrófonos, pero tardo el doble. Paso un día grabando las baterías y las líneas. Después un día para hacer el bajo, y uno o dos más para las guitarras. Si voy a un estudio grande pueden hacerlo en vivo, donde además tiene otra magia y encima en un día haces un disco. Esa es una manera mía de bajar presupuesto y hacer un disco de calidad y estudio clase A en poco tiempo.

pajaro

AZ: ¿Afecta la tarea de pensar un álbum el hecho de que tal vez su versión online a través de una computadora sea la que más se escuche?

P: Sí, un poco afecta. La cosa es esta. Yo, cuando termino de mezclar un disco acá en Crudo ya sé cómo suena, llevo quince años con estos mismos monitores. Me parece que ese es el yeite de un técnico en mezcla o un productor o un ingeniero de mezcla, como quieran llamarlo. Yo no soy ni ingeniero, ni productor (risa). Después agarro la Mac Book y lo escucho desde ahí con los parlantitos. Hoy en día, con muchos de los ingenieros de los cuales yo leo notas, grosos digamos, de nivel mundial, lo re hacen eso: escuchar desde el formato que va a escuchar todo el mundo. Si la mezcla ya suena bien en la computadora, cuando lo masterizás gana cien por ciento.

Igual, mi ideal siempre fue que el disco salga en vinilo. De hecho este año ya salieron tres vinilos de mezclas que hice. Pero también tengo que ser consciente que se va a escuchar en esa poronga. Antes me pasaba que laburaba muy pesado, muy grave, y yo lo escuchaba acá con los NS-10 que son re brillosos y claro, para mi estaba perfecto. Pero después, en otros equipos convencionales, no se entendía nada. Tuve que aprender a trabajar un poco pensando en cómo escucha la gente. Pero manteniendo un balance. Tampoco es que voy a trabajar todo en la computadora, todo flaco y comprimido, no. Trato de trabajar para que lo escuchen mejor, y que digan, bueno, qué pasó acá.

Por eso trato de estar al día, leyendo notas de chabones que considero referentes. De blogs que sé que me gustan. Tchad Blake, soy fan de Tchad Blake, es otro de mis referentes, y por ahí él hoy en día mezcla adentro de la computadora. Pero por qué mezcla así, porque es un chabón que ya pasó por todas. Tiene sesenta años, fíjate el currículum, dio toda la vuelta. ¿Y le voy a decir que suena mal?, no. Otra cosa es que venga Jacinto a decirme cómo no haces un disco en la computadora. Bueno, hacelo en tu computadora, fijate cómo se escucha.

AZ: Vos decías que el masterizado hoy se lo entiende como todo apretujado, ¿qué función debería cumplir?

P: En el mastering lo que tendría que hacer es levantar un poco el volumen. Hoy en día todos quieren que sea un montón esa levantada de volumen porque sino después te lo pasan en la radio y no sé, compiten en ver quien tiene más volumen… O sea, es un plástico como suena, pero fuerte. Yo prefiero que suene con cuerpo, definido, que se entienda el bombo, que se entienda todo, que tenga huevo la señal, y de ultima subí el volumen del equipo en tu casa. Por suerte encontré a Carl Saff, un masterizador que me gusta mucho como labura, trabajó con los discos de Guided By Voices, me encanta como suena, entonces le da unos decibeles de más y limpia. Como yo laburo bastante analógico hay mucha mugre. Entonces él limpia un poco, aclara, se termina de hacer todo lo que quise hacer en la mezcla, pero si el chabón tiene que filtrar una frecuencia que está resonando y sabe que va a molestar en el auto, se la va a tener que filtrar a todos los temas, porque al menos lo que intento hacer es que esté todo parejo. Hoy en día muchos no saben cómo definir el mastering porque el mastering termina arreglando cosas. Y no, el mastering no lo arregla. Si la mezcla está rara, la mezcla está rara. Ahora, qué es estar raro, qué está bien y que está mal, no sé, ni Nietzsche lo sabe. Yo tampoco.

AZ: ¿Tenés algún disco tipo libro de cocina, que vas a buscar para sacarle algún ingrediente?

P: No, de hecho algunas veces las bandas te traen CD de referencia. La verdad es que yo necesito escuchar la banda, meterme con la banda, y no sé, referencia es toda la música que escucho. Desde Fela Kuti hasta Quincy Johnson o Los Ramones. También me pasa que como tengo muchos discos en vinilo – tampoco son muchos, serán quinientos –, estoy todo el tiempo variando. Mi discoteca es como te decía recién, desde Iron Maiden, Mississippi John Hurt, Los Beastie Boys, Slayer, no sé, de todo, Mercedes Sosa, cumbia. Sí, mi fuerte está en el punk y el hardcore, pero tengo una gran discoteca de parte acústica, de folk, de blues, y una gran parte de lo que es Jamaica y África. Por cuestión del audio también. No puedo creer cómo en Jamaica los audios que saca Lee Perry con el estudio que tenía, que era una basura. Eso es producción, y el chabón es más técnico. Ya ya nigger, toca, toca bien, fumando porro y dándole a las perillas. Y para mí es la imagen del productor, viste. Lee Perry, Coxsone Dodd, el ingeniero de Studio One, trabajaban con desechos de las máquinas de Inglaterra y ponés un vinilo de esa época de Jamaica, y los graves te asesinan. Y pones un vinilo de Argentina y no tenía graves. Más allá de la calidad del vinilo en sí, no había graves, entendés. Había miedo al peso.

AZ: ¿Un disco o canción que te llena de orgullo haber participado?

P: El disco de Amoeba, más allá que es el disco de mi banda, al año o a los dos años que salió me llegó una crítica de de un blog increíble brasilero, como si te dijese acá Vorterix, una página así, diciendo que es una banda que si no fuese porque canta en castellano el chabón, te pensás que está grabado en Washington en el ’78, con los Dead Kennedys. Y los brasileros saben mucho de música. Quedé contento, me salió como quería, mi tarea en cuanto a la producción del disco estuvo bien. También este disco de Los Álamos, Luces Blancas, me encanta, pero el anterior que lo hicimos todo en Quark, en el estudio mío chiquito, estaba buenísimo. Y para Luces…, justo me había comprado un par de microfonitos nuevos, como los que usaron los White Stripes en Elephant, y estoy muy contento con el sonido de la batería de ese disco. Como audio de batería, si te tengo que mostrar un disco, te muestro ese.

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AZ: Aprovechando que estás todo el tiempo en contacto con bandas, laburando o saliendo a tocar con Tirapiedras, ¿qué podrías recomendar?

P: Persona me parece que está buenísima, y ahora van a sacar lo que sería su primer disco. Staya Staya que el disco está buenísimo, lo grabé y lo mezclé todo en cinta. Misiones, que es una banda de rock que se nota que a los pibes les gusta el hardcore, por momentos hay tintes de Black Flag o Hüsker Du, pero no es una banda cruda, no es Tirapiedras.//z