Néstor Frenkel indaga sobre la importancia de la validación y del aplauso en un documental burlón sobre las premiaciones más bizarras de Argentina.

Por Sofía Speca

¿Qué se pone en juego en las entregas de premios? La mirada y el reconocimiento del otro como elementos esenciales para construir y mimar el ego propio. Entre estatuillas de arcilla y madera, acumuladas en estanterías como medallas de honor y pruebas irrefutables de prestigio, el realizador de Los ganadores descubre un circuito alternativo de premiaciones que despierta  la curiosidad y las carcajadas de los espectadores. Este documental, producido por Sofía Mora, fue distinguido el año pasado en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata  dentro de la Competencia Argentina.

En la primera parte, locutores, conductores de televisión, periodistas y demás trabajadores amateurs de los medios viajan por todo el país para asistir a estas premiaciones, que prometen brindarles la oportunidad de celebrar su trabajo y esfuerzo. A través de una voz en off (Federico Figueroa) se introducen  a algunos personajes pintorescos de ese ambiente, quienes reciben y entregan premios en un círculo de auto-referencialidad infinito. Los entrevistados esperan ansiosos el momento de enumerar las distinciones obtenidas y lo hacen con una sonrisa desplegada y orgullosa. En la segunda parte se invita al espectador a participar de varias ceremonias, enfocándose en una en particular. La cámara sigue al organizador de los premios “Estampas de Buenos Aires” que recorre el salón con nerviosismo mientras resuelve los inconvenientes que surgen, habla con los invitados y se asegura de que todos estén satisfechos. “¿Vos no ganaste nada todavía?” le pregunta a uno de los nominados y confirma que todos deben irse de allí con un galardón, con una palmadita en la espalda.

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Desde una mirada burlona, y por momentos cruel, el director de Amateur (2011) y de El gran simulador (2013) revela los detalles de este universo extravagante, sin participar directamente. Los planos se cierran para mostrar vasos de plástico, botellas de gaseosas, rostros muy maquillados y lo lejos que están estos eventos de tener la sofisticación de las ceremonias más prestigiosas. Sin embargo, ojos llorosos y agradecimientos dados por voces cargadas de emoción demuestran que nada de lo que sucede allí es tomado en broma por sus protagonistas. Cuando los planos se abren, el sonido -a cargo de Fernando Vega y Hernán Gerard- cumple el papel de espía para exponer las internas, la intimidad  y la red de contactos que se gesta en aquellas ocasiones. El chirrido de una silla arrastrada por todo el salón para ser acomodada, un comentario criticando el espectáculo de baile brindado para la ocasión y el aviso de que el catering se terminó antes de lo debido, dejan ver el lado rústico de una fiesta que pretende acercarse al nivel de los Martín Fierro.

Con un montaje que transmite una visión cómica de las premiaciones y los personajes que asisten a ellas, el documental cautiva la atención de los espectadores de principio a fin. Abre una a una las puertas de esta comunidad desconocida, para quienes no están dentro de ella, donde convergen la vanidad y la necesidad de pertenecer. Provoca risas y complicidad a costa de sus protagonistas.//∆z

Los ganadores puede verse los sábados a las 22 horas en el Malba (hasta el 1° de julio)