Los legendarios Wire lanzan su décimotercer álbum, Change Becomes us, y continúan flameando la bandera rosa a más de treinta años de su formación.

Por Damián Jarpa

“La exposición al arte te prepara para lo espontáneo, todo aquello que es incierto”, dijo alguna vez Brian Eno a un semanario musical inglés. Teniendo en cuenta la  formación artística de sus integrantes, es fácil entender la premisa musical de Wire: nacidos en Londres, en pleno fervor punk del ’77 y con una impronta muy peculiar a diferencia del resto, más que nada desde lo estilístico. No usaban cadenas para espantar a los conservadores de turno ni pasaban la tarde completa compitiendo para ver quien tenía la mejor cresta. Tampoco estaban listos para la confrontación discursiva como The Clash. Lo suyo se enfocaba en un sonido minimalista, con pocos cambios de ritmo, compacto, pero elegante a la vez. Sus temas -especialmente en la primera época- apenas si superaban el minuto y medio de duración.

Esta combinación ambivalente de elementos dio como nacimiento al post-punk. A fines de los setenta en Gran Bretaña comenzaron a surgir grupos como Gang Of Four y The Delta 5, que fueron precursores a la hora de mezclar la militancia política de izquierda y la música radical.

Más allá de todo esto, en su flamante álbum Change Becomes us, los Wire se encargaron de regrabar y dar forma a temas inéditos correspondientes a los años ’79 y ’80, tal vez su momento de mayor esplendor. En un giro que puede sorprender a sus seguidores, ya que la banda siempre estuvo a favor de presentar novedoso material.

El ADN de los temas es reminiscente de la primera época, con segmentos feroces pero al mismo tiempo comprimido y preciso, que tranquilamente podría haber sido parte de “154” o el súper clásico “Pink Flag”. Colin Newman, guitarrista y cantante, ahonda líricamente como siempre en el misticismo y la claustrofobia como en “Doubles y Trebles”, al igual que en su singular punto de vista de la vida actual post-moderna. También hay espacio para mensajes respecto al nuevo despertar político en Europa dentro un contexto recesivo, como en “Adore your Island”. Tal vez su momento más logrado sea “Sealth of a Stark”, que sigue a rajatabla su impronta sonora, filosa pero pegadiza.

El paso del tiempo hizo que los Wire se transformaran rápidamente en una banda de referencia. Bandas tan disímiles como Big Black y Fischerspooner han hecho versiones de sus canciones, y también jugaron un rol fundamental para el “revival” del post-punk emergido a mitad de la década del 2000 con The Futureheads y Bloc Party, quienes le deben mucho de su sonido a los londinenses.

Afortunadamente reactivados completamente desde 2003, siguen vigentes y editan material para su  propio sello discográfico, Pink Flag Records. Y aún en 2013 junto a sobrevivientes de la talla de  Public Image Ltd. y Gang Of Four, emblemas del post-punk, continúan imbatibles al paso del tiempo como a fin de los años setenta, para que la llama creativa no llegue a su fin.//z

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