Hablamos con cuatro artistas locales que se presentarán por primera vez en el escenario del festival.

En pocos días tendrá lugar, como viene sucediendo desde que en 2014 abrió su sucursal en nuestro país, la quinta edición del festival concebido en California a principios de los ’90.

Como todos los años, en la grilla hay bandas y solistas que debutan en su escenario: conversamos con ellos/as sobre sus expectativas y planes para el antes y el después del show.


Agrupación Capitán: “No nos consideramos para nada una banda de género”

Por Juan Martín Nacinovich

Foto: Manuel Aguer

En 1940, la cantante, compositora y poeta Leda Valladares se encontraba en Cafayate, sur de la provincia de Salta, cuando oyó involuntariamente un canto primitivo, misterioso.  Fascinada ante el descubrimiento, “se prometió recuperar semejante regalo de la tierra” (sic) y emprendió un largo viaje con su modesto grabador Geloso atravesando medio continente sudamericano. Se trataba de las bagualas, una arteria desprendida del folclore con epicentro en el noroeste argentino. Federico Abuaf y Julián Vey siguieron el legado de la artista tucumana y viajaron en esa dirección para recopilar y documentar esos cantos autóctonos, con el propósito final de plasmar todo en un documental que registra la vida y obra de Valladares. En el trajín, entre zapadas de largo aliento en una casa compartida ubicada en el barrio de Villa Crespo, se gestó la Agrupación Capitán. “El viaje es un proyecto que atraviesa sin dudas a la Agrupación y su sonido, pero es más una influencia personal que vuelco en la banda, tanto en las letras como en la manera de cantar”, comenta Federico Abuaf, alma mater del grupo, en diálogo con ArteZeta.

Asimismo, el vocalista y percusionista resalta que “no nos consideramos para nada una banda de género”, y agrega: “Estamos nutridos de muchas influencias. Puede ser que se perciba cierta cosa más andina, junto a lo afro; le damos mucha bola a la música de raíz”. La propuesta del sexteto es variopinta. En su primer registro los rodea la épica gauchesca, con retazos de candombe, afrobeat, psicodelia, electrónica y pasajes muy grooveros, con percusión y congas en primer plano. Como si Fela Kuti, David Byrne y Domingo Cura coincidieran en un asado por Tafí del Valle. La música se transforma en baile, y el baile, a través del matiz folclórico, confluye en huella e identidad. De todas formas, todo este enjambre es el resultado plasmado en el álbum debut, siempre fresco y estimulante. Actualmente, con la formación ya consolidada y sin tantos callejones inexplorados, la banda trabaja en nuevas canciones, con la idea de volver al estudio en algún momento del corriente.

Lejos de ser premeditado, en la Agrupación hay ciertos valores que emergen rápidamente a la superficie: el amor y la amistad fraternal. “Son los ejes y pilares del grupo”, destaca Abuaf. “Partimos desde la amistad y lo trasladamos al toque y, finalmente, al sonido. Sucedió así, devenires que no controlamos y a los cuales nos entregamos. Nos parecen valores que emanan un poco de nuestra música, y que cualquiera que nos vea en vivo puede llegar a percibir, aunque queda a libertad del público y del oyente”.

Tras una seguidilla de shows durante 2018, culminando con una presentación del disco a sala llena en La Tangente, la Agrupación está aceitada y preparada para tocar en un marco mayor como es el Lollapalooza: “Lo tomamos como una oportunidad muy importante y valiosa para la banda, teniendo tan poco tiempo de vida en vivo (alrededor de un año y medio), pero también siendo un horario casi de apertura no queremos sobredimensionarlo. Sabemos que es el festival más grande de Argentina y vamos a hacer lo que hacemos siempre: tocar y no ser grandilocuentes”.


Candelaria Zamar: “Hay que darle espacio a los procesos”

Foto: Isabel Fiolet

Por Lucas González

“Este año sale el disco en el que vengo trabajando. Todavía está en proceso, pero cerca de ser terminado. Son ocho canciones compuestas en momentos distintos, que entre todas tienen algo en común. En algún sentido, podría decir que es una continuación del álbum anterior, Un vaso de agua”, anticipa la cordobesa Candelaria Zamar, una de las debutantes en la grilla del Lollapalooza Argentina 2019. Al respecto, aclara: “Estoy muy contenta, preparando el show junto a mi banda. También ansiosa, porque es la primera vez que toco en un festival tan grande”.

Volviendo a los tracks que saldrán, Zamar confiesa que decantaron naturalmente y que la búsqueda en general pasó por reflexionar sobre distintos tópicos. “Esta vez le presté un poquito más de atención a las letras y profundicé en cuestiones que había planteado anteriormente”, asume. Por un lado, lo electrónico y un sonido más abstracto están presentes de manera tangible y sofisticada. Pero también lo está una corriente más vinculada al pop.

Entre su LP debut y el que seguramente publique este año pasaron cinco temporadas y unos cuantos lanzamientos: el single “Enciende” y el video “Ave Lira”, en 2016; y el adelanto “Visión”, en 2018. Toda una peculiaridad para la actual sociedad de consumo. “Es cierto que es una época vertiginosa en cuanto al movimiento de información. Como a la mayoría de las personas, esto me afecta bastante”, concede y agrega que cada trabajo requiere el tiempo necesario. Y que, consciente o inconscientemente, ella trata de respetarlo.

A veces -relata- lo que importa también es el camino, el cómo se llega al resultado final. “Necesité darle espacio a ciertos procesos antes de sentir la urgencia de grabar otro disco. Por ejemplo, además de mudarme de ciudad y cambiar de hábitat (lo cual requiere bastante energía), también armé una banda y se me presentaron muchos desafíos y aprendizajes”, confiesa Zamar, que nació, se crió y formó musicalmente en Córdoba, pero hace cuatro años se instaló en Buenos Aires. “El hecho de manejarme casi por completo de forma autogestionada también insume energía. Ojalá en algún momento logre ir un poco más rápido, aunque supongo que lo más piola es buscar un equilibrio entre lo que pide el entorno y los propios procesos”.

Por lo pronto, revela que la producción de la placa corre por cuenta de Ro Stambuk y Matías Cella, con quienes armó el rompecabezas sonoro: “Hay algunos temas en los que tenía una idea más clara de por dónde ir, y otros en los que me costaba visualizar la música terminada. Ellos propusieron cosas, me plantearon preguntas y, sobre todo, me ayudaron a bajar a tierra muchas cosas que no estaban tan definidas”.


Telescopios: “Si la música nos gusta y nos moviliza, nos quedamos con esa conexión”

Por Juan Martín Nacinovich

Foto: Joaquín Ferrón

“Hoy estamos más conectados con un costado humano, más frágil y real, con una conciencia muy grande de querer hacer música para todo el mundo”, confiesa Rodrigo Molina, la mitad del cerebro bicéfalo detrás de Telescopios, una banda cordobesa en ascenso que el año pasado lanzó su tercer largo, Doble de Riesgo, y ahora prepara su primera presentación en el Lollapalooza. En el flamante registro la palestra de sonidos nuevamente se esparce por otras aguas. Si en Verbo (2014) lo acústico acaparaba gran parte de la placa y en El Templo Sudoku (2015) se aferraban a una neo psicodelia símil Tame Impala meets Unknown Mortal Orchestra, en Doble de Riesgo dejan las guitarras en una posición contemplativa, quizás incluso secundaria, abrazando de lleno el synth pop junto a otros géneros como la electrónica, el dembow y, en menor medida, el reggaetón. Los cordobeses se sienten cómodos mutando: “La forma de crear siempre fue cambiando en Telescopios. Si la música nos gusta y nos moviliza, nos quedamos con esa conexión”.

El título del álbum per se hace hincapié directo en la figura del doble de riesgo, pero no en la de mayor exposición del cine hollywoodense de acción, sino en otra mucho más tangible. Bernardo Ferrón así lo explica: “A medida que fuimos escribiendo las letras y dándole forma al concepto del disco, nos dimos cuenta de que queríamos hablar de cosas cotidianas desde un lugar tácito. Contar y hasta confesar cosas que todxs tenemos adentro como personajes del día a día. La idea es que cada uno, la mayor parte del tiempo, es doble de riesgo de sí mismo”.

Las expectativas sobre el debut en el Lollapalooza son altas, a pesar de que ya han tocado en un marco parecido como es el Music Wins Festival: “Nos motivan mucho este tipo de cosas, y aunque un poco lo sentimos como un logro, siempre pero siempre es con tranquilidad y con la cabeza enfocada en la música y en nuestro mensaje. Cada show es un momento único porque el nivel de comunicación con el público sucede muy intensamente durante ese rato determinado; gozar de esa experiencia es algo que va siempre más allá de los lugares”, argumenta la dupla de compositores.

Entre tanto, la maquinaria audiovisual de Telescopios se agranda a cada paso en una enredadera donde conviven a gusto ficción y realidad. Molina se encarga de explicar el valor agregado de este mundo onírico: “Joaquín Ferrón es uno de los responsables de este mundo misterioso que nos representa hoy desde lo visual, y que todavía seguimos desarrollando. Es más que nuestro director artístico, porque también es un intérprete visual de lo que estamos queriendo decir con la música. Nos encanta ver cómo siempre está queriendo torcer la realidad con los personajes, situaciones y atmósferas que propone”.


1915: “Hay derechos que no estamos dispuestos a resignar”

Por Lucas González

Foto gentileza de prensa

Los integrantes de 1915 se enteraron vía WhatsApp que formarían parte del próximo Lollapalooza. El mensaje le llegó al cantante y guitarrista Cruz Hunkeler, recuerda el bajista Alejo Freixas en diálogo con ArteZeta. Y rememora: “Tuvimos conversaciones, siempre muy cortas, como consultando si teníamos la fecha libre, ya que estaba la posibilidad. Es una gran oportunidad, por eso la recibimos con euforia y la festejamos. Sabemos lo que significa y la exposición que nos dará. Siempre es lindo poder llegar a nuevos oídos con nuestra música”.

La presentación en el festival funciona como una coronación del esfuerzo que vienen realizando desde hace meses. Para Alejo, 2018 fue el año más importante de los cinco que llevan como banda, que incluyó shows en el Konex, con Usted Señalemelo; en Niceto, junto a los británicos de Nothing But Thieves; y su primer Tangente en solitario. De manera consciente, doblaron esfuerzos y buscaron superar la vara establecida. Y lo lograron en parte gracias a la publicación de Bandera, segunda placa del cuarteto.

“La producción fue exactamente como la planeamos. Nos rompimos el lomo para que saliera bien y para que sea escuchado por mucha gente”, cuenta el bajista sobre un trabajo maduro pero no por eso menos experimental: si antes la premisa pasaba por hacer piezas de ocho minutos, con largas partes instrumentales, ahora la idea fue sintetizar el proceso, formar estructuras más amenas y simples, cercanas al pop, con estribillo, puente y resolución.

No obstante, también se trata de una obra comprometida, interpelada por los asesinatos de Santiago Maldonado y de Rafael Nahuel. “Hay cosas que no queremos a volver a vivir, derechos que no estamos dispuestos a resignar, porque venimos de una generación que se crió con el ‘Nunca más’ ”, dice Freixas y reconoce que en diciembre de 2017 tanto a él como a sus compañeros les cayó la ficha. Entendieron que el artista no puede desentenderse de la sociedad en la que se desenvuelve. Que tiene una responsabilidad.

En ese contexto, cobran sentido y ganan entidad canciones como “El enemigo”, donde samplean el reclamo de una madre que pide por su hijo desaparecido en la última dictadura cívico militar; o “Policía”, la encargada de abrir Bandera (“Cambiaste el dial y la tevé, y las noticias son parecidas/ El titular es casi igual, es que lo escribe la policía”). Sobre esta última, Alejo asegura que si bien esperaba algo similar, no dejó de sorprenderle el crecimiento de Cruz, principal compositor del grupo. “Es mucho más contestaria que el resto, pero ya le agarré el gusto. Me da adrenalina salir con algo así después de Dual, que fue un disco más poético”. //∆z