Recorrimos la edición 46° del evento del libro por excelencia que volvió a la presencialidad después de dos años. Compartimos las novedades, curiosidades, artistas, celebridades y personajes del mundo literario que más nos interesaron .
Por Nahuel Vazquez y Agustina del Vigo
Liliana Heker: la literatura, el oficio de escritor y los talleres de escritura
La escritora argentina, quien desde 1978 dicta talleres literarios y es considerada una maestra de escritores, conversó en el stand de Revista Ñ junto a la periodista Verónica Abdala. Charlaron sobre sus inicios en la literatura, el oficio del escritor y su trabajo en los talleres literarios, un boom argentino que surgió durante los años de la Dictadura Militar como espacios para hablar de aquello que afuera no se podía.
Heker, quien a los 16 años envió un poema y una carta a la dirección de la revista literaria El grillo de Papel con la intención de escribir allí, cuenta que ese fue su inicio en la literatura. Abelardo Castillo, por aquel entonces un muchacho de 24 años, era el director de la revista. La citó el 21 de enero de 1960 en la confitería Las Violetas y le dijo que al leer su carta veía en ella condiciones para escribir, marcando de esta manera su inicio en la escritura.
Durante la conversación en la feria, Heker puntualizó en el oficio del escritor y la importancia de trabajar los textos, resaltó que la corrección es la verdadera creación, el momento en que el escritor trabaja con su material y busca aquello que quiere contar. Apuntó contra la velocidad y la espontaneidad como valores para escribir y resaltó la importancia de que el escritor aprenda su oficio, trabajo que intenta transmitir a sus alumnos en los talleres de escritura que dicta desde hace cuarenta años. Nahuel Vazquez.
“El Boom Mariana”
Llegar con el tiempo justo a la Sala Victoria Ocampo fue un error. ¿Desde cuándo la literatura convoca tanto? Una fila que invade el pasillo del pabellón, que agolpa seguidores con libros, que comienza a caldear el ambiente, sobre todo porque parece que todos quedarán finalmente afuera del recinto. Los fotógrafos y enviados de prensa pasan sin problema a una sala con capacidad llena según los protocolos, donde queda el suelo para sentarse, y donde la escritora y periodista Mariana Enríquez conversa en la apertura del Diálogo de Escritores y Escritoras de Argentina, un ciclo de charlas con escritores sobre temas que vienen marcando tendencia, al que se le sumó otro ciclo con escritores de toda Latinoamérica. Ya participaron Gabriela Cabezón Cámara, Leo Oyola, Dolores Reyes, entre otros, y debatieron en mesas sobre la marginalidad, el amor feliz o la militancia.
Comienza la charla y Mariana Enríquez, entrevistada por la escritora y crítica literaria Elsa Drucaroff, muestra un manejo escénico impecable, deudor de un profesionalismo y una fama ya asentados. Se la ve cómoda como si estuviera conversando en el living de su casa. Hace chistes que saben entretener al público. Mantiene la frescura de sus primeras entrevistas a los 21 años pero ahora es ella quien lleva la batuta, la reina del show. Desde Bajar es lo peor, la novela que escribió a los 20, a ganar el Premio Herralde en 2019, Mariana Enríquez arrastra olas de nuevos lectores, muchos jóvenes amantes de su género, pero bastante variado.
“Mariana tiene un radar artístico para captar los traumas, las fobias, los conflictos de una época, el inconsciente colectivo de una época” dice Drucaroff para presentar a la única que no necesita presentación en la sala. Enríquez escucha mirando al suelo, espera su turno con respeto hacia la colega. ¿Qué estará pensando?. Cuando ella agarra el micrófono, el auditorio suelta un suspiro. Drucaroff cuenta que logró ser leída hasta por Patti Smith, a quien Enríquez admira. Ella, entonces, dice que ya puede morir. Como quien dice “plantar un árbol, tener un hijo….”, Mariana responde “no, morirme no, plantar un árbol y tener un hijo, no que embole”. Las risas estallan. La dama del terror acaba de inaugurar la función. Agustina del Vigo.
Los fantasmas y la creación literaria
Los escritores Selva Almada, Álvaro Bisama y Rafael Dumett estuvieron en la sala Alfonsina Storni conversando acerca de lo fantasmático en la escritura. La conversación fue en el marco del ciclo de charlas del Diálogo de Escritores y Escritoras de Latinoamérica.
Moderada por Diego Manso, la charla se tejió alrededor de la figura del fantasma como motor en la creación literaria. Los autores expusieron sus ideas y opiniones sobre el modo en que lo paranormal está presente en sus trabajos.
Selva Almada recordó los relatos que de niña escuchaba; historias que estaban cargadas de ánimas y de gente que a la noche se transformaba en otras cosas, como el lobizón. Confesó que convivió con eso toda la primera parte de su vida y que es, en palabras de ella, lo que le sirve para escribir.
Para el chileno Álvaro Bisama, el fantasma es presente, y uno trabaja con esos silencios y ausencias que genera. Entre eso, como dice Bisama: “Uno persigue una imagen para dar una voz”. La misma línea que planteó Rafael Dumett, al decir: “La escritura se trata de darle voces a los fantasmas”. Nahuel Vazquez.
Una dama en colores
Camila Sosa Villada, como un demonio cromático y ubicuo, participó en varias charlas en la feria. En todas dejó algo propio. Lágrimas propias cuando leyó en el stand de Infobae partes de su último libro. Bromas propias cuando se subió al stand de Revista Ñ en conversación con Franco Torchia frente a un público más bien gris. Ideas e inquietudes que compartió con el otro ganador del Premio Finisterre de Cataluña, otro demonio simpático y travieso que lanzaba dardos de goma eva a los oyentes (“a mí me gusta viajar solo por trabajo”), y también los hacía reír.
Después del éxito de su novela Las Malas con la que ganó el Premio Sor Juana Inés de la Cruz en 2020, reconocimiento a la mejor literatura hecha por mujeres en América Latina y el Caribe, Villada no para de explotar. Desde su infancia travesti hasta las fotos en hoteles por el mundo que publica en su cuenta de Instagram, desde las charlas en botas divinas en turquesa a las fotos en bolas que ella misma circula, Camila Sosa Villada se levanta hoy como la enviada infernal del mundo al que fue lanzada. Una sociedad que castiga el travestismo con la ferocidad de una hembra de tigre.
La autora presentó su último libro (Soy una tonta por quererte, Tusquets, marzo 2022) también en la feria, en la Sala José Hernández. Fue la misma sala en la que se presentó el legendario Mario Vargas Llosa, casi el último sobreviviente del “Boom Latinoamericano”. Allí explora la creación en formato de cuento. Agustina del Vigo.
Pegar el grito
En Soy una tonta por quererte, Villada extiende el universo de penurias en la que viven las personas trans. Por momentos de un modo más explícito y realista, relatando un episodio común de clientes que buscan sexo. Otros en escenarios fantásticos en los que una comunidad de travestis perseguidas tiene que armarse la vida en el monte luego de ser expulsadas a pena de muerte por la gente de la ciudad. Claro que el exilio, físico y simbólico, sucede en la realidad; pero Villada usa los elementos del relato fantástico (mujeres que dan a luz por el ano, zorros que montan mujeres) para poner el énfasis en monstruosidades físicas, pero, también, simbólicas. Es ahí donde realidad y ficción se unen para pegar el grito.
En estos cuentos, la autora demuestra manejar la intriga en pocas páginas, afianzar el uso de la oralidad —algo que ella misma dice que es de suma importancia para la escritura— y volver al relato largo sin perder la potencia. El más extenso (50 páginas) es el cuento que da nombre al libro. Es, quizás, el más cercano a la tradición de Las Malas tanto en el tema (la vida de dos travestis peluqueras que conocen a Billie Holiday, cantante e ícono norteamericano del jazz), como en la construcción de personajes y el tono tragicómico con el que se afrontan las desgracias de la vida. Aunque Villada no pretende ser leída “por mujer” o “por travesti”, la experiencia de lectura de ambos deja una sensación similar: una inmersión de cuerpo entero en el universo de una sobreviviente, de una dama en colores. Agustina del Vigo
ElDiarioAR, una voz alternativa
A poco del cierre de la jornada del domingo 8, ElDiarioAR se presentó en la sala Rodolfo Walsh. El panel conformado por Martín Sivak, Alexandra Kohan, Tamara Tenembaum, Emilia Delfino y Martín Rodríguez, llevó adelante esta charla titulada: “¿Qué hay detrás del DiarioAR?, un medio que rompe con el modelo periodístico tradicional”.
Sivak, director del medio, inició la presentación diciendo: “No vinimos a reinventar el periodismo, ni a reinventar los diarios, ni a ser excesivamente originales, ni a cambiar el estado de las cosas. Partimos de una ambición mucho más modesta que es intentar contar la Argentina de una manera particular.”
Luego, los columnistas y periodistas que estaban junto a él contaron cómo llegaron a ese medio y narraron sus experiencias de escribir en un diario independiente, que tiene como principal accionista a ElDiarioES (España) y cuyo foco editorial es contar el poder.
ElDiarioAR sólo se lee en formato digital, a través de su sitio web y newsletters semanales, aunque cuenta con tres ediciones de una revista en papel que lanzaron durante el año pasado con artículos de interés general que giran alrededor de temáticas centrales. Nahuel Vazquez.
Cómo editar periodismo en el siglo XXI
En Zona Futuro, Sonia Budassi (ElDiarioAR), Pablo Perantuono (revista digital La Agenda), Ximena Tordini (Revista Crisis) conversaron con Pablo Díaz Marenghi de Artezeta sobre qué significa hoy el trabajo de editor periodístico. Además de los temas obligados sobre cómo sobrevivir sin sponsors, o hacerlo, pero manteniendo la independencia de temas, fue interesante la pregunta del director editorial de Artezeta, apuntada a comprender qué busca un editor cuando lee un texto.
Tanto Perantuono como Budassi coincidieron en que hace falta leer unas pocas líneas para darse cuenta de si ahí hay una voz o no. O un punto de vista. O una postura tomada. En cualquier caso el trabajo del editor sigue siendo el de un experto en el oficio de leer. En muchos casos, también en el oficio de guiar. Budassi cuenta qué tan significativo fue para su carrera encontrarse con editores que le dedicaran tiempo a sus textos y a explicarle dónde estaba metiendo la pata.
En definitiva, aunque los soportes cambian y el mundo digital diluye muchas prácticas y tradiciones, quienes editan periodismo en el siglo XXI siguen sintiendo el mismo llamado de la vocación: divulgar miradas que hagan pensar al mundo. Que aporten algún contenido, controvertido, necesario, extremadamente bello; algo que sacuda a la audiencia del letargo. Agustina del Vigo.
Diversidad Superstar
Una buena apuesta de la Feria del Libro 2022 fue el stand dedicado a la promoción de los productos culturales sobre diversidad sexual. Además de libros sobre la crianza trans, el amor LGBT, y clásicos como los ensayos del filósofo queer Paul B. Preciado, el stand contó con un auditorio donde se dieron charlas de divulgación. Fue destacable la asistencia de algunos especialistas del stand como Dafne Pidemunt que con mucha amabilidad y conocimiento ayudaba a surfear la vasta bibliografía ofrecida.
Pidemunt es junto a Leticia Hernando la coordinadora de la editorial independiente La mariposa y la iguana que difunde, entre otros, libros de poesía, género y de diversidad sexual. Esta misma editorial también estuvo presente, junto a muchas otras (Paisanita, Gog & Magog, Hekht, Maravilla, Nebliplateada, Documenta/Escénicas, Monada) en un stand llamado Un cuarto impropio, organizado por un colectivx transfeminista y federal de editorxs. Lo de “impropio” (además del guiño al libro de Virginia Woolf, Un cuarto propio, donde Shakespeare tuvo una hermana igual de dotada) lo definieron así: “Intervenimos en el espacio cultural de manera impropia, recreando márgenes desde las disidencias de género, económicas, afectivas e intelectuales”. Había un “probador de libros”, una propuesta lúdica con fines colectivos: visibilizar a otras editoriales de todo el país. Otro dato no menor y a destacar: las ediciones de autorxs extranjerxs son de traducción local (¡una gran gran noticia!). Agustina del Vigo.
Crónicas de la guerra de Ucrania
En el stand de Revista Ñ se congregó una buena cantidad de público para escuchar a los periodistas Nelson Castro y Carolina Amoroso hablar de su viaje y cobertura en Ucrania. Los periodistas viajaron con un equipo de camarógrafos incluso antes de que el acceso al territorio fuera viable. Amoroso contó que nadie quería cruzarlos por la frontera, que intentaron alquilar un auto, pero era imposible, y cómo terminaron cruzando casi por azar.
Lo más interesante del encuentro fue el relato de los protocolos a los que los periodistas se exponen cuando cubren este tipo de tragedias. Desde el estricto seguimiento de las órdenes de quienes los acompañan (cuando hay que irse, hay que irse y no se discute), hasta la compleja tarea de pedir un testimonio, que no tiene que ver con la dificultad del idioma, sino con proteger a los que ya están completamente desprotegidos. Respetar el silencio de quien no quiere hablar. Entender que la calidad del oficio también implica, a veces, la espera y el cambio de rumbo.
Fue muy conmovedor el relato de Amoroso sobre un edificio destruido entre cuyos escombros encontró un oso de peluche igual al de un familiar cercano. Sus vivencias volvían difícil el seguir creyendo que el humano es el ser más evolucionado del Planeta Tierra. Agustina del Vigo.
Bonus track: lo que también nos dejó