Estrenos interesantes, sorpresas y finales de series que se volvieron emblemáticas. Acá están, estas son, las series destacadas por el staff Z.
Por Pablo Díaz Marenghi, Sebastián Rodríguez Mora, Cristian Bernard y Joel Vargas
Archivo 81 (Netflix)
Una de las sorpresas del 2022. Creada por Rebecca Sonnenshine y basada en un podcast homónimo de 2016, cuenta la historia de Dan (Mamoudou Athie), una suerte de restaurador audiovisual quien es contratado por una misteriosa empresa para recuperar unas cintas de video de un viejo proyecto documental llevado adelante por una estudiante llamada Melody Pendras (Dina Shihabi) sobre un edificio de departamentos que se dañaron durante un incendio. Lo que comienza como una aparente tarea normal de restauración irá destapando de a poco una olla de terror y misterio cargado de satanismo y misterios sobrenaturales. La serie acierta en una tónica muy inquietante, tiene un notable manejo de dirección en cuanto a estética, planos y fotografía. Sobre todo llama la atención del espectador millennial al incluir muchos artefactos y piezas analógicas retratadas con amor y admiración. Entre el 9 y el 30 de enero, la serie ya había sido vista durante 128,47 millones de horas en todo el mundo según Netflix Top 10s. Por desgracia, el mercado no siempre premia la calidad y en marzo de 2022 se anunció su cancelación. Pablo Díaz Marenghi
The Bear (Star+)
Caos y creación. Ese es el leitmotiv de una de las series más interesantes de los últimos años. The Bear rompió todos los moldes de cómo contar una historia en la pantalla chica. La clave está en el ritmo frenético de la edición que nos muestra cómo es laburar en una cocina. En ese detrás de escena, en esos gritos, en ese ritual ancestral conocemos a Carmen “Carmy” Berzatto uno de los mejores chefs de Estados Unidos y su historia familiar. Entonces, los ingredientes son: un restaurante caído en desgracia de los suburbios, un grupo de laburantes comandados por el GOAT de la cocina, un halo de oscuridad y mucha ternura. Qué más querés. Joel Vargas
Guillermo del Toro’s Cabinet of Curiosities (Netflix)
No conforme con el estreno de Pinocho y fiel a la tradición de comandar varios proyectos al unísono, Del Toro sorprendió en 2022 con una serie antológica que reunió a lo mejor de la primera plana de directores de terror. Su Gabinete de curiosidades, presentadas por él mismo al mejor estilo Rod Serling’s Night Gallery, introduce ocho historias que combinan claustrofobia y horror, ratas y cementerios, demonios, brujas y fantasmas. Cada episodio está comandado por un realizador diferente. Entre ellos se destacan: Panos Cosmatos (Mandy), Vincenzo Natali (Cube), David Prior (The Empty Man), Ana Lily Amirpour (A Girl Walks Home Alone at Night) y Jennifer Kent (The Babadook), entre otros. Cada capítulo es una invitación a la masacre, una combinación sensorial que invita a aferrarse bien al sillón y dejarse llevar. Para quienes, por desgracia, ignoran su potencial y subestiman al género, es una más que interesante invitación para aproximarse a uno de los lenguajes expresivos y creativos más potentes que existen dentro del arte y la narrativa. Pablo Díaz Marenghi
The Peacemaker (HBO)
James Gunn es experto en adaptar cómics. El trabajo que hizo en los últimos años coronó su ascenso como amo y señor de DC Studios. Si querés divertirte, emocionarte y volverte adicto a una serie: The Peacemaker es la respuesta. Desde el vamos tiene una de las mejores intros de la historia: todo el cast baila al ritmo del glam metal de la banda noruega Wig Wam y su canción “Do Ya Wanna Taste It”. Y las actuaciones son memorables, desde John Cena hasta Robert Patrick, pasando por la revelación Danielle Brooks. Contar de qué va arruina todo, solo hay que decir que hay acción y mucha magia. Joel Vargas
Andor (Disney+)
Una serie de Star Wars creada por el guionista de la franquicia Jason Bourne. No hay mucho más para agregar respecto a Andor, una de las sorpresas de 2022. Cuando se creía que sería otro relleno más para el fan service brindado por la factoría Disney/Star Wars comandada por Kathleen Kennedy, sus doce capítulos demostraron ser mucho más. El personaje encarnado por el entrañable Diego Luna, aparecido por primera vez en Rogue One (2016), demostró que tenía mucho para contar y que podía bancarse ser el protagonista sin problemas. También Tony Gilroy, su creador y showrunner, tuvo otra parada áspera: demostrar que se puede crear una historia dentro del universo creado por George Lucas sin necesidad de recurrir a los jedi. Intrigas y dilemas varios supieron ganarse al público que espera ansioso una nueva temporada ya confirmada por la franquicia del ratón más famoso del mundo mientras también se aguarda este año por los nuevos capítulos de The Mandalorian, otro punto alto dentro de un nuevo universo bastante irregular. Pablo Díaz Marenghi
Severance (Apple TV)
Dejá de leer, dejá de hacer todo lo que estás haciendo y mirá ya mismo Severance. Dan Erickson y el gran Ben Stiller, en guiones y dirección respectivamente, nos traen la mejor obra audiovisual de ciencia ficción del Siglo XXI. El plot, a priori, parece sencillo: la rutina de un grupo de oficinistas tristes que están atrapados en un trabajo tedioso. La palabra clave de la última oración es “atrapados”, volvé a leerla porque ahí está la posta sobre Severance. ¿Qué harías si pudieras separar tu vida laboral de la personal? Repito, dejá todo y poné play. Joel Vargas
Monster: The Jeffrey Dahmer Story (Netflix)
“El crimen es el espejo de la sociedad, esto es, la sociedad es vista desde el crimen” supo escribir el enorme Ricardo Piglia. Hay una pregunta flotando en el aire desde tiempos inmemoriales que tal vez nunca pueda ser respondida con creces: ¿Por qué nos fascinan los asesinos seriales? Siguiendo el análisis del crítico literario, también podría interrogarse acerca de la gran cantidad de este tipo de criminales surgidos de los Estados Unidos. ¿Se trata, entonces, de una sociedad enferma? Por supuesto que la N roja, el gigante del streaming, no está exento de este fenómeno y dentro de su superpoblación referida a esta temática se destacó un producto que combinó un tratamiento estético notable, rigor periodístico, un guión sólido, notable dirección y buenas actuaciones. Dahmer fue creada por Ryan Murphy, un crack de las series antológicas, e Ian Brennan (Glee). Cuenta la historia del llamado “Caníbal de Milwaukee”, uno de los asesinos más despiadados que se haya conocido. Evan Peters se luce dándole vida a las múltiples caras de un personaje macabro. Dicha actuación le valió un Globo de Oro a Mejor Actor.
La serie acierta en intentar complejizar el caso haciendo foco en las múltiples aristas del asunto más allá de que, por momentos, sea incomprensible e incluso chocante para el espectador adentrarse en la intimidad de un hombre que cometió el asesinato y desmembramiento de diecisiete hombres y adolescentes entre 1978 y 1991, comió parte de sus cuerpos, tuvo sexo con sus cadáveres y hasta preservó partes de su cuerpo en su heladera. Pablo Díaz Marenghi
https://www.youtube.com/watch?v=XGTrtPATyPs
The Sandman (Netflix)
Neil Gaiman es uno de los escritores más relevantes del género fantástico. Sus obras son complejas, él es un constructor de mundos muy difíciles de adaptar. Nadie creía capaz que The Sandman tendría una transposición tan exitosa. Los artífices de eso fueron el propio Gaiman, David S. Goyer y Allan Heinberg. Todos cracks del octavo arte, entre otras cosas. La serie representa fielmente la esencia de la famosa novela gráfica. No hay lugar para sorpresas si la leíste, no hay lugar para quejas, no hay lugar para nada malo. The Sandman demuestra que se puede hacer ficción de calidad sin caer en la fórmula Marvel. Joel Vargas
https://www.youtube.com/watch?v=03hK9bC-1dU
Porno y Helado (Amazon)
Es tiempo de decirlo: Martín Piroyansky es el mejor comediante de su generación. Esta vez, coescrita con Martina López Robol, Santiago Korovsky y Rodrigo Moraes y con dirección del propio Piro, se estrenó Porno y Helado, una de las comedias más descollantes de los últimos tiempos. Primera advertencia: no se deje guiar por el título. Lo que podría aparentar ser una tonta comedia yanqui adaptada a estas pampas es, en realidad, una de las más interesantes muestras de humor absurdo de los últimos años. Dos amigos (Piroyansky y un brillante Ignacio Saralegui) suelen juntarse a mirar porno, comer helado y pasar el rato. De golpe, una idea loca se les cruza por la cabeza: armar una banda. Se terminan cruzando de forma casual con el tercer componente de un tridente magnético (una gran Sofía Morandi) que terminará siendo su manager y de ese modo se termina conformando una triada que atravesará diversas peripecias a lo largo de ocho episodios. Hay muchas escenas bizarras, notable banda sonora y hasta un cameo de Susana Giménez. Para fortuna del espectador, se confirmó una segunda temporada. Piroyansky, ojalá leas esto: té seguimos desde Cara de queso. Pablo Díaz Marenghi
Halo (Paramount+)
Las transposiciones siempre son complejas y más si son de videojuegos. Por lo general el fandom le salta a la yugular a la productora encargada de adaptar la obra. Halo no pudo escapar de esto. Muchos de los fans de uno de los mejores juegos de la historia pusieron el grito en el cielo cuando vieron que los showrunners inventaron una trama completamente diferente. Pero ahí está el yeite que hace interesante a la serie: la sorpresa. El universo Halo es inmenso y el Master Chief es uno de los mejores personajes de ciencia ficción. Todo lo demás que pase alrededor es complementario. No duden, Halo es todo lo que está bien. Joel Vargas
We Own This City (HBO)
“¿Cómo que no viste The Wire?”. El reclamo, al borde de la pedantería, nunca falta. Pero al menos para quien escribe estas líneas esa pedantería está justificada. A veinte años de su estreno, esa serie centrada en Baltimore, EEUU, tal cual fue creada hoy parece imposible. Episodios largos, la mayoría sin grandes plotwists, que acumula sentido poco a poco y repone una ciudad entera, de sus linyeras a su alcalde. David Simon y George Pelecanos, sus creadores, tuvieron que negociar incluso en aquella época para que The Wire no fuera cancelada por HBO. Pasaron los años, llegó la consagración tardía de un modo de contar y sobre todo de intervenir sobre la discusión sociopolítica estadounidense. Y en esa línea vuelven, acotados en modo miniserie, en We Own This City, que logra un primer triunfo desde el formato: en apenas seis partes logra reponer en ficción la historia real de un grupo antinarco de la Policía local que toma para sí la suma del poder público. En otras palabras, se pasan de rosca y, como dice sin sutilezas el título de la serie, se apoderan de Baltimore con modos más propios del sistema que combaten.
El recorte temporal de la narración da contexto previo al movimiento Black Lives Matter. Baltimore está siempre entre las ciudades más violentas de Estados Unidos, con una tasa altísima de asesinatos. Tal como se ve en las grandes ciudades latinoamericanas, el combate contra el delito organizado suele dar como fruto el asesinato desordenado de personas comunes y corrientes. En ese sentido, We Own This City se posiciona con claridad: cuando el control civil de las fuerzas de seguridad falla, esas fuerzas desarrollan su propia agenda hasta independizarse. Y empezá a contar los cadáveres. Sebastián Rodríguez Mora
The Playlist (Netflix)
Spotify cambió el modo de consumir música por internet, vino a traer algo de “paz” en un mercado complejo. The Playlist cuenta cómo en Suecia se gestó la plataforma número uno de streaming musical del mundo. Lo más importante no es lo qué cuenta sino cómo lo hace. Son seis episodios, cada uno trata diferentes miradas y aspectos de la creación de Spotify: “La Visión”, “La Industria”, “La Ley”, “El Programador”, “El Socio” y “El Artista”. La miniserie juega con el axioma de que existen múltiples enfoques de cómo pasó un hecho. El capítulo que explora esto de forma magistral es “La Ley”: en medio de subterfugios legales y disputas acaloradas, la narración llega a su punto más alto. En la pantalla se pueden ver algunos guiños a Lars Von Trier y a otros militantes del quilombito narrativo. Joel Vargas
Tulsa King (Paramount +)
Qué hermosura lo de Stallone en Tulsa King. Siempre pensé que aparte de ser una estrella inmensa era un actor del carajo y desaprovechado. Jamás entendí por qué Eastwood, Scorsese o Tarantino no lo dirigieron en un western siendo Sly un actor con las mismas características de John Wayne. La industria, y un poco el mismo, jamás lo tomaron demasiado en serio como actor. Quizás el único que se avivó fue James Mangold en esa obra maestra inadvertida: Cop Land (1997). En Creed (2015) Stallone ya avisa que es un actor descomunal. Pero tuvo que agarrar la batuta Taylor Sheridan para exponer al universo que Stallone es un actor lleno de matices y sutilezas de la talla del mejor De Niro, Pacino y Gandolfini. Sí, Tulsa se parece demasiado a Los Soprano y en especial a Lilyhammer pero a medida que avanza la serie va cobrando luz propia y todo gracias a la inmensa actuación de Sly que a pesar de todas sus arrugas y todo el botox para intentar rellenarlas está como nunca se lo ha visto: brillante. Cristian Bernard
Final de Ozark y Better Call Saul (Netflix)
En los últimos tiempos comenzó a cuestionarse cada vez más a la N roja. Que el precio se había encarecido demasiado y no se correspondía con el empobrecimiento de su catálogo, que las demás plataformas que surgieron en los últimos tiempos la habían superado (Amazon Prime, Apple TV, Disney +, Star +). Lo cierto es que en 2022 terminaron dos de las mejores series de los últimos tiempos. Y ambas poseen líneas que se tocan en más de un punto.
Ozark, la serie ambientada en Misuri que cuenta la historia de un broker financiero que lava dinero para un cartel mexicano, se fue consolidando temporada a temporada debido a una solidez argumental surgida de la mente de su actor protagónico y director, Jason Bateman, y grandes actuaciones (Julia Garner, Laura Linney). En la última temporada, la tensión creada entre la familia Byrde y los narcotraficantes llega al punto cúlmine. La resolución del personaje de Ruth Langmore, que le valió a Garner el Globo de Oro como Mejor Actriz de Reparto, es una trompada de intensidad dramática notable.
Better Call Saul comenzó en 2015 como una suerte de spin off cómico de Breaking Bad. De la mano de Peter Gould, el mismo guionista que creó el personaje de Saul Goodman, y Vince Gilligan, terminaron dándole forma a otro producto que también fue de menor a mayor y terminó convirtiéndose en una suerte de precuela y secuela del universo donde el profesor de química enfermo de cáncer se convirtió en el villano definitivo de las series contemporáneas. En esta última temporada se termina de conocer la transformación de Jimmy McGill en el inefable abogado chanta que todos los delincuentes aman. Además, Kim Wexler (una, como siempre, maravillosa Rhea Seehorn) vuelve a lucirse al igual que el entrañable Mike Ehrmantraut (Jonathan Banks, el último gran héroe).
Ambas series triunfan ya que conviven con el engaño, la trampa y el mundo del hampa pero, al mismo tiempo, contienen altas dosis de ternura y profunda densidad humana. Sus temáticas, ligadas al narco y los problemas judiciales, terminan quedando relegados al hacer foco en los dilemas humanos, demasiado humanos, de sus personajes casi en una tónica shakesperiana. El amor, el deseo, la envidia, los celos, el ansia, el desahucio familiar, la soledad, la búsqueda de la identidad, la amistad, el rencor y la muerte son tan sólo algunos de los tópicos que se esconden dentro de estos aparentes meros entretenimientos del streaming que son, más bien, destacadas piezas narrativas y artísticas. Pablo Díaz Marenghi. //∆z