Lo mejor 2021: libros

¡Amamos los libritos! Según ArteZeta, aquí están, estos son, los que más nos gustaron en 2021.

Por Ignacio Barragán, Ana V. Catania, Raúl A. Cuello, Pablo Díaz Marenghi,  Cristian J. Franco y Joel Vargas,

Foto-Ilustración: Paula Rosa

Animales, de Santiago Craig  (Factotum Ediciones)

Craig no para de crecer. Craig no para de reafirmar que es uno de los mejores escritores argentinos contemporáneos. Libro tras libro lo demuestra. En Las Tormentas (Entropía, 2017) rescata la gran tradición fantástica del cuento rioplatense y planta bandera. Fue un “acá estoy yo” y le valió ser finalista del Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez en 2018. En 27 de maneras de enamorarse (Factotum Ediciones, 2019juega un poco a ser un Cortázar postmoderno en plan Historias de cronopios y de famas mutante. En Castillos (Entropía, 2020) se calza el traje de novelista y nos regala una historia lyncheana. Y en Animales arma su propio bestiario lleno de derrotas, anomalías y personajes rotos pero con una ternura que encandila. ¿Querían cuentos? Craig los escribe. Joel Vargas

  Atomizado Berlín, de Julia Kornberg (Club Hem) 

Cómo se cuentan las experiencias de la clase alta de manera mordaz , cómo se narran las rupturas mentales de una generación, cómo se construye un escenario de escape. Julia Kornberg lo hace con maestría en Atomizado Berlín, su primera novela. Vayamos por partes: no es realismo, no es costumbrismo, no es ciencia ficción, no es distopía, no es utopía. Atomizado… es todo eso y más. Kornberg realiza una radiografía de los vínculos familiares, explora los individuos y vaticina un futuro ¿posible?. Es una lectura obligatoria de 2021. Joel Vargas

    Acá empieza a deshacerse el hielo, de Lucila Grossman (Editorial Marciana)

En 2017 Lucila Grossman sacudió la escena literaria vernácula con Mapas terminales, una novela digna de que David Cronenberg la adapte a la pantalla grande. Grossman empezó a ser un secreto a voces, la editaron en Chile y sus lectores y lectoras esperaban otro libro. Al fin llegó Acá empieza a deshacerse el hielo. Un texto híbrido y frenético, un viaje en crucero, chetos, laburantes, desamor, una peste, ¡una pandemia!, un tratado, filosofía, una locura extrema. Grossman siempre deja con ganas de más, nunca falla. Joel Vargas

    Flores que se abren de noche, de Tomás Downey (Fiordo)  

Tomás Downey es uno de los mejores cuentistas argentinos contemporáneos y lo ratifica en cada nuevo libro que publica. Aquí se despacha con cuatro cuentos largos (o nouvelles) en donde en tres de ellos le da rienda suelta a algo que ya venía sugiriendo en sus dos libros anteriores (Acá el tiempo es otra cosa y El lugar donde mueren los pájaros) pero aquí lo potenció: la ciencia ficción enmarcada en cierta pátina naturalista al estilo Philip Dick, la serie Black Mirror o la película Children of Men. En estos cuentos Downey se mueve un poco más allá de su formación como guionista y su notoria predilección por la prosa seca minimalista del “Realismo sucio” norteamericano. Intenta hacer vibrar ciertas cuerdas más sutiles como la autorreflexión, el monólogo interno y el misterio de lo no dicho. En un contexto de pandemia que suma un halo aún más perturbador a la lectura de estos cuentos, este libro en sí mismo se vuelve una pregunta sobre el futuro inquietante y, a la vez, bellísima sobre la cual vale la pena detenerse. Pablo Díaz Marenghi

Volver a comer del árbol de la ciencia, de Juan Cárdenas (Sigilo)

Desde el deseo de contar, decimos que es descentrado porque casi nunca sigue una forma lineal: una descripción puede bien toparse con un recuerdo, a continuación decantar en la frase de un escritor resueltamente familiar y concluir con una situación que escapa al entendimiento por encontrarse en un “más allá” de la misma historia. El ejemplo de esto último encuentra su concreción más cabal en el relato que titula el libro: bajo una hipótesis delirante que sitúa al plátano como el motor productivo de la historia, suerte de ente omnisciente, incluso hilo paradójico de la nomenclatura taxonómica, el también autor de Ornamento nos lleva prácticamente a donde quiera. Bien puede ser la sobrevida científica de organismos muertos, el alocado son de un chachachá que acompañan dos cuerpos danzarines o la especulación salvaje en torno al pensamiento de la Musa paradisíaca; el límite es muy difuso, lo cual quiere decir que básicamente y por suerte no existen límites confiables en la narrativa de Juan Cárdenas. Un motivo harto feliz para los que gustan de la literatura. Raúl A. Cuello

La preparación de la aventura amorosa, de Francisco Bitar (Tusquets)

En Teoría y práctica (2018) el autor santafesino ya había demostrado que su producción literaria no era una más del montón. Su narrativa, heredera de su producción poética, evidencia una preocupación por la forma pocas veces vista en la literatura argentina contemporánea. Sus relatos breves se encontraban divididos en pequeños párrafos que, tal vez, podían engañar y sugerir un ritmo de lectura más ágil. Pero, más bien, lo que proponían era lo contrario: una invitación a detenerse, reflexionar y leer despacio, casi como si fuesen pequeños haikus. Lo mismo resuena en este libro. Aquí apela al amor como tópico central. El combustible de este relato, narrado como novela pero respetando aquella estructuración formal que se caracteriza por formas breves y fragmentarias, es una suerte de biografía sentimental de un hombre, Cerro. Como todo historial amoroso, el mismo es caótico y desordenado. No lineal. El escritor aprovecha esto para ir y venir a lo largo de 190 páginas entre el pasado y el presente de este sujeto. El amor aparece en forma de deseo, decepción, pasión y matrimonio avejentado. Lo más interesante es, una vez más, la experiencia de lectura. El devenir. Bitar escapa del patrón narrativo clásico y apela a una literatura que intenta conmover, emocionar e identificar más allá de lo literal. Su prosa presta atención a las pequeñas resonancias de la existencia. Un detalle o, en este caso, un suspiro en medio de la incertidumbre del romance. Pablo Díaz Marenghi

Detente, instante, eres tan bello, de Cristina Peri Rossi (Caballo Negro Editora) 

El tiempo no para. Como cantaba la Bersuit, se escurre entre los dedos y destruye todo a su paso. Sin embargo, aún conservamos pequeñas instancias de inmortalidad, o si se quiere, resistencia. La poesía, en general, y los versos de Cristina Peri Rossi, en particular, son eso. Un espacio que se abre entre lo mundano y la melancolía. Unas sábanas viejas, ya amarillas, que abrigan frente al olvido.

Estos poemas destilan ginebra y huelen a pucho. La poeta oscila entre el amor y la tristeza para luego darnos la espalda y señalar que todo es una mierda. Peri Rossi lleva una vida en el exilio pero ella es su propia extranjera.

La poeta busca entre los basurales una flor, solo que pocas veces la encuentra. Entre amantes y frascos de rivotril, sus versos son bálsamos en un mar mediterráneo tumultuoso, o una corriente traicionera. Podría haber hecho suyas las palabras de Juana Bignozzi cuando escribe: “ (…) he pasado al lado de los ríos más famosos / del mundo / y no me suicidé en ninguno”.

Esta antología  es un hallazgo en la industria editorial argentina, donde había una deuda de larga data con la poesía uruguaya de mujeres. Son letras que, treinta años después, no pierden vigencia ni se desmoronan con el tiempo. Playstation, librito que compone su trayectoria, hoy tiene mayor vigor que antes. Porque la consola ya es parte del pasado mientras que las letras de Peri Rossi son puro presente. Ignacio Barragán

Arte Folk Americano, de Hernán Vanoli (Literatura Random House) 

¿Qué se hace cuando una relación se termina? Algo, lo que sea, cualquier cosa. Hay gente que se la da por el fitness para mantener la cabeza sudando y no ocupada. Otros, se embarcan en un spleen de drogas con su subsecuente sana promiscuidad a lo Cecilia Roth en Martín Hache. Podría decirse que es un lugar común el hecho de que la mayoría de los corazones rotos, al cabo de los días, se anoten en algún cursito, se enfoquen en su carrera o sigan llorando por los rincones de la casa. Hernán Vanoli  hace un poco de todo eso en su última novela.

Arte Folk Americano es una fina pieza de relojería con unos tiempos perfectos. Vanoli, al igual que Knausgård, logra lo que pocos autores prometen: no te aburren. Son vidas que en serio tienen algo para contar.  La historia principal es como la de cualquier otro desamor. El escritor y su mujer colega viven en Iowa City. Todo está bien hasta que no lo está. ¿Qué hace el protagonista para paliar su dolor? Se pone a embalsamar animales para confeccionar en el futuro. Algo así como monumentos a la memoria animal, un concepto que linda entre lo artístico y lo escabroso. Si bien la taxidermia no posee necesariamente una relación causal con la ruptura amorosa, ambos polos se complementan uno al otro en pequeñas dosis intercaladas. Como una suerte de yin y yang; los destellos de vida se confunden con la muerte.  

En un horizonte lleno de rednecks y gringos fanáticos de Trump, emerge una bella historia que gira en torno al desmenuzamiento. El taxidermista, que es Vanoli en su último libro, realiza una doble operación: sobre los animales y sobre su cuerpo. Ignacio Barragán

Quién quiere ser superhéroe, de Andrés Accorsi (Comic.ar Lecturas)

Marvel revolucionó la industria del entretenimiento con su universo audiovisual. Conquistó corazones, ratificó fanatismos y cosechó detractores en tan solo una década con la adaptación a las pantallas de sus personajes famosos y desconocidos. Todo es superhéroes, están en todos lados. Antes de este boom, el mundo de los cómics tenía millones de fans. En Argentina, uno de los mayores expertos es Andrés Accorsi, director y creador de la legendaria revista Comiqueando. Quién quiere ser superhéroe es su primer libro. Lo tenés que leer para saber todo lo que querés saber y lo que no de ese universo tan hermoso. Accorsi es una enciclopedia viviente. Joel Vargas

La ola que lee, de César Aira (Literatura Random House) 

Muchas y muchos señalan, afirman, dicen que César Aira es mejor ensayista que novelista. ¿Están en lo cierto? Esas personas aseveran, certifican, garantizan que en esos textos el escritor pringlense desarrolla mejor sus ideas. La ola que lee recoge sus artículos, reseñas y críticas escritas entre los años 1981 y 2010. ¿Es el corpus ideal para darles la razón a las personas que tratan con desdén la obra novelística de Aira? No, pero es un libro para saber cómo lee Aira, cómo estudia los textos Aira, cómo polemiza Aira. “Soy mejor lector que escritor”, dijo alguna vez Jorge Luis Borges. ¿Aira lo será también? Una incógnita que muchas y muchos todavía no saben responder. Joel Vargas 

  Yo recordaré por ustedes, de Juan Forn (Emecé) 

Este libro es el testamento literario de Juan Forn, una de las figuras centrales de la cultura argentina de los últimos cuarenta años: creador de Biblioteca del Sur, director de Radar Libros, autor de grandes novelas, descubridor de talentos y creador del género “contratapas”. Me corrijo, este libro no es el testamento de Forn, es una posible memoria del siglo XX. Por las más de 400 páginas desfilan historias épicas, oscuras, tristes. Textos que parecen sueños de una noche de verano o de un invierno desangelado. Un backup si todo se borra, una suerte de biblia que algún día leerán las personas del futuro para saber cómo era nuestro mundo. Me vuelvo a corregir, Juan Forn es El Aleph. Joel Vargas

  El contrabandista de La Vegas, de Noah Cicero (UOIEA!) 

En Estados Unidos hace un tiempo existió la alt-lit, una etiqueta que enmarcaba a un puñado de jóvenes narradoras y narradores que se alimentaban de las mutaciones discursivas provenientes de las grietas que nacen entre los nativos y los migrantes digitales. El mejor era Noah Cicero, digo era porque la alt-lit es un recuerdo y el escritor proveniente de Las Vegas supo despegarse de ese tag. El año pasado UOIEA!, una nueva editorial en el mundo literario, publicó El contrabandista de Las Vegas.  Una novela donde Cicero despliega todas sus herramientas narrativas y sus clásicos diálogos ácidos. Si hay alguien que puede captar el sentimiento del American Dream ¿post Trump? es Noah Cicero. Joel Vargas

Autorretrato, de Celia Paul (Chai Editora)

“Siento que mi silencio empieza a convertirse en una molestia para Lucian y trato de recuperar la voz, que se me escapó por demasiado tiempo”, dice Celia Paul en el capítulo dedicado a Lucian Freud, su maestro en la londinense Slade School of Fine Arts, pareja durante diez años y padre de su único hijo. La artista, nacida en India y criada en Inglaterra, dentro del seno de una familia religiosa, deja, en Autorretrato, que la voz de su juventud nos guíe a través de episodios de su vida familiar y sentimental, de su descubrimiento y fascinación por la pintura, de las alegrías y las penas, las pérdidas y los hallazgos, con un pulso honesto, generoso y profundamente tierno. Y no sólo eso, sino que además recupera y reivindica la voz de la artista mujer, ya no entendida como objeto o tema, sino como sujeto creador. Al tender un puente entre la intensidad del pasado y el presente contenido, descubre, Celia, y nosotros con ella, que hay una conexión que no se quiebra, hay un continuum sensorial y emocional, una mirada particular del mundo, que no nos abandona. Celia Paul sostiene que las palabras, a diferencia de los cuadros, son más directas para comunicar; de ahí que elija encarnar su relato de vida en forma de texto, alternando registro íntimo, cronología, cuaderno de notas, y citas, con imágenes: una yuxtaposición lúcida y sensible, cargada de sentido, que sólo puede provenir de una escritora, una artista, con una profunda convicción de que el camino del arte es el de la resistencia y el de la esperanza. Ana V. Catania

Un resplandor inicial, de Daniel Guebel (Ampersand) JOEL

Ampersand viene publicando una colección hermosa. Algunas y algunos siempre quisimos saber qué leyeron nuestras autoras y autores preferidos. “La crítica es una de las formas modernas de la autobiografía” dijo alguna vez Ricardo Piglia, otra forma de decirlo es dime a quién leíste y te diré quién eres. Un resplandor inicial, hace un mapeo por toda la experiencia lectora de Daniel Guebel, uno de los escritores más importantes de las últimas décadas. “La literatura es una forma de autobiografía tamizada por un deseo de organización”, afirmó Guebel al hablar de este libro lleno de pistas sobre su literatura, sus condiciones de producción. Joel Vargas

  Cuentos completos, de Ricardo Piglia (Anagrama) 

De los géneros literarios pocos son, dicen, más reacios a la experimentación que el cuento. Piglia, cultor de las formas breves, bien lo sabía. Pero también sabía que el clasicismo puede ser una muy confortable trampa mortal. En sus Cuentos completos (Anagrama, 2021) resuena en armonía una pendulación entre lo clásico y lo experimental, entre lo cerrado y lo abierto, entre el cuento y la nouvelle. En un volumen de más de 800 páginas, preparado por el propio Piglia en sus últimos años de vida, conviven ya para siempre textos escritos a lo largo de cincuenta años: de La invasión (1967) a Los casos del comisario Croce (2018). Ciertamente obturado o disminuido por sus novelas, queda definido en estos Cuentos completos, con la forma última que concede la muerte, el perfil multivérsico del Piglia cuentista. Acaso, y el tiempo lo dirá, su mejor perfil, el que, aunque todavía secreto para muchos lectores, va a inyectar tarde o temprano en la literatura argentina una luz que llega del futuro. Cristian J. Franco

Cuaderno de faros, de Jazmina Barrera (Alto Pogo) 

“Con los faros dejo de pensar en mí” escribe Jazmina Barrera en Cuaderno de faros. En poco más de cien páginas, construyó uno de los libros más bellos y peculiares que se han publicado en 2021. Aquí hay erudición e investigación, a la vez que hay literatura testimonial, crónica de viaje y diario íntimo. Hay una indagación en torno al faro como concepto. Una mirada holística sobre este dispositivo y su lugar en la literatura universal: desde el Faro del fin del mundo de Julio Verne pasando por Herman Melville o Virginia Woolf. Aquí hay contemplación, silencio y poesía. La escritora observa, se pregunta e interroga faros bajo una pulsión quijotesca. Una rareza hermosa. Pablo Díaz Marenghi

  Ñamérica, de Martín Caparrós (Literatura Random House) 

Si Martín Caparrós saca un libro nuevo es motivo de atención. Más aún si ese libro es una crónica ensayística descomunal de casi mil páginas acerca de América Latina o, como la ha bautizado, Ñamérica. Caparrós suele decir en entrevistas que escribe para intentar comprender: eso mismo intentó hacer en este libro voluminoso que comenzó como una serie de crónicas en grandes ciudades latinoamericanas como Bogotá, Buenos Aires, La Habana, Managua o El Alto. Eso mismo explica en el prólogo: “Otra causa perdida: querría saber qué es Ñamérica más allá de folclores, artesanías y demás nostalgias. Tratar de saber qué y cómo es ahora, después de tanto cambio, más allá de los lugares más comunes, más allá de supuestos espíritus. Tratar de saberlo mirando más lo común, menos lo extraordinario. Huir de los clichés telúricos, marca fuerte de lo «latinoamericano», para espiar las vidas, las relaciones, las ideas. Mirar, oír, pensar, recordar, contar: ojalá sorprenderme, imaginar que entendí algo”. 

Aquí reúne sendas reflexiones sobre la patria y el nacionalismo, una obsesión recurrente en su obra. Hay, también, minucias, misceláneas, capturas de instantes. Fragmentos transmutados en palabras a través de un prisma de belleza lingüística que ha consolidado a lo largo de los años. Su ojo caprichoso deambula por México, Miami o Caracas. Juguetea con el lector: tuerce los límites de la realidad y la ficción al máximo. Martín Caparrós es un escritor del carajo. Lo demás, es cháchara. Pablo Díaz Marenghi

Satisfaction en la ESMA, Música y sonido durante la Dictadura Militar (1976-1083), de Abel Gilbert (Gourmet Musical)  

Este libro es un manifiesto en favor de lo sublime en el acto de escuchar. Es, también, una indagación respecto al verdadero significado del sonido y sus connotaciones. Esta es la Tesis Doctoral de Abel Gilbert (coautor junto con Diego Fischerman de una notable biografía de Astor Piazzolla) en donde, al comienzo, realiza una afirmación tajante: “En las investigaciones sobre la historia de la vida cotidiana bajo la dictadura el sonido está prácticamente ausente”. A lo largo de las siguientes 330 páginas indagará, por medio de testimonios, material documental y una amplia bibliografía, acercada de las implicancias del verbo “cantar” respecto a delatar compañeros de militancia o al aberrante hecho del uso de la música como instrumento de tortura psicológica por parte de los picaneadores de la ESMA. Sin dudas, es un trabajo brillante e ineludible a la hora de enriquecer la comprensión acerca del periodo más terrorífico de la historia argentina reciente cuyas heridas aún sangran. O, mejor dicho, aún resuenan en el inconsciente colectivo.  Pablo Díaz Marenghi

Arroyo, de Susana Pampín (Marciana)

“No veo en el paisaje solamente el paisaje. Veo, o trato de ver, o lo siento así, todas las dimensiones de lo que trasciende o de lo que, diríamos así, lo abisma”, consigna en una de las entradas de su diario del Delta la narradora de Arroyo: la cita es del poeta Juan L. Ortiz. De esta forma, Susana Pampín se inscribe dentro de la tradición woolfiana del registro de la vida, o, mejor dicho, de los momentos de vida, “que se vuelven sagrados, y no sólo por lo irrepetibles”. El paso del tiempo (dieciséis años en el recorte de la narración), acompasado con el discurrir de las aguas del río, se busca capturar en todas sus capas, en su intensidad y múltiples resonancias. Entre rituales, sola o acompañada, entre recuerdos, lecturas, avistamiento de aves, perros, plantas, entre zambullidas, comidas, paseos y nostalgias, la protagonista descubre y amplía una forma de observar y de nombrar lo que la rodea, lo que la configura como mujer, como sujeto deseante, pensante, y cambiante, como si los descubrimientos fuesen primigenios, originales: se mira y se siente como la primera vez. La experiencia del paso del tiempo, que sigue el compás del fluir del río, y, a su vez, de la conciencia de quien narra, se registra con precisión y hondura, con la intensidad de lo íntimo (es decir, de lo propio), a través de distintos matices del lenguaje, tonos y modulaciones, que potencian su inherente dimensión poética. En Arroyo, ver, oír, sentir y decir se vuelven parte de un mismo y único entramado: el misterio de estar vivos. Ana V. Catania.

Vida, obra y milagros de Marcelo Fox, de Agustín Conde de Boeck y Matías Raia (Borde Perdido Editora)

¿Quién fue Marcelo Fox? ¿Un misterio? ¿Un secreto a voces? ¿Un farsante? ¿Un nazi? ¿Un comunista? ¿Acaso uno de los más peculiares y revulsivos escritores de la literatura argentina? ¿O todo eso junto? Los espeleólogos de las letras argentinas Agustín Conde De Boeck (lean su excelente libro sobre Alberto Laiseca) y Matías H. Raia (lean su formidable blog Golosina Caníbal) se juntaron para escribir esta biografía que, como no podía ser de otra manera, está escrita de una forma muy particular. Está producida por medio de retazos: pequeñas misceláneas, perfiles, fragmentos ensayísticos, escaneos de revistas de la década del sesenta, folletos, fragmentos de otros textos. Todas esas formas breves se unen para delinear un retrato de este autor, quien fuera parte del grupo de argentinos beatniks que pulularon el Bar Moderno, que escribió dos libros hoy inconseguibles y piezas de culto (Invitación a la Masacre y Señal de Fuego) y que se quitó la vida a los 30 años. Un tren en Belgrano R le cortó la cabeza. Autores como Fogwill, Ariel Luppino y el propio Laiseca —sobre todo— se encargaron de reivindicarlo. Este volumen, ganador del Tercer Puesto del Concurso del Fondo Nacional de las Artes 2021 en la categoría No Ficción, se vuelve imprescindible para descubrir uno de los misterios mejor guardados de la literatura vernácula. Pablo Díaz Marenghi

El Di Tella, historia íntima de un fenómeno cultural, de Fernando García (Paidós) 

Hubo tiempo en el que el arte estuvo de moda; y la moda se vistió de arte. Fue entre 1963 y 1970, cuando en un edificio de la calle Florida 936 funcionó una usina creativa, donde confluyeron las artes visuales, la dramaturgia, la danza, los happenings y la experimentación musical. Fue allí, en el Instituto Di Tella, donde se construyeron los cimientos del arte pop vernáculo y Marta Minujín se consagró; allí también dieron sus primeros pasos Les Luthiers, Nacha Guevara, Marilú Marini y Julio Le Parc. Y sonaron los acordes de Almendra y Tanguito. El periplo está narrado en su propia lengua en El Di Tella, historia íntima de un fenómeno cultural (Paidós), investigación periodística de Fernando García que en más de 700 páginas cruza información y testimonios con los que narra pequeñas y grandes historias de personajes clave, y arriesga hipótesis. Pablo Díaz Marenghi

  Un periodismo literario, entrevistas a Rodolfo Walsh, compilado por Osvaldo Aguirre (Mansalva) 

¿Qué puede aportar, en el siglo XXI, una recopilación de entrevistas producidas entre 1954 y 1974 al escritor argentino Rodolfo Walsh? La respuesta es: muchísimo. Escritas al calor del cierre y, tal como menciona en la contratapa Osvaldo Aguirre —a cargo de la recopilación y edición— como una forma de “reconocimiento a los escritores”, funcionan como mecanismos de expansión del universo narrativo, literario y político del autor de Operación Masacre ya devenido en leyenda. Aquí están sus vaivenes políticos, sus deseos de consagrarse como escritor en la escena literaria argentina, su mirada sobre el policial, su conflictiva relación con el Peronismo y su pasaje de un hombre de letras a un tipo de acción. Esto último le costaría la vida aquel 25 de marzo de 1977 donde un grupo de tareas de la ex ESMA lo emboscó y se defendió a los tiros con una pequeña pistola calibre 22 corto. Su cuerpo hoy continúa desaparecido.

El libro es un aporte de lujo. Incluye, sobre el final, una cronología exhaustiva sobre su biografía que es un gran material de estudio. También resalta un diálogo con Miguel Briante y una entrevista reconstruida a modo de diálogo teatral a cargo de Susana “Pirí” Lugones. Sobre el final, se destaca la emblemática entrevista realizada por Ricardo Piglia en 1970 donde Walsh ya se encuentra más cerca de la militancia revolucionaria que de la escena literaria argentina. Allí lanza su ya célebre crítica al formato novela como dispositivo burgués y arroja sentencias como: “La denuncia traducida al arte de la novela se vuelve inofensiva” o “Con cada máquina de escribir y un papel podés mover a la gente en grado incalculable. No tengo la menor duda”. Pablo Díaz Marenghi

H.P. Lovecraft, contra el mundo, contra la vida, de Michel Houellebecq (Anagrama) 

Su apellido se ha convertido en sinónimo de terror. En este notable ensayo del escritor francés Michel Houellebecq —hasta antes de esta edición, muy difícil de conseguir en español— se pinta una semblanza de este autor norteamericano que supo construir un universo terrorífico en torno al delirio, a lo onírico, lo místico, lo revulsivo y, también, lo polémico. Queda claro, luego de la lectura de este libro, que Lovecraft podría ser tildado de inadaptado social. Odiaba la vida adulta en particular y la vida en general. Era racista e, incluso, el racismo funcionó como una suerte de motor creativo dentro de su obra. Escribe Houellebecq : “Digan lo que digan, el acceso al universo artístico queda más o menos reserado  a los que están un poco hasta el gorro”. Y agrega: “Es obvio que la vida no tiene sentido. Pero tampoco la muerte. Y es una de las cosas que hielan la sangre cuando uno descubre el universo de Lovecraft”. 

Este libro funciona como una suerte de cartografía del universo literario Lovecraftiano y, a la vez, pinta una semblanza de su vida plagada de sordidez y abulia. “Nunca pasa nada” escribe en cartas a la vez que construye paisajes fantásticos y monstruosos como los mitos de Cthulhu, quizás su más renombrada creación. Stephen King prologa con amor esta nueva edición de este ya clásico de la no ficción Houellebecqiana, pieza clave para enriquecer la mirada sobre este maestro del horror. Sobre el final, se lee: “Ofrecer una alternativa a la vida en todas sus facetas, constituir una oposición permanente, un recurso permanente a la vida: tal es la misión más elevada del poeta en esta tierra. Howard Phillips Lovecraft cumplió esta misión”. Todo dicho. Pablo Díaz Marenghi

Harvey, de Emma Cline (Anagrama)  

¿Cómo saltar la grieta entre lo políticamente correcto y la provocación? Con literatura. Emma Cline consigue, una vez más, escribir una novela notable a partir de un plot que podría ser la consigna de un taller literario: imagine los pensamientos de Harvey Weinstein durante las 24 horas previas a escuchar la sentencia por los crímenes sexuales de los cuales estaba acusado. El ex productor de cine finalmente fue declarado culpable de dos de cinco delitos graves el 24 de febrero de 2020 y sentenciado a 23 años de prisión. Actualmente cumple su sentencia en la Prisión de Máxima Seguridad de Wende, Nueva York.

La autora, que ya se había lucido con Las Chicas, otra ficcionalización basada en hechos reales poco felices (El Clan Manson), se luce construyendo una voz literaria infausta y repugnante. Escribe: “Examinó las posibilidades en un intento de calibrar las evidencias de un modo u otro. Pero ¿qué opción había?: creía, con toda sinceridad, que lo absolverían. ¿Cómo no lo iban a absolver? Estábamos en América. (…) Entendía que Epstein se hubiese ahorcado en la celda, porque ¿qué pinta tendría la vida, después? Nada de cenas, nada de respeto, nada de ese amortiguador de miedo y admiración que te envolvía en una especie de agradable trance, con el mundo amoldándose a ti. Haber tenido eso, y luego perderlo, era impensable, insoportable”. Pablo Díaz Marenghi

Los grandes sonidos, de Marente de Moor (años luz) 

Una pareja de zoólogos vive en un bosque en el medio de Rusia observando plantas y animales. Todo es, en apariencia, apacible hasta que en un determinado momento irrumpen misteriosos sonidos. Nadja, la narradora de esta historia, está obsesionada con lo sonoro hace ya tiempo —anhelaba escribir una tesis sobre la ecolocalización—. En esta novela de la escritora neerlandesa Marente de Moor —primera publicación en español, traducida de manera excelsa por Micaela van Muylem y Marcela Cazau— hay una tónica de contemplación, por momentos mágica y melancólica. Hay dramas de pareja, noches de borrachera y derivas en torno al adulterio, el drama familiar, la política rusa de finales del siglo XX o el paso del tiempo. Nadja construye una voz que envuelve y atrapa al lector con delicadeza y sin necesidad de exageraciones banales. Mientras tanto, el misterio crece a lo largo de las 312 páginas y bordea lo sobrenatural. En un pasaje, Nadja dice: “Este silencio dura demasiado, quiero más de este ruido. Vuelvo a extender mis brazos, yo dirijo al aire. Un tono de cuerdas me inunda por todos lados, pesado y negro como un océano”. Pablo Díaz Marenghi

Autobiografía de mi madre, de Jamaica Kincaid, traducción: Inés Garland (La Parte Maldita) 

“Mi madre murió en el momento en que yo nací asi que durante toda mi vida no hubo nada que se interpusiera entre la eternidad y yo; a mis espaldas había siempre un viento negro y desolador”. Ese es el comienzo, desgarrador, de Autobiografía de mi madre, de Jamaica Kincaid. La autora oriunda de Antigua y Barbuda construye una ficción nutrida de un pasado de lucha, subalternidad, pérdida, abandono y discriminación. La narradora está rota pero, así y todo, busca la esperanza y valorar el presente. Todo está construido con pinceladas minimalistas y sin excesos innecesarios, algo potenciado por la notable traducción de Inés Garland en esta nueva edición. Un ejemplo: “La mujer de mi padre me enseñó a lavarme. No lo hizo con amabilidad”. En los silencios ocultos entre las palabras que va soltando Xuela, la narradora de esta historia, radica la potencia de esta novela. Pablo Díaz Marenghi

Madre Robot, de Nora Rabinowicz (La Parte Maldita) 

La madre es robot porque tiene prótesis mecánicas insertas en su interior. La madre es robot porque es apática, inexpresiva; androide. La madre es robot porque, tal vez, como dijo la filósofa Donna Haraway, “todos somos cyborgs”. O, tal vez, la madre es robot porque, al igual que los replicantes, está incapacitada de transmitir afecto. ¿Una madre apática es, acaso, posible? Todo eso, contenido en un tono ágil elaborado a partir de capítulos breves de pocas páginas, se encuentra en la segunda novela de Nora Rabinowicz. En su debut literario, Todas las cosas, ya había sorprendido por su capacidad para narrar el desamor y la ruptura amorosa mediante recursos mínimos pero no por ello menos complejos. Aquí se arriesga aún más. Toma carrera y salta, lejos, con una novela híbrida que podría, incluso, ser interpretada como ciencia ficción. La relación entre madres e hijas se cruza con la violencia médica y el humor —hay mucho humor; por momentos el tono es tragicómico y, otra veces, ácido, corrosivo— en una de las propuestas narrativas más interesantes del 2021. Pablo Díaz Marenghi

Cine maldito, de Fernando Martin Peña (La tercera editora) 

El término “film maldito” fue acuñado por Jean Cocteau para describir aquellas películas poco o mal apreciadas en su momento que habían quedado olvidadas. Dicho término es rescatado por el crítico cinematográfico, docente, investigador, divulgador y coleccionista Fernando Martín Peña en este libro notable editado por La tercera editora.

Aquí se recopilan textos de su autoría —algunos ya publicados en medios gráficos, otros inéditos, todos con reescrituras y correcciones, se aclara— en donde se analizan y cuentan historias en torno a diversos filmes malditos. Algunos ejemplos: El fantasma de la ópera (1925), Napoleón (1927), Camila O´Gorman (1954) Pobres habrá siempre (1955/1958) —que anticipa algunos elementos de Los traidores, de Raymundo Gleyzer— o filmes malditos de Alfred Hitchcock y la carrera cinematográfica de Eva Perón.

Peña, uno de los hacedores de la revista Film, discípulo de Octavio Fabiano, Homero Alsina Thevenet, Salvador Sammaritano, Jorge Miguel Couselo, es tal vez la voz más destacada de la crítica cinematográfica de los últimos tiempos junto con su compañero de Filmoteca, Roger Koza. En la contratapa, otra enorme mente cinéfila, Edgardo Cozarinsky, lo describe como alguien que “conjuga la pasión de un detective tenaz y el amor por el cine más allá de todo mezquino criterio de valor”.

En los últimos tiempos, ha militado a troche y moche por el cumplimiento de la Ley sancionada en 1999 que promulgó la creación de una cinemateca para proteger el patrimonio cinematográfico nacional que, en palabras de Peña, debido a su abandono se ha vuelto un cine maldito en sí mismo. Ojalá este libro contribuya a engrandecer dicha noble causa. Pablo Díaz Marenghi

La luz de una estrella muerta, de Paula Klein (Mansalva) 

Referente del arte conceptual, Alberto Greco se instaló en París junto a Marta Minujin, otro emblema aún vivo, y llamó la atención de propios y ajenos durante los años sesenta. Su vida y sus producciones, algunas bautizadas como “Vivo Dito”, adornaron calles y museos. Su vida reunió elementos poéticos y literarios que inspiraron a una argentina, Paula Klein, a producir una ficción que lo retrate. Luego de años de investigar su vida y su contexto de forma académica, Klein terminó escribiendo esta novela que entrecruza a una investigadora que vive en París, alguien que podría ser una suerte de alter ego suya, con Greco. La voz narrativa va y viene entre el pasado y el presente, se mueve entre la mirada de esta joven llamada Elena que se obsesiona con Greco y la vida del propio artista, recreando su época. Es, además, un adorable puente entre la capital francesa y Buenos Aires. Pablo Díaz Marenghi

Claudia vuelve, de Julián Gorodischer (Marea) 

Julián Gorodischer viene trazando, sin pirotecnias ni grandilocuencias innecesarias, una carrera sólida dentro del periodismo narrativo y performático. Ha incursionado en la novela gráfica, la crónica y la docencia universitaria. Heredero de la mirada queer de María Moreno, Doctor en Ciencias Sociales por la UBA, combina erudición con frescura y tempo urbano. En esta novela realiza un experimento y, a la vez, un rescate. A través de la ficcionalización, reconstruye la redacción de la revista Claudia en la década del setenta. Pensada para la “mujer moderna”, allí hay disquisiciones sobre el feminismo y sobre qué significa ser femenina. También hay intrigas palaciegas y vínculos con Isabel Martínez de Perón —en un año en donde también se lanzó, respecto a la misma figura, el intrigante documental Una casa sin cortinas, El enigma Isabel Perón, de Julián Troksberg—. Por dicha redacción pasó, nada menos que, la poeta Olga Orozco. José Ber Gelbard, el “Brujo” López Rega y Jacobo Timerman deambulan en esta novela híbrida que incluye, también, collage de fragmentos de dicha revista. Claudia Vuelve es mucho más que un rescate emotivo o un ejercicio literario: es una lección de narrativa en tiempos acartonados. Pablo Díaz Marenghi

El Origen de la Alegría, de Pablo Ramos (Alfaguara)

“Soy un escritor muy salvaje, incorrecto en todo sentido” afirma Pablo Ramos en una entrevista y está en lo cierto. Su literatura está lejos de ser condescendiente o adepta a los preceptos de la llamada “Generación de cristal”. En su literatura hay siglo XX, hay excesos. Hay una fibra bucólica que lo atraviesa todo pero no desde el reviente, desde el verdadero sufrimiento. El real. Hay religiosidad y misticismo. Aprendizaje, crecimiento y duda existencial. Hay, también, huellas de sus grandes maestros: Liliana Heker y Abelardo Castillo. Todo eso está presente en su última novela, El origen de la alegría, lanzada casi al fines de 2021. Llegó para expandir su trilogía protagonizada por Gabriel Reyes/Gavilán que ya parecía cerrada: El origen de la tristeza, La ley de la ferocidad y En cinco minutos levántate María. Allí se narran las peripecias de su yo literario —no digan alter ego, por favor— desde su más tierna infancia hasta su adultez más terrible. Esta vez, ambientada en 2020 cuando estalla la pandemia del covid-19, un Gabriel Reyes más cercano a la mediana edad, se embarca en una suerte de road movie luego de haber ganado una fortuna en el casino junto a dos amigos bastante particulares en una limusina dispuestos a violar la cuarentena y a dejarse llevar rumbo a los placeres y pesares de la vida. Allí se encuentra con prostitutas, lugares de mala muerte y perdedores hermosos. Gabriel Reyes carga con un peso pesado: la muerte de su hermana. Un suceso real que le ocurrió al escritor y que motivó la escritura de este libro. Su protagonista hilvanará la trama de una aventura que parece, por momentos, tragicómica, con reflexiones profundas cargadas del dolor más hermoso como estas: “Quería eso: una viñeta en mi memoria que alcanzara para empezar a sufrir, para apropiarme de un dolor que me pertenecía y que por pura cobardía había condenado a la orfandad”. Pablo Díaz Marenghi

Imposible salir de la Tierra, de Alejandra Costamagna (añosluz) 

En 2021 (¡Enhorabuena!) llegó la primera edición argentina de este libro de cuentos de la gran escritora chilena contemporánea Alejandra Costamagna. Estos relatos fueron escritos entre 2005 y 2015. Hablan de un modo de narrar alejado del lugar común, la condescendencia o el cliché. Son diez piezas breves (o nueve si se considera al último, “Naturalezas muertas”, como una pequeña nouvelle) que funcionan como pinceladas de una obra dedicada a problematizar las huellas del pasado reciente chileno, las esquirlas de la represión de Pinochet narradas desde los ojos de una niña, lazos familiares que se reconstruyen a lo largo de rutas trasandinas y romances que esquivan la corrección política. Pablo Díaz Marenghi

Foto-Ilustración: Paula Rosa – Instagram: @paularosapintura