Gastón Malgieri, nuestro artista del mes, elige su playlist inspiradora y su musa melómana.

Más que canciones en particular, hay discos que “deben” sonar de fondo mientras escribo. Una necesidad compulsiva de armarme soundtrack climáticos, que me generen ciertas sensaciones o estados para escribir. Incluso me sirven como trasfondo de las historias que elijo contar. Me gusta establecer un juego discursivo entre los personajes/las voces de mis poemas y la música que, intuyo, escucharían esos personajes/voces. Si tuviéramos que establecer una especie de decálogo de los discos/canciones que no pueden faltar, diríamos que:

 

 

 

Björk / Vespertine (2001). (Especialmente “Cocoon”): hay algún elemento de esa canción (quizás todas sus dimensiones) que me remiten a una canción de cuna. Y a veces necesito de “canciones de cuna” para recordarle a mis personajes (voces) que el mundo es un lugar detestable, pero hay espasmos de algarabía dando vueltas por allí. Esta canción es la prueba irrefutable de ello.

The Cure / “Pictures Of You”: esta es la canción perfecta. La canción de amor perfecta. En cierta medida sintetiza de manera concreta parte de lo que creo que constituye el alma de la fotografía, en tanto, manera de registro de los instantes. De hecho, una de mis novelas inéditas (“Cuaderno de tapas rojas”) tiene, como hil o conductor de la historia, un cassette Grundig 60 donde lo único que hay grabado es una versión en vivo de este tema de The Cure. Esta canción y ese cassette son de vital importancia en la historia. De la misma manera que “Disintegration”, el disco que la contiene, es uno de los pilares de mis primeras elecciones musicales.

The Smiths / “Please, Please, Please Let Me Get What I Want”: hay personajes en mis cuentos, imagines que he tomado con la cámara, incluso versos que alguna vez he delineado, con esta canción de The Smiths de fondo. De hecho, la escena “(500) Days of Summer” de Marc Webb, en la que Tom Hansen (el personaje de Joseph Gordon Levitt) está en su oficina y sube el volumen cuando su nueva compañera de trabajo, Summer Finn (Zooey Deschanel) pasa por al lado de su escritorio, me parece de antología. Uno de esos momentos por los que vale la pena seguir creyendo en el artificio cinematográfico. Un himno.

Land Of Talk / “Some Are Lakes”: otro himno. Esta banda canadiense, su disco “Some Are Lakes” y la canción homónima, han estado presentes en esta nueva etapa de crónicas en las que estoy trabajando sobre los medios masivos de comunicación en Argentina y el concepto de “inseguridad”. No hay demasiada relación entre la temática del futuro libro y la canción de Land Of Talk. Simplemente es un disco que en estos momentos estoy escuchando.

Mogwai / Hardcore Will Never Die, But You Will (2011): una obra maestra como pocas. Debe sonar. Sin distinción de lo que esté escribiendo. Cuando necesito la ausencia de voces en las canciones, éste es el disco que debo escuchar.

Antony & The Johnsons / “Crazy In Love” (cover de Beyonce): o cómo reconstruir una canción pop para volverla dolorosamente increíble. Tengo una especie de fetiche con esta interpretación de Antony. Tengo una escena a medio armar: un boliche de ciudad chica (Mar del Plata en Invierno, para más datos). 7 de mañana. Las luces de ese boliche están encendidas. No hay más que dos personas: un pibe que fue a bailar sólo y siguió sólo toda la noche; y un empleado de maestranza que limpia con desgano en desenfreno de otrxs. No hay diálogo entre ellos, más que una mirada prolongada, en silencio. “Crazy In Love” suena de fondo. Alguna vez haré algo con esa idea: un capítulo de una novela que tengo inconclusa y que sucede en esos espacios antes mencionados. Un poema. Quizás nada.

The Polyphonic Spree / “It’s The Sun”: esta canción, incluida en el álbum The Beginning Stages de 2002 (y que formara parte del soundtrack de la película “Thumbsucker” de Mike Mills) es la algarabía traducida en acordes. Cuando necesito que mis personajes destilen felicidad, los imagino bailando esta canción a los saltos.

Regina Spektor / “The Flowers”: (y/o cualquier otra de las canciones de Soviet Kitsch ) Ése disco y ésa canción en particular deben sonar. Sin más razones que la sensación placentera que me genera escucharlos.

Martin Gore / “Motherless Child”: porque a veces es ésa la sensación que me postra en una silla a elucubrar algún nuevo escrito.

Adicta / “Esquimal”: una en castellano. ¿Razones? Porque es un pequeño poema pop que me hubiera encantado escribir.