Malas Lenguas habló con el actor sobre el reestreno de la obra El terreno del poder, el estreno del mediometraje Ensayo para Güemes; su relación con su hermano Pablo, miembro de los Fundamentalistas del Aire Acondicionado; y su amor por el arte y la cocina.
Por Tómas Gorrini, Juan Duacastella y Patricia González López
A menos de una hora de cumplir los 51, Leo Sbaraglia atiende el teléfono desde su casa para hacer la nota pautada con Malas Lenguas, mientras despunta, en sorpresa para el piso y todos los oyentes del programa, el vicio de la cocina.
Fermentación de más de diez horas, amasado constante y un horno que arranca en los 250º y baja hasta los 200 en menos de media hora, el actor de Relatos salvajes revela la clave del éxito de la masa madre, ese hit que sonó en todas las radios durante la primera cuarentena y que cosecha feligreses a lo ancho y largo del universo. “Me salen también muy bien las tortillas de papa”, dispara ante los entrevistadores famélicos, insaciables, a punto de salivar ante tremendo manjar.
Pero, Leo, además de sus bondades culinarias, habla con Malas Lenguas para contar sobre la vuelta de El terreno del poder a Thelonious, aquella obra inclasificable, multidisciplinaria, que realiza desde hace varios años junto a Fernando Tarrés y desnuda los mecanismos con los que el poder lo invade todo; una especie de jam session, libre, improvisada, echada a la suerte de los ritmos de una big band que acompaña el relato con contrabajo, violines y guitarras.
Escuchá la entrevista y seguí a Malas Lenguas.
Malas Lenguas: ¿Esta afición por la panadería pica en punta en cuarentena o te gustó desde siempre?
Leonardo Sbaraglia: A mi siempre me gustó cocinar, sobre todo desde que hago más comida macrobiótica. Tenés que cocinar sí o sí, no te queda otra. Tenés que hacerte el arrocito, las verduras (risas) Igual como de todo, si tengo que comer un asado lo como pero mi base alimentaria tiene que ver con lo macrobiótica. Me acostumbre hace seis años a cocinar, prácticamente día por medio. Me gusta mucho la cocina, cada vez más. En la pandemia me dieron una masa madre y ahí empecé con todo (risas). Pero estoy fascinado porque es como todo un arte. El mayor rating es el de la cocina, se acabó el arte (risas). La cocina también es un arte, obviamente. Pero se acabó el mundo del espectáculo. De hecho decían en el programa de radio de Tognetti que ya no hay nuevas ficciones en la televisión abierta. Todo es por streaming. Desgraciadamente lo que va a ir quedando en la televisión abierta son los realitys o los panelistas. Por eso es tan difícil, ya no sabes dónde ir a la tele (risas).
ML: ¿Leo no te tienta MasterChef Celebrity edición 3?
LS: No, me habían llamado para que vaya de invitado a MasterChef a probar un plato. Ya eso me parecía mucha exposición. Ahora viéndolo podría ir si hay algún amigo que le toque cocinar y apoyarlo. Me habían invitado pero no sé ni a quién tenía que ir a asistir (risas) Pero estás muy expuesto ahí, es como el Gran Hermano: por ejemplo lo que le pasó a Claudia Fontán, se le cayó la comida al piso, la levantó y ya está.
ML: Te imagino más un Boy Olmi, alguien que disfruta de la cocina en casa. Un ritual y MasterChef es otra cosa, lo que impera es el tiempo.
LS: A mi no me gusta entrar en ninguna situación donde la competencia sea lo más importante. En ese tipo de programas es lo prioritario, no si sale rico, feo o es algo elaborado. Toda mi vida me he sentido cómodo intentando hacer las cosas a mi tiempo. No entro en situaciones de competencia, no me siento cómodo con el minuto a minuto del rating. Si fuese jugador de fútbol y me tocase jugar frente a 30.000 personas, ahí supongo que lo podría hacer porque sería esa mi pasión. En mi caso: mi pasión tiene que ver con ir cocinando de a poco a los personajes, las cosas que hago. El Territorio del Poder lo estamos cocinando hace cinco o seis años y se sigue cocinando. Se agregan cosas, capas, suceden cosas diferentes. Es cada vez más poético o menos literal a una situación. Se va transformando en algo más, no quiero sonar pretencioso. Me gusta hacerlo porque van apareciendo perlitas y el espectador lo siente. Hay una frase de David Lynch, de los pececitos de colores: si vas a pescar y metés la caña en la superficie vas a sacar un montón de peces pero van a ser todos más o menos parecidos. En cambio, si metés y esperás más tiempo para que salga un pez de la oscuridad del mar, de lo profundo va a ser más original, más especial. Hay algo de eso que uno busca, que aparezcan cosas que te sorprendan a vos mismo y creo que el espectador lo recibe de manera simétrica a lo que te está sucediendo. Es muy lindo lo que se produce. Lo que estoy haciendo ahora es El Territorio, pero cuando uno intenta encontrar cositas que son perlitas está bueno, a veces no encontrás nada y eso también es un riesgo. Hay funciones en las cuales no sucede, por suerte pasa poco.
ML: El Territorio del Poder funciona casi como una jam session, donde tenés una banda atrás y en varias entrevistas decís que sos como un instrumento más. El abordaje que rodea es el poder, y no lo que tenga que ver con el poder político o el poder religioso sino el poder desde el sentido más básico.
LS: Con el propio cuerpo, quizás El Territorio del Poder no fue el nombre más apropiado, porque suena muy pretencioso. Cuando empieza el espectáculo digo esto se llama El Territorio del Poder pero en realidad se podría llamar El Cuerpo, el cuerpo como un territorio apropiado por otros, por un poder que no es el propio. Esa un poquito sería la idea, A lo largo de la historia nuestro cuerpo ha sido tomado como una herramienta funcional a un sistema. Desde la esclavitud, desde el hombre máquina. La idea del hombre al servicio de un sistema de trabajo del cual no forma parte, de una maquinaria de un sistema que obedece a una explotación sobre el propio cuerpo. Esta es la idea del espectáculo, pero es un poco más simple. Nosotros elegimos relatos de autores, que dan cuenta de lo que ha hecho el ser humano con el mismo. ¿Cómo pudo el ser humano haber producido la Inquisición? ¿Cómo pudo haber generado un holocausto? ¿Una dictadura donde mueren 30.000 personas? Hay una parte de la sociedad que siempre es cómplice de esa matanza, de ese genocidio, de esa deshumanización. Entonces, la idea de El Territorio es dar cuenta de eso, ponerlo frente al espejo, porque uno sigue siendo capaz desgraciadamente de repetir esa inhumanidad en la propia humanidad. Todavía estamos como chipeados para que eso no sea algo natural sino veríamos a alguien muriéndose de frío en la calle y lo salvaríamos. Estamos anestesiados en ese sentido, vemos a alguien muriéndose en la calle y está naturalizado. La idea con El Territorio es tratar de traducirlo con las herramientas que tenemos que son poéticas. No somos sociólogos, soy actor y me animo a cantar algunas canciones, a relatar algunos relatos que son duros pero al mismo tiempo son muy simples.. Trabajamos con músicos de jazz, por eso justamente estamos en Thelonius. Ninguna función es igual. Porque si bien los relatos son los mismos, siempre estamos abiertos a algo nuevo.
ML: Hay algo de improvisación.
LS: Sí, de hecho los músicos van cambiando. En estas funciones viene Carto Brandán, que es un baterista que no venía desde el año pasado. A veces viene Jerónimo Carmona que es un contrabajista increíble. También va a estar Richard Nant en estas funciones y Fernando Tarrés. Él y yo somos de alguna manera lo que lo hemos ido armando al espectáculo. Estamos armando otro, que va a estar muy lindo también. Va a ser un poquito menos duro. (Risas) Pero no es que sea duro porque tampoco la idea no es que te vayas como si te hubiesen dado una patada en los dientes. Intentamos hacer belleza también, algo bello no hacer algo que te pegue en el hígado y salgás destruido Cuando nos pasa eso, no estoy contento. Por eso hemos ido moviendo el espectáculo de tal manera que se priorice la belleza dentro de cierto horror. La gente sale agradecida, conmovida y fundamentalmente, movilizada. Hay gente que no le gusta, obviamente, pero ese es el intento.
ML: Hace poco salió un mediometraje: Ensayo para Güemes. ¿Fue volver a trabajar después de la pandemia? ¿Descubriste algo especial sobre Güemes?
LS: Sí fue volver a trabajar, pero fue muy poquito, fueron dos días de rodaje. Fue muy sorpresivo todo lo que ocurrió, no por la calidad, porque de hecho lo hice porque estaba Daniel Rosenfeld, un amigo. Con él habíamos hecho Cornelia frente al espejo (2012). También pueden ver un documental que hizo sobre Piazzolla: Los años del tiburón (2018). Es muy interesante lo que él hace. Cuando me dijo: “che me llamaron del Ministerio de Cultura, quieren que haga algo sobre Güemes, de los caballos, un campo, una batalla”, y yo le dije “no, me gustaron las cartas, quiero hacer algo más simple”. “¿Vos te animarías a salir en una carta?”, me contestó. “Sí, dale”, le respondí. Ese fue el puntapié, después me entregó un guión a los 15 días de 37 páginas y yo dije “pero Dani” (risas). Y lo hicimos en dos días y salió una cosa hermosa. Aprendí un montón, sabía poco y nada de Güemes.. Una de las cosas que se cuentan ahí es que él no era un gaucho, todas las estatuas que lo vemos parece un gaucho. Pero venía de otro estrato social, era otro tipo de cultura la que él tenía. Después empieza a juntarse con los gauchos y termina siendo de alguna manera uno de ellos. Más bien, como dice el documental, los gauchos lo eligen a él. Termina siendo el más guacho de los héroes de la Independencia. Otra cosa que tampoco sabía es que fue traicionado probablemente para que los realistas lo atrapen, eventualmente lo maten. Lo traicionaron argentinos que estaban aliados con los españoles. Por algo lograron entrar al territorio de Güemes y le hacen una emboscada. Hay una anécdota muy linda, que es una de un barco.
ML: Esa imagen la quieres meter todo el tiempo en el documental todo el tiempo y Mercedes Morán no te deja (risas). ¿Podés contarla?
LS: Fue en la primera invasión inglesa, en 1806. Había un barco inglés que se llamaba Justine, en un momento cuando baja la marea se queda encallado en la orilla y entonces la caballería, en donde estaba Güemes, y termina subiéndose al barco (risas) En el documental se hacía bromas, un barco atacado por caballos (risas) Algo que nunca había ocurrido, todo una imagen de algo. No sabemos bien de qué pero era una imagen. Tenía mucho humor, eso también era lo lindo.
ML: Algo también muy lindo que se habla en Ensayo para Güemes es cuando se habla de las guerras y el gaucho dice “es cosa de ciudad”. Me pareció maravilloso.
LS: Es hermoso, hay textos que están escritos por Mariano Llinás junto con Rosenfeld. Llinás tiene toda una exploración del campo. En La Flor por ejemplo, es maravillosa la película. Ahí Llinás habla un montón del mundo del campo y lo retrata. Recorre el campo argentino, como un western casi. Dice que los gauchos no habían participado de una guerra, las guerras eran cosas de ciudad. Ellos nunca se habían preocupado por ,ni siquiera muchos habían visto lo que era la bandera argentina. En determinado momento estos gauchos tienen que decidir si pelear por una bandera que casi ni conocían o pelear por el Rey de España. Es muy lindo, hay muchas cosas que no sabemos de nuestra historia. Tenemos una historia que está llena de pequeñas historias. Imagínate todo lo que hay para contar, por ejemplo lo que fue la invasión a los indígenas por parte de Roca, la matanza. La cantidad de historias que debe haber ahí. Hay un libro muy bueno de Félix Luna que se llama Soy Roca, que cuenta mucho de esa peripecia.
ML: Pensaba los puntos en común que tienen estos dos trabajos El territorio del Poder y Ensayo para Güemes que es la descolonización. ¿Vos pensaste algún rincón que esté por fuera de ese territorio de poder que toma los cuerpos, las vidas y hoy en día nos atrapa? Me parece que Territorio es la búsqueda de salir ¿es así?
LS: Creo que sí, siempre hay alternativas. En principio uno tiene siempre la posibilidad de encontrar un lugar, y te lo dice un tipo que está bastante encerrado en muchos aspectos. No es la idea seguir así, mi idea es encontrar nuevos lugares, de libertad, donde la mirada del otro y el zapato no lo tengas encima de tu cabeza. Sino que tengas la posibilidad de ir registrando cada vez más el placer corporal propio, el deseo propio. Eso es una búsqueda que se hace en muchos aspectos. A través de una lucha, de una cierta valentía, y de enfrentarse con algunas cosas propias, del otro, de aquello que tenés enfrente y que eventualmente te molesta, te oprime. Por otro lado todo está el proceso psicológico o de educación amorosa afectiva. Hay un montón de lugares donde uno puede ir encontrando. Las relaciones humanas son muy complejas, el amor es muy complejo. Uno tiene la esperanza de que hay esos rincones. De hecho en El Territorio en un momento se habla de eso, de ir encontrando esos lugares al margen de la historia, de los mandatos. Es inventar algo, esa es la premisa de El Territorio: la desobediencia y el próximo paso cuando uno desobedece es inventar, salir a construir. Fijate los avances que ha tenido la sociedad, no es que todo va para atrás Hace días que estamos festejando el Día del Orgullo. En algunos países los siguen decapitando, cada vez hay más culturas que están aprobando ese avance de lo original, de lo personal, de lo individual. Eso tiene que darnos esperanzas. La generación de mi hija que tiene 15 años y tienen la cabeza mucho más acomodada, tienen su sexualidad, su parte afectiva. Hay menos encasillamiento de cosas. Entre los seis y once años yo me crié en la dictadura y eso seguramente habrá tenido una consecuencia, un nivel de daño, de una herida profunda me debe haber hecho, pero al mismo tiempo esa fue mi experiencia, la estructura que me pusieron delante para poder intentar desarmarla y seguir haciéndolo. En la historia de cada uno hay mandatos y cosas feas que nos han hecho daño y hay que tratar de desprocesarlas sobre todo para no repetirlas en los más débiles, en nuestros hijos, en aquellos que están en peores condiciones. Hay que desobedecer aquello que no te ha gustado de tu propia historia. Esa es la manera de avanzar.
ML: Seguramente vos desarmaste todos esos mandatos a través del arte, Repasando toda tu carrera vimos la cantidad de personajes distintos que hiciste. ¿Hay algún personaje que te gustaría hacer, alguien con quién quisieras trabajar?
LS: No sé, siento que en muchos aspectos estoy empezando otra vez todo el tiempo. No es una falsa humildad, es realmente algo que siento. Por un lado, a mi me gustaría en algún momento dirigir. No sé si soy capaz, no sé si efectivamente lo voy a hacer pero es una fantasía o un deseo que tengo. No sé en qué se va ir transformando,. En relación a qué personaje o qué me faltaría siento que me falta todo porque podría volver a hacer todo. Como El Territorio, cada función que hago es cómo hacerla de nuevo, nunca me aburro de hacerla, es como el conocimiento. Viste que los chicos pueden ver una película veinte veces y siempre la disfrutan porque siempre van a ir encontrando algo nuevo. Algo que va calando. Para mí el conocimiento en ese sentido es volver a pasar por los mismos lugares pero desde quien sos hoy. Uno puede volver a pasar por la infancia, no es que vos te fuiste ya de tu infancia y la perdiste. Vos podés volver a repensar quién sos y quién fuiste pero con las herramientas nuevas de quién vas siendo, en quién te vas convirtiendo y a medida que vas creciendo. Eso es maravilloso, porque podés ir recreándote todo el tiempo. Pienso eso y lo siento, no es que sea algo solamente racional. Todo lo nuevo lo voy encarando desde un lugar nuevo. Es muy lindo y es un poco esperanzador.
ML: Son un poco las ventajas que tiene ser actor, ¿no? Reinventarse en cada ocasión y con todo lo aprendido y experimentando volcarlo en un personaje con todas esas posibilidades. Un poco el arte salva.
LS: Claro, el arte salva.
ML: En esta pandemia el arte nos salvó, vino a abrir esa puerta que teníamos tan cerrada en la cuarentena y vos el año pasado hiciste Amor en cuarentena, un espectáculo novedoso. ¿Cómo fue esa experiencia? ¿Tuvo fecha de vencimiento o es un formato que se puede volver a utilizar?
LS: Puede ser. Hay muchas cosas que están asociadas a la primera parte de la pandemia que causan un poco de escozor: “no otra vez no, ¡no quiero!”. Hoy hablaba con mi representante que español y ellos están empezando a vivir el verano pero aun así la gente está muy cansada de esto. No le puedo echar la culpa a nadie, me parece que se equivoca la gente que le echa la culpa a alguien, a un gobierno aunque sea de Capital, el Nacional, el español, el yugoslavo o el ruso. Lo que estamos viviendo es realmente una circunstancia hartante para cualquiera. Hay que tratar de pensar en cómo seguir pasando esto o si uno puede capitalizarlo de alguna manera. En ese sentido he tratado de encontrarle la parte positiva como vos decís, haciendo cosas o leyendo en YouTube o lo de Amor en Cuarentena, que cuando me lo ofrecieron ni lo dude porque Guillermo Cacace para mí es un genio y todo el grupo de actores que había son gente que respeto mucho. Hoy en día no creo que se siga resistiendo el formato, me parece que hay algo ahí que hay que ir reinventando. Después hice hace poquito una película chiquita que es más sorpresa que se va a pasar en agosto, se va a empezar a vender por streaming. Eso también es otro modelo posible como es un poco independizarse de lo que te pide la plataforma, cuáles son los parámetros Porque si funciona algo de la autogestión y del streaming autogestivo como lo hizo mi hermano Pablo con los Fundamentalistas del Aire Acondicionado. Fue muy bueno eso que hicieron los chicos, aprovechando todo el poderío del Indio y este momento que estamos viviendo. Armaron una cosa muy piola que está muy bien hecha con una gran calidad, con una cosa muy teatral parece que estás viendo un recital, te hace imaginar eso y esta buenísimo. Hay que ir encontrando esas maneras, independizándose también de esos mandatos e ir encontrando cosas que hablen de cierta originalidad.
ML: Qué le dijiste a tu hermano cuando terminó A los pájaros, ese show impresionante con Los Fundamentalistas.
LS: Me volvió loco, mucho orgullo y mucha emoción. .Además me encantó particularmente, al margen de que se que él estuvo muy implicado en la organización, que tuvo mucho poder de decisión en lo que fue ese streaming. Me sentí muy orgulloso porque él es un tipo brillante, es una persona que siempre consideré muy capaz, un gran músico, un gran productor, muy inteligente. Mi hermano tiene unas canciones preciosas. A través del Indio, de Los Fundamentalistas la gente lo está empezando a conocer cada vez más y es un acto de justicia total.
ML: Ustedes habían hecho cosas juntos, en la presentación del disco de Pablo: El increíble magnetismo del Gran Hotel Glamour Shuffle (2013).
LS: Sí, hicimos una especie espectáculo, donde él daba un recital y estaba siendo intervenido por diferentes apariciones mías que tenían que ver con las letras de las canciones y con algo que él había escrito para ese disco pero que era hablado. Entonces, yo funcionaba como una especie de relator/actor involucrado por esa historia y afectado por la misma y también me daba la posibilidad de cantar un par de temas. Con mi hermano nos compramos la primera Fender juntos, después él se dedicó a la música y yo a la actuación Pero sigo cada vez más relacionado a la música.
ML: Contanos un poco las ideas que tenés para iniciarte como Director. ¿Qué te gustaría hacer?
LS: Lo de El territorio es un poco el puntapié porque no tenemos Director, me voy dirigiendo a mí mismo, a través de lo que vamos escuchando. Quizás en algún momento me gustaría hacer un cierto, algo que tenga que ver con lo audiovisual. También me gusta mucho el montaje, muchas veces filmo con el celular, después lo monto y me emociono mucho haciéndolo. Es como una reescritura a través de las imágenes. Quizás es por ahí, algo que tenga que ver con eso, porque es lo que naturalmente me sale, podría estar toda una noche o todo un día haciéndolo. Me apasiona. No sé si eso es que alguien me de un guión, conversarlo, y de pronto trabajar con los actores. Eso también me gusta mucho. Pero antes quizás tendría que pasar por el proceso de dar clases de actuación pero tendría que tener herramientas pedagógicas un poquito más desarrolladas Hay muchos proyectos, por ahora tengo tanto estímulo y tanto trabajo de lo actoral, de lo musical. Estoy aprendiendo a tocar la guitarra. hay muchas cosas que me dan fruición. Estaría todo el día ocupado. Estudio canto, tengo dos profesores. No paro en ese sentido, también cocino, no sé en qué voy a terminar la verdad (risas).//∆z