La banda pampeana presenta su nuevo disco, El Club de los Nostálgicos. Por un rato dejan de lado a Manal y Pappo´s Blues y encuentran un nuevo horizonte sonoro en Virus y Los Abuelos de la Nada. Pero nunca dejan de lado la canción.
Por Carlos Noro
Desde 2016 Las Sombras en una interesante referencia dentro de un conjunto de bandas de La Pampa (Los Siberianos, Knei y otras propuestas similares) que a veces comparten músicos entre sí y que a lo largo del tiempo dejaron su ciudad de origen para hacer base en La Plata y en la Ciudad de Buenos Aires.
Con una búsqueda similar a nivel sonoro en donde afloran sin prejuicios la admiración por el rock y el blues argentino de los setentas e incluso de los sesentas, poco a poco el cuarteto (Manuel Fernández en voz y guitarra, Nicolás Lippoli en guitarra y voz, Julián Pico en bajo y voz y Mauro López en batería) fue intentando profundizar más su propuesta e incluso emprender nuevos caminos. Algo que se percibe en el lanzamiento de El Club de los Nostálgicos, un disco donde las guitarras bluseras descansan por un rato para darle lugar a la sensibilidad pop, a los teclados y a los sintetizadores sin renunciar jamás a la idea de hacer canciones. “Este disco surge de la necesidad de abrir el campo de juego en relación al sonido de la banda en los primeros discos, surge de una inquietud, de una necesidad de explorar nuevos territorios sonoros que parte de la idea de salir de la zona de confort y arriesgarse a probar cosas nuevas”, cuenta Nicolás Lippoli para presentar este nuevo disco y la nueva etapa de la banda.
AZ: Si hacemos un recorrido que empieza en Las Sombras, continua con Crudo y por ahora termina con el El Club… parece haber un cambio de sonoridades. En el primero hay una propuesta más espontánea sin tanta producción, en el segundo hay una búsqueda por sonar más cercanos al vivo al punto que ensayaron mucho para grabar en vivo, mientras que acá hay una búsqueda musical que suma arreglos de estudio a las canciones ¿Cómo lo interpretan ustedes?
NL: Siempre fuimos una banda con ganas de descubrir nuevos procesos y formas de grabar. En este disco queríamos tener mayor control sobre lo que hacíamos y como sabíamos que íbamos a buscar una nueva sonoridad queríamos que haya espacio para la experimentación. Por eso decidimos de grabarlo por pistas separadas. Este proceso nos dio algunas libertades que antes no tuvimos y nos dejó la posibilidad de poder jugar sin miedos. Creo que eso es “lo distinto” en este disco respecto a los otros.
AZ: Por otro lado, aquí dejan de lado la impronta más blusera / rockera y van para el lado de las sonoridades de los ochentas. En algún punto simbólicamente ya pasaron por los sesentas, los setentas y ahora están en los ochentas ¿Cómo se fue dando ese proceso en ustedes como banda?
NL: Al principio ese proceso se fue dando de manera espontánea, casi sin querer. La diferencia es que este último disco el proceso fue buscado. Las ganas de cambiar comenzaron cuando grabamos el single “Lo que guarden tu ojos” con Javier Weyler. El tema pedía la incorporación de nuevos instrumentos como sintetizadores y percusión y el resultado de esto nos despertó las ganas de indagar más en los sonidos de los ochentas. Así fue como decidimos incorporar estos instrumentos de manera definitiva a la hora de hacer el disco y virar el sonido por decirlo de alguna “hacia algo más cancionero y más pop”.
AZ: Si retomamos los ochentas en la argentina nos encontramos con varias sonoridades que impactaron a nivel masivo. A grandes rasgos aparece el pop post punk de Soda Stereo, propuestas más pop como los Abuelos de la Nada o Virus, pero también estaban Sumo, Los Redondos o Charly García. ¿Con quién o quiénes dialogan ustedes?
NL: En este disco de dialogó mucho con Virus y con Los Abuelos de la Nada. Las melodías tanto de las voces principales como la de los coros fueron muy por ellos. Estás bandas fueron nuestro norte durante la grabación del disco, dado que la estética sonora que buscábamos iban muy de la mano, desde los efectos de guitarra y sintetizadores hasta el ritmo y los coros.
AZ: Una de las cuestiones que se percibe a lo largo del disco es que la banda busca respetar la estructura de canción clásica, algo que siempre estuvo en la banda pero que acá se profundizó ¿Qué aportaron Norman McLoughlin desde la producción y Maxi Leivas en la grabación para lograr esto?
NL: Norman nos ayudó a ordenarnos. Nos abrió el camino y trajo nuevos matices y armonías que hicieron que el disco sea diferente. Más allá de producir, grabar y mezclar, el también tocó los teclados y sintetizadores del disco, armó los coros y organizó nuestras ideas. Sin lugar a dudas es una persona muy talentosa que transformó nuestras ideas y las hizo florecer. Y Maxi ya casi es como un hermano que nos acompaña desde el comienzo, nos conocemos mucho y puedo interpretar cosas que nosotros no podíamos poner en palabras. De alguna manera funcionó como un nexo entre nosotros y Norman.
AZ: A nivel vocal y musical es un grupo que va repartiéndose el protagonismo, incluso cantan todos como sucedía en muchas bandas de los setentas ¿Cómo fue el proceso de elegir quién cantó cada canción en este disco? Se nota una búsqueda muy clara de que las atmósferas de cada canción se acompañen con una cadencia vocal muy específica.
NL: Durante el proceso de grabación, y una vez que las canciones tomaron su curso natural, fuimos haciendo pruebas que nos permitiesen darnos cuenta que timbre vocal quedaba mejor con tal o cual canción. Si bien somos un grupo con tres voces muy presentes, estás voces son muy distintas entre sí y aportan matices diferentes. Digamos que cada canción nos fue sugiriendo quien podría ser el cantante. Creo que fue un proceso muy natural.
AZ: El título del disco tiene la palabra club que lleva por un lado a pensar la idea de fraternidad y, por otro lado, una idea de nostalgia que recuerda un pasado, pero de manera positiva. ¿Cómo impactan estos conceptos en las canciones teniendo en cuenta que desde lo musical recuperan una época que ustedes por edad no vivieron en vivo y en directo?
NL: No usaría la palabra recuperar, porque no sentimos que algo se perdió. Creo que buscamos reivindicar y plasmar en letra y música, las sensaciones y el imaginario detrás de lo atemporal. Además, muchas de las historias que contemos, son sucesos que no necesariamente vivimos en carne propia, a veces se trata de narraciones que intentamos puedan interpelar al oyente y transportarlo fuera del mundo. En este sentido la poética y la narrativa juegan un rol importante. Nos atrae la causa y el efecto de las situaciones que vemos en la calle, que vivimos en la noche, que vemos en una película. Convertimos eso en poética, en un lenguaje propio de nuestras canciones. No hay canciones que definan mejor tal o cual cosa, simplemente las historias están ahí, para que el oyente viaje y se transporte. Cada canción es una historia en sí, y entre ellas dialogan, con mensajes ideas recurrentes. En diálogo se produce el imaginario, la magia que hay detrás de cada estrofa la completa el oyente con su imaginación.
AZ: Eligieron “Me dijiste tu nombre” y “Las vueltas de la vida” como singles para adelantar el disco ¿En qué punto sirven para definir la atmósfera del álbum?
NL: En un punto “Me dijiste…” está ligado a una estructura musical que ya veníamos manejando anteriormente, digamos que es como la puerta de entrada a este nuevo mundo de Las Sombras. “Las vueltas…” es algo completamente diferente, sería algo así como que si pasaste y te gustó “Me dijiste…” ya estas apto para recibir lo nuevo.
AZ: “No quiero ser parte de este mundo de hoy, donde todos compiten por quien quiere ser mejor” dicen en “Mundo Hoy” ¿Cuáles son los valores y la forma de vida que proponen Las Sombras?
NL: Individualmente tenemos vidas muy distintas, pero logramos generar un estilo de vida forjado en valores que fuimos generando a lo largo de tantos años de comunión y amistad. Es como una especie de comunicación telepática, que se ha ido puliendo a lo largo de los años y es parte de la idiosincrasia tanto del lugar donde nacimos y como del lugar hasta donde nos lleva la vida. Directamente no nos interesa bajar ninguna línea, ni ser determinantes a la hora de dar un mensaje. Simplemente creamos historias y narraciones basadas en vivencias. El resto lo completa el oyente. Claramente tratamos de manejar un lenguaje popular, porque de como banda de rock y pop necesitamos interpelar al público y que a partir de esto lo que hacemos se pueda masificar cada vez más.