La primera fecha del Pepsi Music fue una tormenta de rock: Viva Elástico, Passion Pit, Humo del Cairo, Kaiser Chiefs, Massacre, Queens of the Stone Age y Catupecu Machu.
Por Gonzalo Penas y Joel Vargas
La cuenta oficial de Twitter del Pepsi Music lo había confirmado al mediodía: el festival no se suspendía por lluvia. Después del temporal que había sacudido a la Capital Federal durante la madrugada y gran parte de la mañana del 2 de abril, el predio de Costanera Sur esperaba el Día 1 del festival como si no hubiese pasado nada. Al llegar al lugar había una cosa que era cierta: la zona no parecía tan afectada. Si bien las distancias entre los escenarios eran largas y con mucho barro en el camino, en cuanto a lo geográfico no había demasiado daño.
Cuando las puertas se abrieron la lluvia volvió a aparecer. Viva Elástico, banda que abrió el festival, tocó poco y para un puñado de espectadores que ingresaban tímidamente prestándole más atención al color del cielo que al grupo que tocaba. Con “Complejo Adolescente” y “El festejo” del primer disco y la pegadiza “Yo te quiero más” del reciente segundo trabajo de la banda (Agua, sal y fiebre, 2012), el público seguía con asombro por el arranque del festival. Pero con el correr de las horas el cielo aclaró y hasta llegó a salir el sol cuando fue el turno de Passion Pit. El grupo pop que tiene como vocalista a Michael Angelakos hizo bailar al público que observaba el escenario principal con sus hits “I’ll be alright” y “Take a walk”, de Gossamer (2012), y con sorpresas como “Make Light”, primer tema del álbum debut (Manners, 2009). Momento indie donde algunos espectadores internacionales fans de la banda con camisas ajustadas, anteojos hipsters y chupines corearon cada uno de los once temas que hicieron.
Humo del Cairo le dio a la tarde el toque stoner nacional. La banda argentina era una de las pocas que tenían que ver de forma directa –por su género, sus letras y su propuesta- con los Queens of the Stone Age, plato fuerte de la jornada. El grupo, como Los Natas años atrás, sabe a la perfección lo que hace arriba del escenario: sonidos graves y melodías clásicas del stoner como una mezcla perfecta de hard rock con rock psicodélico. En vivo suenan tan contundentes como en los dos discos que tienen editados: Humo del Cairo (2007) y Volumen II (2011). Si “Indios” hizo que el público le prestara atención al escenario que estaba a unos metros del principal –camino que estaba repleto de barro- el resto del set list directamente dejó a los espectadores muy satisfechos. “Panorama”, “Fuego de San Antonio” y el cierre con “Tierra del rey” hicieron que sea uno de los mejores shows nacionales de la fecha.
Al regresar al escenario principal ya estaba desplegada la bandera de los Kaiser Chiefs. La banda de Leeds pidió disculpas “por haber traído la lluvia de Inglaterra” y tocó los clásicos que aquí ya son bien conocidos: “Never miss a beat” de Off with their heads (2008), “Little shocks” de The future is medieval (2011), el hit “Ruby” de Yours truly, angry mob (2007) y varios temas del primer disco (Employment, 2005) como “Everyday I love you less and less”, “Na na na na naa”, “Modern Way” y el cierre con “Oh my God” hicieron un show simpático donde el cantante Ricky Wilson, quien rompió el pie del micrófono y se lo regaló a su público, terminó embarrándose la cara debajo del escenario.
Con el anochecer salió al escenario principal una banda habitué de los festivales en los últimos 5 años: Massacre. Wallas, que al entrar presentó formalmente al “Pepsi Music-Massacre Palestina” por si alguno todavía no los conocía, tuvo todos los tips que tiene en los shows de la banda, desde máscaras y sombreros hasta la pandereta que esta vez no era la suya sino la de los Kaiser que se la habían olvidado en el escenario. Una mezcla de temas clásicos como “Te leo al revés” y “Juicio a un bailarín” con canciones de Ringo (2011) como “Tanto amor”, “Tengo captura”, “Muerte al faraón” y la tan Joy Division “Celebrity” –tal vez el mejor tema de los últimos años de la banda- hicieron que el público pogueara por primera vez en la jornada y así prepararse para el show principal de la noche.
El momento esperado era la salida y el recital de los Queens of the Stone Age. Bajo una copiosa lluvia que reapareció por la Costanera Sur, la banda liderada por Josh Homme salió al escenario principal para dar uno de los shows que a fin de año será uno de los mejores. El arranque con dos clásicos que no envejecen como “The lost art of keeping a secret” (Rated-R, 2001) y “No one knows” (Songs for the deaf, 2002) hicieron delirar al público que parecía no importarle la lluvia cada vez más fuerte. Mucho menos le importó cuando le siguieron “First it giveth” y “Sick, sick, sick”, tremendo tema -con un guiño al mejor punk- de su último trabajo Era Vulgaris (2008). Una banda stoner tiene que tener un excelente baterista: por eso en esta gira los QOTSA tienen a Jon Theodore (de The Mars Volta) que realmente marca los tiempos y se adapta a cada canción de una forma tan excelente como la banda necesitaba. Una de las cosas que asombra de esa banda es que los integrantes arriba del escenario parecen saber que la tienen muy clara pero no se mueven ni se muestran demasiado más allá de las melodías que entonan. Nada de vender humo. Todo está en la música y la seriedad. Como si el rock sea el condimento en sí mismo para el recital y nada más importe, nada de posturas, nada de intercambiar mucho con el público, solo la música (¡y lo bien que les sale!). Con eso basta y sobra.
Después de que Homme fumara un cigarrillo, que terminó tirando por la mitad, el recital continuó con la sorpresa de la noche, “Monster in the parasol”. La canción terminó de calentar al público justo en el momento que dejaba de llover. La bella “Make it wit chu”, la perfecta “Little sister” y el himno de la adolescencia de varios “Go with the flow” redondearon un recital tan perfecto como (in)esperado: nadie esperaba que los QOTSA volvieran al país después de aquel show en 2010 con Rage Against the Machine –o al menos no tan rápido- pero al volver lo hicieron con un recital perfecto que dejó a más de uno pensando que los Queens son una banda que por su puesta en escena, sus hits, sus discos y por cómo suena y se ven en vivo, no les falta (ni le sobra) nada y que si bien pueden pasar desapercibidos en las críticas son una de las mejores bandas de los últimos veinte años.
Como a los QOTSA no les gusta cerrar fechas de festivales después de “A song for the dead”, tremendo tema para terminar un excelente recital, salió al escenario Catupecu Machu.
A esta altura de su carrera la banda de Villa Luro es un clásico en los festivales locales. Quizás sea una de las bandas argentinas que más evolucionó en su carrera. Es un reptil que va cambiando la piel disco a disco. La culpa de esto la tiene el ecléctico Fernando Ruiz Diaz que no se queda quieto. Es uno de los mejores frontman argentinos, se devora el escenario con tan solo un bocado. “Oxido en el aire”, “El Mezcal y la cobra” y “Confusión” fueron el comienzo de un set contundente. Canciones mutantes y frenéticas ideales para el pogo en la patria del aguante.
La marca registrada de Catupecu son los riffs demenciales e incisivos de Fernando. Él es el alma de la banda, sus letras son pensamientos furtivos de un romántico desvelado. Dos puntos para destacar: la versatilidad de Sebastián Cáceres, ya sea en el bajo o la guitarra, y que Agustino Rocino ya está muy asentado como baterista del grupo.
Si hablamos de canciones clásicas del rock nacional, Catupecu no escapa a este ítem: “Perfectos Cromosas” y “Eso espero”, ambas del aclamado disco Cuentos Decapitados (2000), dijeron presente en el Pepsi. Tampoco faltó la bolichera “Hormigas” ni los cortes de su última producción, “Aparecen cuando bailamos” y “Metrópolis Nueva”. Pero uno de los puntos fuertes de la noche fue “Baile Guerrero Golpe Certero” donde los Catupecu llenaron de graves a toda Costanera Sur con sus ¡tres! bajos.
“Vamos a tocar una canción que compusimos hace cuatros días espero que les guste”, dijo de manera irónica Ruiz Díaz, y empezó “Magia Veneno”, su hit más radiable. Ya promediaba el final del show cuando sonó el electro-rocker de “Origen Extremo”, seguido del clásicazo “Dale!”. La vorágine no terminó ahí, Macabre se despachó con una solida interpretación de “Blitzkrieg Bop” de los Ramones y luego Ruiz Díaz les pidió a todos que pisaran sin el suelo. Catupecu Machu es así, visceral.
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