De aquí, de allá, desde historias simples y sin apoyo a super producciones con toda la maquinaria hollywoodense detrás, nos quedamos con estas pelis como las mejores de 2011

 

 

 

 

 

 

Las Acacias

Ganadora del premio Cámara de Oro en Cannes, y premiada en Londres, Biarritz, Bratislava y San Sebastián, entre otros festivales internacionales, la opera prima de Pablo Giorgelli se centra en la historia de un camionero (Germán da Silva) que debe trasladar desde Paraguay a una mujer (Hebe Duarte) que viaja a Argentina con su bebé de cinco meses en busca de un futuro mejor. Mil quinientos kilómetros entre Asunción y Buenos Aires convierten a Las Acacias en una conmovedora road movie criolla donde gestos y miradas plasman la soledad de dos desconocidos que se transforman durante la travesía. Un film profundo que mezcla la ficción con el documental en un relato que crece con cada escena ganándose el corazón del espectador.

Super 8

Producida por Steven Spielberg y dirigida por J.J.Abrams (creador de las series Lost y Fringe), Súper 8 narra las vivencias de un grupo de amigos de Ohio que, mientras ruedan una película casera de zombies, son testigos del descarrilamiento de un tren que transporta material secreto de la Fuerza Aérea. Pronto descubren que no se trató de un simple accidente. A través de las destacadas actuaciones de los jóvenes protagonistas, fantasía y creatividad se unen en un atrapante film que sorprende visualmente por su calidad estética y sus aires nostálgicos, convirtiéndose en un excelente homenaje audiovisual. Mediante aventuras sobrenaturales, retoma lo mejor del cine de ciencia ficción de Spielberg en los ochenta.

Medianoche en París

Un film un tanto innovador y, hasta podría decirse, uno de los mejores que Allen hizo en los últimos años. Cuenta la historia de un joven y exitoso guionista de Hollywood, Gil (Owen Wilson) que viaja a París con su novia millonaria y sus futuros suegros. En “la ciudad del amor” todos experimentarán vivencias como viajar en el tiempo, que conllevarán a sostener la premisa de “todo tiempo pasado fue mejor”. Con una estética delicada y precisa, un vestuario magnífico que se adecua a la época y con un Owen Wilson que esta vez no hace de “tonto” o “divertido” y entendió perfectamente la consigna de encarnar al mismísimo Allen. Cuenta además con diálogos simples y llevaderos aunque no muy profundos y una moraleja que intenta hacer una crítica a la vulgaridad y superficialidad yankee reflejada, en este caso, en la familia de la novia. Con París como escenario, nada puede salir mal. Aunque Woody no se haya esforzado por darle un buen final a la película, Medianoche en París termina complaciendo a casi todo el público.

El estudiante

A pesar de ser la ópera prima del guionista Santiago Mitre, realizada en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, y de ser una producción totalmente independiente, quedó segunda en la preselección de películas para competir por el Oscar. Puede ser catalogada como cine político, pero es mucho más que eso: es un largometraje que explora el mundo de la militancia a partir de la historia de Roque Espinosa, quien ha venido del interior del país para iniciar por tercera vez sus estudios universitarios. Al poco tiempo de vaguear por la facultad se encuentra sin vocación ni metas y se dedica a hacerse amigos y conocer chicas hasta que conoce a Paula, una profesora adjunta que lo acerca a la militancia política y allí el protagonista siente que por fin encontró su vocación. Es una película muy realista y al estar ambientada en las instalaciones de la facultad le suma muchos puntos. Mitre llevó a cabo la película sin ningún apoyo estatal, corporativo o internacional. Asimismo, obtuvo grandes repercusiones y críticas, gracias a su trama atrapante y a actores como Esteban Lamothe, Romina Paula y Valeria Correa, quienes se desenvuelven muy bien.

¿Qué pasó ayer? Parte 2

La historia se repite, aunque con otros personajes. Esta vez en Tailandia. Phil (Bradley Cooper), Alan (Zach Galifianakis) y Doug (Justin Bartha) viajan a Bangkok para asistir a la boda de Stu (Ed Helms). Sin embargo, las cosas no salen como pensaban y aparecerán las primeras señales de que algo salió mal: Alan se ha rapado la cabeza, Stu se ha hecho un tatuaje en la cara y, además hay un mono en la habitación. Se encontrarán con un viejo conocido, Leslie Chow (Ken Jeong), y tratarán de averiguar qué pasó durante esa noche. Es una película pochoclera que de vez en cuando hará volar un par de pochoclos a causa de las risas a causa de un contenido “zarpado” en material humorístico hollywodense, con escenas bastantes oscuras, extremas y hasta escatológicas. Sin mucha diferencia a la anterior y con la misma línea del humor básico que ha hecho de la saga un éxito a nivel mundial.