La Renga: fiebre de sábado por la noche

ArteZeta estuvo presente en una nueva presentación de la banda de Mataderos en La Plata. Arte infernal, mística y rocanrol.

 Texto y fotos de Jorge Noro

Fiebre fue la palabra que marcó el pulso de la presentación de La Renga en La Plata luego de la suspensión de la segunda fecha. La previa mostraba el Estadio Único “Diego Armando Maradona” atrincherado, contenido por personal de seguridad y una circulación limitada en los alrededores. Ingresar temprano hacía visible una escena con las luces encendidas del recinto y con el interrogante ¿lo van a llenar? ante tanta inmensidad. Horas más tarde, el inicio del show respondió con un sí rotundo.

Volvamos a la fiebre. El campo no tenía claros y toda la platea estaba de pie. Fue un show demoledor, el sonido se escuchaba claro y contundente, como una patada al pecho. Las y los espectadores se trepaban a la vorágine sonora buscando estar cada vez más cerca del escenario. Sus banderas son un fenómeno único: evidencian distintos lugares del país, frases alusivas a las letras de la banda y mucha historia por el paso del tiempo en las telas.

La escenografía entre apocalíptica, lisérgica y oceánica demostró que La Renga presenta un show sin comparación en Argentina y Sudamérica. Desde las pantallas podías ver a la banda como si estuvieras ahí nomás del escenario: Tete corriendo por todos lados, Chizzo como un guitar hero criollo cada vez más metalero, y Tanque escondido entre los fierros de la batería tocando de manera demoledora.

La Renga es un maridaje entre sonido e imagen que se impregna en la retina y en el oído, entre clásicos que no pueden faltar y lo nuevo. Es una banda que no olvida, ni de sus orígenes ni de la reciente suspensión del show. Pide disculpa, sin suspicacias. No olvida la pandemia, los contextos políticos y tampoco se olvida de la tragedia. Durante el show rindió homenaje a Miguel Ramírez que falleció por una bengala en 2011, en su anterior presentación en La Plata.

La fiebre se apoderó del público, los músicos y de la jornada. El frio parecía no existir. La Renga cada vez que toca traslada a otra dimensión y el mundo se detiene por unas horas. Su propuesta ni su obran caducan. Saben cómo renovarse. Cada vez son más metaleros.//∆z