Bajo la influencia de la saga de Christopher Nolan, Gotham recorre con aciertos y sorpresas la ciudad más famosa del cómic mundial cuando Batman sólo era un pequeño Bruce Wayne.

Por Joel Vargas

Un callejón oscuro, medianoche. Una pareja junto con su hijo caminan a paso lento, se ríen, comentan la película que acaban de ver. De pronto los intercepta un hombre, les roba la billetera y un collar de perlas. Dos disparos. Caen muertos el hombre y la mujer. El niño llora, Bruce Wayne llora. Una tragedia shakesperiana moderna. Momento primigenio de la historia del gran héroe del siglo XX: Batman. Gotham, la nueva serie situada en el universo del encapotado, recrea ese momento otra vez, salvo que en esta oportunidad le agrega algunos condimentos que podrían llegar a ser interesantes. En la escena del crimen también estaba una chica, observando la secuencia, agazapada (más tarde descubriremos que es una jovencísima Selina Kyle, que años más tarde se convertiría en Catwoman) y el que cometió el crimen tenía puesta una capucha, no se le veía la cara. Todo acólito de Batman sabe que Joe Chill, un rufián de poca monta al que millones de veces se le cambió el origen y la razón de ser, fue quien perpetró el asesinato de los Wayne. En esta nueva recreación de esa escena clásica de la literatura moderna, todavía no sabemos si fue Chill o algún otro.

Gotham tiene el desafío de triunfar sin Batman, su protagonista principal es el último boy scout: James Gordon, un recién llegado a la ciudad que se une al corrupto departamento de policía. Su compañero es Harvey Bullock, un detective experimentado con aires bukowskianos. “Esto es Gotham”, le repiten una y otra vez a Gordon para que entienda las reglas del juego,  y quede bien claro que en esa ciudad nada es impoluto. Para los advenedizos y aquellos que solo vieron las películas van a encontrar a la serie interesante. Es un policial negro, una ciudad plagada de mafiosos y una pareja de detectives tratando de resolver crímenes. Tiene el espíritu de Gotham Central, comic escrito por Ed Brubaker y Greg Rucka, donde el papel principal lo tenían los policías y no el murciélago, y una pizca de Batman: Year One de Frank Miller.

gotham serie artezeta

Más allá que el protagónico a priori recae en Gordon, Oswald “el Pingüino” Cobblepot (uno de los villanos más clásicos que Nolan no se animó a llevar a la pantalla grande) es el otro gran personaje a explotar en esta primera temporada. Pero Gotham, al no ser todavía una ciudad donde reinan los súper villanos, tiene a Carmine Falcone, capo di tutti capi, –interpretado por el genial John Domman que muchos lo recordaran por la excelente interpretación de Rawls en The Wire–  que maneja el crimen organizado a su antojo.

Se nota que Christopher Nolan marcó un antes y un después en el universo Batman. Captó como nadie la oscuridad del murciélago, y le dio el peso necesario de realismo para realizar la mejor adaptación al cine de las historias del Caballero de la noche hasta al día de la fecha. Bruno Heller, creador de Roma y The Mentalist, quiere imprimirle ese mismo espíritu realista y lúgubre a esta serie. Se tomó varias libertades creativas que a varios fundamentalistas fieles al comic podrían no gustarles, como cambios de orígenes y nombres de algunos personajes clásicos, y hasta la invención de uno nuevo: Fish Mooney. Aunque si le sale bien la jugada, Monney podría ser otro caso como el de X-23, que primero salió en el 2003 en la serie animada de TV: X-Men Evolution y al año siguiente hizo su debut en papel.

Gotham junto con Flash, Constantine y Arrow son los primeros ladrillos que DC Comics puso en juego para construir una pared que pueda darle pelea al gran muro que construyó su archirrival Marvel Comics en el plano audiovisual, que ya le sacó varios millones de cuerpos –y dólares- de distancia. Una pelea que por ahora parece irremontable. ¡Santa Cachucha Batman!//z

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