El guitarrista del ex Pink Floyd aprovecha su tiempo libre en Buenos Aires y se presenta esta noche en formato solista en Bebop Club, en el barrio porteño de Monserrat.
Por Guido Scollo
Fotos por Andrea Nakhla y Shelby Duncan
En Rare Birds (2018), el sexto disco solista de Jonathan Wilson, por momentos uno puede encontrarse con la psicodelia de Pink Floyd. O pensar que Father John Misty (nombre artístico de Josh Tillman) cambió el piano por una guitarra. El álbum funciona como un ADN músical o, más bien, como un currículum: su carrera también transcurre entre las giras junto a Waters, de quien es guitarrista, o detrás de las consolas de Tillman, a quien suele producir.
Uno de esos menesteres lo trajo directo a la Argentina, donde dio un primer concierto junto al ex Pink Floyd en el Estadio Único de la Plata el martes pasado -y con otro pendiente para el sábado-.
“Roger me dijo que el público de acá es increíble”, dice, en diálogo con ArteZeta. “Pasamos de una capacidad cubierta de 15 mil personas a una exterior para 60 mil”. En el medio de los shows en La Plata Wilson se toma su tiempo para presentarse como solista, este jueves 8 en Bebop (Moreno 364, CABA).
AZ: ¿Cuál es el aprendizaje más importante de tocar con un músico como Roger Waters?
Jonathan Wilson: Al trabajar con gente así uno aprende más que nada a apreciar su sensibilidad rockera. Creo que tiene que ver con poner tus entrañas y tu corazón en cada canción. Por ejemplo, en vez de hacer temas cortos y rápidos los hago más largos para que sea más que nada una experiencia.
AZ: Varias de las canciones de tu último disco, como “Trafalgar Square”, tienen un costado psicodélico, pero en otros pasajes hay un sonido más cercano a Dire Straits. ¿Cómo llegaste ahí?
JW: Eso viene de los años en los que era un chico, justo al empezar mi adolescencia. Es una influencia, y una explicación sería que uno siempre parece volver a donde todo comenzó. Cuando está bien hecho, cuando se mezcla con una canción real y un excelente guitarrista, es un gran sonido. Si escuchás “Tunnel of Love”, de Dire Straits… es una de mis favoritas.
AZ: Otra de tus facetas es la de productor, y algunos de tus trabajos, como los realizados junto a Father John Misty, parecen tener una correlación con tu carrera solista. ¿Cuánto hay de eso en Rare Birds?
JW: Hay mucho en eso porque hago lo que siempre hice. Mi visión a veces puede ser colaborativa. Todos los discos de los que hablamos fueron hechos en mi estudio, es un sonido bastante similar y los instrumentos son los mismos. Y por eso es que diferentes proyectos pueden coexistir: comparten una firma sónica.
AZ: Waters es una persona con una posición política fuerte y activa. ¿Ese sentido colaborativo también aparece en otros aspectos que pueden involucrar a una canción?
JW: No, no necesariamente. Definitivamente compartimos un sentido sónico, porque también estuvimos grabando cosas al mismo tiempo, en el mismo lugar. Y eso es algo muy copado. Pero no necesariamente compartimos aspectos políticos.
AZ: Hace unos años, en una entrevista, dijiste que “extrañabas la época en donde parecía que los días no eran tan ocupados, tan llenos de cosas”. ¿Cómo manejás esta situación hoy, en plena gira con uno de los músicos más importantes en actividad?
JW: Sí, desafortunadamente esos días ya no están. Los días en los que no estoy completamente ocupado no existen más. Ni siquiera puedo imaginarme cómo sería eso en este momento. Aunque vale destacar que uno también tiene el tiempo de pensar y componer música nueva, pero eso también es difícil de hacer.
AZ: Dijiste “desafortunadamente”. ¿No lo disfrutás por completo?
JW: Sí, lo disfruto. Es algo que construí para mí mismo en más de dos décadas. Entonces estos son buenos tiempos en los que hay un montón de cosas dando vueltas y la demanda de tu música es alta. Todo esto siempre fue la meta. Pero al mismo tiempo también extraño poder tomarme vacaciones, días libres y sacar a pasear a mi perro. Ser una persona, ¿no? No acabar como un muñeco musical que gira alrededor de las cruzadas de un circo.