Ya instalados en su madurez artística, Pearl Jam trae en Lightning Bolt algunas grandes canciones y una cantidad quizás excesiva de baladas.

 

Por Agustín Argento

Lo que es difícil es ver cómo envejece la gente, lidiar con la mortalidad de los demás“, dijo Eddie Vedder en un reportaje con la revista Rolling Stone a causa del lanzamiento del décimo disco de Pearl Jam. Lejos de mostrarse viejos y cerca del deceso, en Lighting Bolt el quinteto de Seattle aparece rejuveneciendo el clásico grunge que los vio nacer con Ten en 1991, sumado a algunas (excesivas) baladas, típicas de este estilo que de rock y muy bien adaptables a las series televisivas californianas como “Six Feet Under”o “Party of Five”.

La placa abre con “Gatewa”, yuna canción con un riff extremadamente pegadizo; un rock and roll subido en distorsión, fácil de bailar y de poguear; pese a llevar aires melancólicos (“Ahora, fabricá tu escape”), este primer tema irradia una visión positiva, plasmada en frases como “Pero yo encontré mi lugar, y eso está muy bien” o “Tengo mi propia forma para comunicar“. Es difícil creer que Vedder sea alcohólico o fume demasiado, simplemente porque su voz se encuentra a la altura de una banda de primer nivel.

Los siguientes dos tracks (“Mind your manners”yMy father’s son”) continúan en la senda del punk rock elaborado, con guitarras poderosas y un bajo, sobre todo en el tercer tema, que marca un ritmo tan contagioso que obliga a seguir las notas con los dedos, se sepa o no tocar el instrumento. Con “Sirens” suena la primera balada de una serie de cinco (“Pendulum”, “Sleeping by Myself”, “Yellow Moon”, “Future Days”), algo excesivo para un disco de doce temas y, sobre todo, si las composiciones entre sí son similares. Pero, a pesar de que estas melancólicas canciones no suman en el conjunto, Lighting Bolt posee un yeite producido, pareciera que a propósito, para los coros de los fanáticos argentinos.

Al finalizar el disco, se puede observar, también, la mano del prestigioso productor Brendan O’Brian (AC/DC, Stone Temple Pilots, Neil Young y Red Hot Chili Pepprers, entre otros), quien fue el responsable de compactar un trabajo elaborado durante más de dos años, según explicó el guitarrista Mike McCready; una labor, se estima, harto ardua.

Ya hombres de familia (“No queremos ser padres ausentes”, dijo Vedder) y adultos consagrados, los Pearl Jam deben lidiar con la conjunción entre la adolescencia abandonada, la juventud pasada y la inmediata madurez. El resultado de este trabajo muestra que los estadounidenses tienen la capacidad para lograrlo. Un trabajo que pasa, por nuestros oídos, como un rayo.

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