La banda del Oeste de Gran Buenos Aires festejó su decimo aniversario en La Trastienda Club. Invitados estelares y pura emoción fueron las claves de la noche.
Por Joel Vargas
Fotos de Juan Pablo Delpino y Florencia Schvimer
“Alegría inconmensurable, magia pura del universo, amistad, rock and roll, felicidad y festejo”. Esas fueron las sensaciones que tuvo Govinda, guitarrista de Ojas, cuando terminó la celebración del décimo cumpleaños de su banda en La Trastienda. Todo fue emoción pura, pero mejor vayamos al principio para poder entenderlo mejor. La noche empezó con “Kin” y el primer acorde desató la cascada de saltos. Pegadita sonó “Comorebeldes” y la primera intervención de Phias, que con su glich-hop encendió el fuego en San Telmo. Las llamas iban a seguir creciendo con bastante intensidad con el correr de la lista.
El público los extrañaba y ellos también extrañaban noches así, a puro rock. Habían pasado siete meses de su último show en Buenos Aires. “Gracias por venir”, dijo emocionado Iván Gramático, el glamoroso frontman, y llegó “Giratoria”, una de esas canciones que emocionan por la energía que transmite. La explosión del estribillo fue cantado por todas y todos: “olvidando voy a recordar más”. Esas gargantas seguro estaban un poco rotas cuando terminó el show.
Los primeros invitados estelares llegaron con “Viajar”: Martín Méndez de Sendero aportó sus punteos de chaman urbano y su hermano Matías “Chávez” Méndez tocó la segunda batería, junto a Polo en la otra bata marcaron el pulso del trip. Fue tan intenso y natural que cuando terminó el recital El Chávez dijo: “hacía como cuatro años que no tocaba la batería en vivo, me dieron ganas de quedarme tocando un rato más”.
A esta altura la “Fiesta Fantasma” y electro-rockera dominaba la Trastienda. Los synthes daban lugar al ritual y se mezclaban con las guitarras de Govinda, que sellaban el ritmo festivo. El festejo siguió con “Robinstoner”, el pasaje Daft Punk con bailarinas robots y la locura de Phias. Pero el que se llevó todos los aplausos fue Álvaro “El Duende” Gil Mariño, multinstrumentista, que con cada aporte de su violín las cabezas explotaban.
Con “Toy” llegó la calma entre tanta tormenta y todos pudieron apreciar las cualidades en las cuatro cuerdas de Matías Sánchez, el nuevo bajista. Pero ese respiro iba a durar poco por culpa de dos clásicos de la banda “No tan distintos” y “Grietas”. Este último tuvo el excelente aporte de Catriel Ciavarella (Divididos) en batería.
El desfile rockero de canciones no daba tregua: “Versión”, “En mi” y “Sal” decían presente en el escenario, pero uno de los momentos más emocionantes fue con “Servidor del Rock”. Sobre las tablas estaba nuevamente Diego “Pio” Murovankin, ex integrante, y todos deliraron con el estribillo: “Todo lo que no puedo ver/Que aparezca, que aparezca”. ¿Qué decir a esta altura de las intervenciones de Phias? No hay palabras para explicar las sensaciones que produce en el público, solo voy a decir pogo salvaje. Aunque la fiesta estuvo completa cuando Ana Bellone subió a tocar el bajo en la genial versión de “Pet Sematary”. Ahí sí que todos deliraron, la clásica formación de Ojas junta de nuevo.
El fin de la noche se acercaba con los hits “Hablo de Vos” y “Todo Pasa”. En este último fueron invitados “Memo” y “Maiquel” de Kapanga. La cuota rockera subió en alza y el violero de la banda de Quilmes dijo una frase que todos ya habían pensado: “es bueno escuchar a Ojas de nuevo en vivo”. Todos se fueron por un ratito para luego volver con los bises. El primero fue “Acariciando las hormigas”, otro clásico que emocionó. Después llegó la bailable “CJ” y el gran final con “Costa”. Las gargantas se terminaron de romper con “ y gritar/ silencio después / todo lo perdí sin ver”, y todo el mundo subió arriba del escenario. Ahí estaba ese público, que les había dado fuerza, festejando codo a codo con ellos el final del show. Fue pura energía. ¡Feliz cumpleaños Ojas!