Pauta 2021

Hoy es la segunda edición del Festival, por eso hablamos con Mauricio “El Maura” Nicolao, uno de los artistas que se va a presentar. ¿Cómo es hacer un evento internacional en pandemia? ¿Funciona el streaming

Por Carlos Noro

2020 y la cuarentena dejaron algunas enseñanzas que seguramente configuran cambios que no se dejarán de lado fácilmente una de ellas tiene que ver con el uso de las plataformas de streaming para transmitir eventos con músicos de todas partes del mundo algo que de otra forma exigiría una inversión en muchos casos difícil de solventar para colectivos autogestivos. Genuinamente fruto de la pandemia (el festival tuvo su primera edición en julio del año pasado) el Festival del Once es un evento artístico alternativo orientado principalmente a la música, que también cuenta con performances humorísticas con el objetivo de visibilizar una escena independiente tan ecléctica como las calles del barrio de Once que sirve como concepto para dar cuenta de la variedad de propuestas artísticas. Mauricio “El Maura” Nicolao uno de los artistas y participantes del festival cuenta de que se trata desarrollar un festival en un contexto tan particular y enuncia los desafíos de desarrollar una propuesta independiente en tiempos de pandemia.

AZ: Como símbolo de esta época que vivimos el Festival tuvo una primera versión online y ahora una segunda también. ¿Qué desafíos implicó pensar un festival en cuarentena?

El Maura Nicolao: Creo que depende mucho del momento de la cuarentena en el que nos situemos. Las condiciones que existían en julio del año pasado cuando hicimos el primer Festival no son las mismas que ahora principalmente porque la pandemia sorprendió tanto al mainstream como al sector independiente. Me parece que en esos primeros meses del aislamiento los y las artistas emergentes que contábamos con ciertos recursos tuvimos la posibilidad de promocionar lo que hacíamos en un contexto de menor saturación de oferta artística. En este punto creo que para esta segunda edición el escenario es distinto principalmente porque desde hace varios meses que las grandes productoras de espectáculos reconfiguraron sus modelos de distribución y la oferta es otra vez amplia. Eso hizo que nos reencontráramos con una desventaja que es previa a la pandemia y a lo online: la diferencia de posibilidades de buena parte de les artistas emergentes para dar a conocer nuestro trabajo en comparación con la capacidad de difusión de propuestas con más presupuesto.

AZ: A pesar de la falta de público en vivo y en directo. ¿Hubo algún tipo de ventaja estratégica para la escena de músicos independientes?

MN: Entre las ventajas estuvo la receptividad de muchos y muchas músicos y músicas frente a la propuesta de ser parte de un Festival independiente como éste. Pienso que el no tener espacios para tocar, el estar obligados a comunicarnos todavía más a través de las redes sociales y la mayor disponibilidad de tiempo, generó mayor interés por este tipo de propuestas. En lo personal me genera mucha satisfacción que algunos encuentros entre musiques, que tenía ganas de que se dieran desde hace unos años, se estén concretando en esta modalidad. Coordinar un Festival online con trece artistas demanda muchísimo trabajo, pero en comparación con organizarlo de forma presencial, sigue siendo ventajoso: no tenés que peregrinar buscando el lugar adecuado, ni tramitar habilitaciones, ni estar preocupado por cuestiones de seguridad. Particularmente en el caso de esta edición, donde hay artistas de distintos lugares de Latinoamérica, sería inviable sin subsidios para pagar pasajes, hospedajes. Seria inviable. Igualmente  el trabajo de difusión y producción implica dedicar muchas horas, cubrir muchos roles entre pocas personas y utilizar recursos propios.

AZ: Todo festival suele tener una especia de curaduría para elegir a los artistas. ¿Qué criterio estético y musical tienen en cuenta?

MN: Hay varios criterios. El primero es que sean artistas emergentes. Después, es que haya diversidad de propuestas estéticas, pero siempre contemplando algunos puntos de afinidad ideológica entre quienes participan. No hace falta que sea algo explicitado en la letra de una canción o la tapa de un disco pero buscamos que esa afinidad se pueda leer entre líneas. El Festival está en sintonía con reivindicaciones relacionadas con la diversidad étnica, de género, con los derechos humanos y de la naturaleza y creo que los puntos de coincidencia van por esa línea. Un tercer criterio es que en la grilla haya siempre algún representante del Once. Estoy yo, en el primer Festival estuvo Tomás Porcelli y en éste, Amalia Fischbein además de  cuestiones relacionadas con el gusto, la estrategia y las posibilidades de amalgamar una diversidad de propuestas en ese todo general que es el Festival.

AZ: Precisamente reivindican desde el nombre el barrio de Once. ¿Cómo se relaciona con el Festival?

MN: Parte de una cuestión de pertenencia. Viví casi toda mi vida en el barrio de Balvanera, donde está “el Once”, que es en la realidad una zona, aunque la mayoría de quienes lo conocemos le demos estatuto de barrio.  Con el paso de los años el Once me fue generando cada vez más atracción por muchos motivos: por sus personajes, por sus recovecos, por los cambiantes movimientos a distintas horas, por su diversidad. Hay una presencia histórica de comunidades como la judía, la peruana, la boliviana o la china; y en los últimos años, haitiana, senegalesa, colombiana, venezolana. Igualmente más allá de la historia personal sentí ganas de, tomando el Once como eje y como bandera, vincularme a través del Festival con otros/otras artistas del barrio y de otros lugares. Un poco la idea fue la de empezar a expandir y a dar conocer una nueva faceta del barrio del Once para cuestionar la idea de que es solo un lugar de paso o de ofertas comerciales. En el Once también hay teatros, centros culturales, estudios de grabación, universidades de arte. Viven y se forman miles de personas relacionadas con la cultura.

AZ: Coproducís el Festival junto con el grupo performático-audiovisual Corporación mieRdra. ¿Qué le aportan al Festival más allá del humor?

MN: La Corporación mieRdra nos acompaña por segunda vez. Creo que  esta altura es un mal necesario. Es una institución con escasa corrección política pero su presencia por un lado sirve de espejo para algunas y algunos espectadores además de colaborar para que el Festival pueda –de forma indirecta–opinar sobre ciertos temas por la vía del humor.

AZ: El Festival reivindica la idea del músico independiente y autogestivo. ¿Qué desafíos tiene tener estas características en este momento?

MN: Quizás más que una reivindicación siento que el ser “independiente” es una forma de hacer y un lugar en el que estoy en este momento y que es bastante parecido al de otros y otras colegas. De todas formas, dentro de lo que podemos llamar música independiente hay muchísimas realidades. A groso modo, si hablamos de tener equipamiento, contactos, dinero, gestores para presentar subsidios, están los que tienen poco, mucho o más o menos. Todo esto sin que ninguna de estas situaciones tenga por sí misma alguna connotación peyorativa. Si bien tomo ese rótulo y busco que haya visibilidad para la producción independiente, tampoco quiero idealizarla ni ponerla en un lugar heroico. Como decía en relación con el Festival, un desafío es dar a conocer las propuestas artísticas emergentes en un contexto que volvió a ser de mucha oferta. Con lo cual mostrar lo que hacemos y hacerlo circular, implica encontrar nuevos resquicios y trabajar mucho en lo que con algunos y algunas amigas llamamos “la oficina del arte”. El desafío es que todo ese trabajo se traduzca en visibilidad, nuevas oportunidades y también, en mejores condiciones laborales.

Bonus track. Recomendados del Festival AZ: ¿Qué le aporta cada músico al Festival? ¿Cómo llegaron a participar?

MN: El contacto con los y las artistas fue por distintas vías. A algunos los conocíamos personalmente a partir de unos viajes que hicimos por Latinoamérica con mi compañera, otros por cruzarnos acá en Buenos Aires o por conocernos desde hace muchos años. Después, a varios y varias artistas los y las fuimos contactando luego de ver sus propuestas en la web, nos pareció muy interesante lo que hacían y que estaban muy en línea con el evento.

Siento que el Festival es como una paleta de colores. Cada artista aporta su singularidad y trayectoria. Abarca desde la música afrocaribeña de Manuel Monestel y Kawe Calypso, pasando por el hip-hop y el rap de JuPat y el Laion, o el tango de Greco & Liberati. También hay diversas variantes y matices dentro del indie y el folk, el rock y el pop, como las propuestas de Amalia Fischbein, Camilo Peregrino, Vale Cini, Indiependencia, Pepa Díaz, Julián Diafirmasú y El Maura, que es mi proyecto musical. Y, por supuesto, la Corporación mieRdra, que enviará a dos de sus más honorables representantes para conducir el evento, como solo esa noble institución puede hacerlo.//∆z

Amalia Fischbein (Argentina) Camilo Peregrino (Colombia) Corporación mieRdra (Argentina) El Laion (Argentina) El Maura (Argentina) Greco-Liberati (Argentina) Indiependencia (Perú) Julián Diafirmasú (Argentina) JuPat (Brasil) Kawe Calypso (Costa Rica) Manuel Monestel (Costa Rica) Pepa Díaz (Chile) Valeria Cini (Argentina)      
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