Hablamos con una de las cantautoras más destacadas de la escena emergente quien en su último disco decidió profundizar un sonido más denso, hardcore punk y gurutal. Pinceladas de un universo propio que se vuelve más oscuro y dialoga con las dualidades propias de la existencia. La voz de una artista original, más que interesante, que busca incomodar y no convertirse en un producto más.
En su último disco, la fueguina parece intencionalmente volver a sus orígenes que incluye, entre otras cosas, reencontrarse con una vibra hardcore punk que fue la que marcó sus inicios con la música. Dentro de esa misma tesitura eligió auto producirse por primera vez en su carrera y construyó EL MUNDO PEQUEÑO con canciones que exploran un rock más oscuro y pirotécnico con sonoridades que pasan por el math-rock, pop, hardcore punk y stoner. Las voces guturales cobran protagonismo para dar cuenta en sus propios términos de “la dualidad humana de ser destructores y creadores al mismo tiempo”.
Grabado en Buenos Aires, es una muestra más del eclecticismo sonoro de Fages quien se encargó de grabar todo el registro de las guitarras, bajos y vientos. Los aportes de Mailén Eliges y Germán Rodríguez en las baterías sumados a los de Melanie Williams y Eterna Inocencia, junto al gaitero español Germán Ruíz, son algunos de los aportes de un disco que apuesta a momentos, de furia, calma y de distorsión para construir el relato de la particular visión del mundo interna y colectiva que explora en cada disco cobrando aquí una fuerza inusitada.
Este es el primer disco en el que, de alguna manera te auto ilustraste y construiste una imagen figurativa de vos misma, algo que tal vez antes hacías pero utilizando fotografías tuyas ¿Por qué decidiste esta vez crear este universo ilustrado que se traslada a todo lo relacionado con el disco?
Lo veo como un ejercicio parecido a lo que realicé en las otras tapas, porque aunque sean recursos distintos, la idea es la misma. De hecho las fotos para los discos anteriores las pensé yo pero no disparé la cámara. Esto implicó conceptualizar la idea, lograr que alguien tomara la fotografía pero luego edité e intervine la foto para redondear el concepto. Aquí la única diferencia es que en vez de usar mi imagen real, me dibujé. Creo que hay una continuidad en la idea de representarse de alguna manera y eso se ve desde el primer disco aunque acá toma una forma determinada.
Hablás de lo conceptual, algo que cada disco explora de determinada manera ¿Cuál sería la idea acá?
Hay una persona que está comiéndose una pata de pollo y hay como una especie de incendio alrededor. El nombre del disco es EL MUNDO PEQUEÑO y creo que hay dos formas de entenderlo. Por un lado, tiene que ver con el mundo interior y eso implica estar en contacto con las emociones o deseos internos; por otro lado habla de la enajenación, de no percibir mucho de lo que lo que está pasando afuera, cuando una está encerrada dentro de una misma o tal vez mirando el celular sin estar pendiente de lo que sucede alrededor cuando hay situaciones que son urgentes que a veces tienen que ver con lo social o con ecología. A mi preocupan mucho porque tienen que ver con nuestro presente y nuestro futuro.
Entonces ese MUNDO PEQUEÑO puede ser a veces positivo y otras negativo respecto a vos y a los que te rodean
Claro, fijate que en la tapa estoy comiendo una pata de pollo en primer plano y atrás todo se prende fuego. Eso quiere decir que por momentos estoy atenta a lo que pasa y en otros no. Por ejemplo, podría decirte lo que me pasa con relación a la industria alimenticia. Soy consciente de que es un reflejo del sistema económico en donde la oferta y la demanda sostienen la lógica mercantil. A mi me vuelve loca pensar que se desperdicia un montón de comida porque no se llega a vender y se tira a la basura. En algún punto es un sistema en el que lo funcional se acepta y lo que no es funcional se descarta. Entonces hay momentos en donde trato de ejercer un consumo responsable pero hay otros que compro cualquier cosa sin tener en cuenta esto que digo. De eso se trata, hay momentos donde me importa todo y otros que no. Me hago cargo de que soy así.
¿Hay otras dualidades que reflejás en el disco?
Aparece en relación a la esencia de lo que nos hace humanos, relacionado a que hay algunos momentos en que las cosas te chupan un huevo y otros en donde hay amor entre las personas, algo que me parece re lindo. Por eso también aparece el fuego como símbolo de crear y destruir capaz de servirte para hacer una comida o calentar tu casa pero también destruir un montón de hectáreas y quemar esa misma casa que tal vez antes calentó. En esa dualidad se maneja el disco y tanto la tapa como las canciones tienen que ver con eso.
Las canciones tienen una dimensión interpretativa porque más allá de la grabación las tocas en vivo ¿Cómo manejas esta cuestión?
Las canciones tienen un público más definido porque están hechas para ser tocadas en vivo. Eso siempre lo tengo presente. Se que van a ser escuchadas y es por lo tanto me imagino esa supuesta presencia. En cambio, con la pintura esto no pasa así. Puede ser que se vendan, que sean parte de la muestra o puede ser que me las guarde. No están pensadas para ser representadas si o si. En definitiva, a mi me gusta que las canciones sean escuchadas y me vuelve loca que la gente cante las canciones. Entonces siempre tengo presente esa idea de que lo que compongo alguien lo va a escuchar o vivir. Ojo que tampoco es una certeza, algo que disfruto también. A veces me imagino que es como escribir una carta para alguien que va a leerla. Una nunca sabe qué va a terminar interpretando o percibiendo de todo lo que dice ahí. Conozco a parte de mi público, tengo cierta certeza pero jamás puedo saber qué interpretación les van a dar a lo que hago. Eso me encanta.
¿Trasladar las canciones al vivo es un desafío distinto al de grabarlas?
Siempre busco que lo que hago me guste. En eso soy bastante caprichosa. Entonces a la hora de grabar, genero una especie una especie de relato para mi misma que tenga un orden definido y que cuente la historia del disco. Después no soy para nada estricta en que las canciones suenen igual que en el disco. Por un lado la gente ya está acostumbrada a que eso pase y además hay una lógica relacionada a que las canciones van transformándose ligeramente con los años. Me gusta que las canciones sigan vivas y que puedan también en diferentes etapas ser modificadas por lo que sucede alrededor.
¿Autoproducir el disco tiene que ver con esta especie de capricho del que hablás?
Primero lo hice porque tenía ganas y además quería comprobar para mí misma si era posible hacerlo si lo podía hacer. También sentía que tenía ganas de tener mucho más control de las decisiones y respetar mis caprichos que quizás me llevan mucho más tiempo en una grabación pero tenía ganas de que estuvieran. Estoy hablando de cosas que a veces en discos anteriores no, no había podido meter y que siempre quedaban afuera por falta de tiempo. Acá me dije “esto entra si o si, voy a tratar de meter todo lo que tenga ganas”. Entonces probé cosas instrumentales más raras que me que necesitaba más tiempo para prenderlas de tocar, sumé arreglos, capas de voces, un poco de todo.
Tu proceso es un poco al revés de lo que suele pasar, los artistas independientes suelen arrancar auto produciéndose por una cuestión económica y luego pasan a una etapa donde incorporan la mirada de alguien externo ¿Querías de alguna manera despojarte de esa mirada?
Acá esa mirada la busqué para la ingeniería de audio, con Martin Misenta y el mastering con Brian Iele. Esas fueron variables técnicas que fui aprendiendo también, hubo pequeños procesos de entendimiento de cosas técnicas no sabía explicar. Me tuvieron mucha paciencia, y me enseñaron muchas cosas. Son personas que tienen un nivel de escucha superior que yo no tengo. Lo mío va más por los arreglos, por las sensaciones por la composición, por los planos, pero después hay cosas técnicas de escucha que literalmente me parecen mágicas. En este punto me re emociona entender eso, porque realmente tengo ganas de laburar más mi escucha, tener un oído más fino para esas cosas.
Desde el punto de vista del sonido decidiste que el disco tenga momentos más hardcore, algo que tiene que ver con tus inicios con la música ¿Por qué decidiste ir para ese lado?
Creo que, por un lado, las canciones de los discos anteriores en vivo las toco mucho más rápido, por lo que no es volver estrictamente al comienzo. Por el otro, como te decía antes había cosas que quedaban afuera porque al trabajar con otras personas había otras búsquedas. Por ejemplo los guturales quedaban siempre fuera porque son difíciles de hacer que suenen bien. Con respecto a eso tengo un gutural agudo y muy particular que también sigo trabajando. Eran cosas que descartamos porque de repente, como no sucedían en varios temas, quedaban como muy fuera de la órbita. Otra cosa es que en este disco hay temas que en realidad tienen mucho más tiempo, son de un EP que yo había sacado en el 2017 (N.de.R: se refiere a Marina Fages y Chicas de Humo) y que no están grabados con guturales aunque en el show los cantaba así, como por ejemplo “Aguardiente”. Quise extender los límites de las canciones, hacer canciones mucho más pesadas y ver qué resultado obtenía.
¿Qué necesitabas decir con esos guturales?
Quería que esos guturales reflejen algo así como las cosas más terribles del mundo. Por ejemplo Épica y Fantástica tiene una versión mucho más naif y positiva y optimista del mundo que se define como “vamos a salvar con amiguis” por más que ese mundo se esté terminando. Acá hay una cuestión apocalíptica de fin del mundo tiene visión mucho más pesimista y en un punto objetiva porque que observa lo que pasa y lo cuenta sin juzgar. Hay una sola canción de amor romántico que es “La Ciudad Nos Ilumina las Caras” y que podría haber sido parte del disco anterior.
En la canción que hiciste junto a Eterna Inocencia que se llama “Mi Casa en Llamas” hablás de “construir una casa en llamas”, un oxímoron ¿De qué habla esa canción teniendo en cuenta lo que venís contando?
Quiere decir que la casa está en llamas pero en algún momento se va a pagar y la vas a levantar de vuelta. Mientras tanto confío en mi deseo, aunque se esté prendiendo fuego hay que cuidarlo. Frente a lo que todo pasa alrededor en donde todo parece estar tomado por las llamas, de que hay cosas que se destruyen, de que hay gente que no se entiende; es un deseo de permanecer y seguir construyendo a pesar de que parece que todo se termina. Entonces aunque la casa se esté prendiendo llamas yo la voy a seguir construyendo.
Creo que hay un diálogo con esto que decís y el inicio del disco con la canción que da nombre al disco con la frase “Nací buscando una pared / Para subirme o destruirla” en esa búsqueda de continuar a pesar de todo…
Está medio instalada esa idea de que lo bueno de vivir es luchar, que el dinero nunca alcanza, que el resto son enemigos. Hay como diferentes mensajes no solamente en las familias, sino en la sociedad que ya te preparan para estar a la defensiva todo el tiempo. Eso es lo que me pasaba a mí y después fui descubriendo que cuanto más a la defensiva estaba en ciertas situaciones, peor me iba porque era como atacar antes de que te ataquen. Tuvo que pasar mucho tiempo para que me vaya dando cuenta de que de que quizás en la mayoría de las situaciones, no en todas las situaciones que si yo de entrada abría mi corazón y estaba confiando en que eso iba a salir bien, me iba tanto con amistades como con familia o con con laburo. Es como partir y arrancar de movida desde un lugar de confianza.
Otros paisajes que están presentes en el disco son los naturales ¿Qué relación tenés con eso?
La naturaleza es algo que me encanta desde muy pequeña, me encanta observar la naturaleza y en algún momento empecé a retratarla para estudiarla. Es de las cosas que me hacen mejor. Crecí crecí en lugares mucho más naturales, donde había tierra, había árboles, había rocas. Es como muy distinto estar en la ciudad, es algo que me parece que donde hay muchas claves para entender el mundo. También es algo que me fascina, me gustan los fenómenos naturales, me siento parte la naturaleza aunque alguien podría decir que la humanidad es parte de eso. Creo que estamos tan enajenados en la ciudad que fallamos en la comunicación con la dimensión de la naturaleza que nos rodea. En todos mis discos hay canciones dedicadas a la naturaleza o que se ubican ahí, uso metáforas que tienen que ver con eso porque son las que mejor me explican.
Hay una especie de dualidad ahí entre lo urbano y lo natural, como si fueran dos fuerzas que conviven ¿Es un poco tu manera de ver la realidad?
Esa dualidad, o sea, la tengo yo también en las cosas que me gustan, en mi personalidad y creo que las tiene todo el mundo. Es imposible definir de una sola forma a una persona porque estamos construidos o tenemos muchos aspectos de personalidad. Hay gente a la que le resulta mucho más fácil decir “mi personalidad es esta” pero en realidad siempre es mucho más complejo. En mi arte soy de esta manera, me gusta desde el vamos, explorar.
¿Entonces el arte tiene que ser provocativo?
Me gusta que cada disco tenga formas distintas y creo que el que me escucha está acostumbrado a eso. Me pasó por ejemplo entre el primer disco y el segundo en donde pasé de canciones acústicas a hacer algo más fuerte en el escenario. Me acuerdo de las caras de horror de quienes me veían a ver. Eso trajo otra gente o dejó como resultado que haya gente que me viene a ver solo cuando hago shows acústicos. Eso creo que es un objetivo del arte en general. Si no incomoda ya está convertido en un producto y eso es algo que no quiero que me pase. //∆z