Con su llegada a Netflix en junio pasado, la serie que tomó por asalto los televisores japoneses en 1995 desembarcó en el streaming para toda una nueva generación. La creación del estudio Gainax tiene un bagaje filosófico, religioso y moral detrás que aún hoy desborda los análisis de fanáticos, críticos e intelectuales. Veintiséis episodios, una película, varias reinterpretaciones y veinticinco años de una obra de arte total.

Por Iván Piroso Soler

 «La autoconciencia ha retornado ahora a su refugio más íntimo,
ante el que desaparece toda exterioridad como tal,
a la intuición del yo = yo,
donde este yo es toda esencialidad y toda existencia»
(Georg W. F. Hegel, Fenomenología del espíritu)

«Entonces esto es el infierno. Nunca lo hubiera creído…
Ya os acordaréis: el azufre, la hoguera, las parrillas…
Qué tontería todo eso. ¿Para qué las parrillas?
El infierno son los otros».
(Jean-Paul Sartre, A puerta cerrada)

 

La bestia que pedía amor desde el centro de Tokio

Hablar de Neon Genesis Evangelion es hablar de Hideaki Anno, su creador. Es hablar de su depresión y de cómo este japonés de cincuenta y nueve años oriundo de Osaka volcó su pulsión de muerte en esta obra. Evangelion surgió, en un primer momento, como una apuesta a todo o nada. 

El estudio Gainax nació del deseo de un grupo fanáticos del animé de la Universidad de Osaka de homenajear a las series que alimentaron sus tardes durante la juventud. Tanto es así que las primeras animaciones por las que se dieron a conocer fueron Daicon III y Daicon IV, dos series de chicas, robots y comedia que rinden tributo a obras clásicas de la animación japonesa. La buena recepción del público y la crítica los llevó a trabajar con pesos pesados de la industria, como el estudio Ghibli bajo la tutoría personal del gran Hayao Miyazaki, mentor y luego amigo de Anno. Sin embargo, poco después de estrenar Gunbuster, en 1988, Anno entraría en su primer pozo depresivo, un fantasma que lo persigue hasta al día de hoy. Allí el creador conoció por primera vez a su bestia. 

(No) Estás solo

Evangelion cuenta la historia de Shinji Ikari, un chico de catorce años elegido por la organización paraestatal NERV para pilotear el EVA 01, un robot gigante creado para proteger a la ciudad de Neo-Tokyo 3 y al mundo entero del ataque de unos monstruos llamados Ángeles. Estos seres amenazantes habían comenzado a atacar la Tierra quince años antes, cuando en el año 2000 un meteorito cayó sobre la Antártida y provocó el llamado Segundo Impacto, un cataclismo que eliminó a la mitad de la población mundial. Comandado por la Jefa de Operaciones Misato Katsuragi y  supervisado por Gendo Ikari (padre de Shinji y Comandante de NERV), Shinji combate a estas criaturas con la ayuda de Rei y Asuka, dos chicas elegidas para pilotear sus EVAs.

Lo que a primera vista tiene rasgos de una ciencia ficción de acción y aventuras muestra los dientes rápidamente al presentar a Shinji como un anti-héroe arquetípico. Shinji lo deja claro desde un principio: no quiere pilotear el EVA, no quiere subirse a esa aventura. Él fue para encontrarse con su padre luego de que este lo abandonara en sus primeros años de vida. Hideaki Anno establece desde el comienzo que el drama de Evangelion no se trata solamente del ataque de los Ángeles contra la Tierra sino que es principalmente el intento reiterado de Shinji de escapar de sus responsabilidades y de sus obligaciones como elegido, y de huir de su relación con los otros. Tal y como le sucedió al propio autor durante el período depresivo.

Para esto, la serie se vale de los más diversos autores de la filosofía, la psicología y la teología. Es difícil identificar el quiebre y definir cuándo se rompe el capullo de una ciencia ficción futurista para teñirse del más crudo existencialismo sartreano. Sin embargo podemos detectar un primer acercamiento cuando Shinji escapa después de subirse finalmente al EVA y dar los primeros pasos para combatir contra dos Ángeles. Mientras lo vemos deambular por trenes, estaciones y descampados, la jefa Misato reflexiona sobre el comportamiento del joven que tiene a su cargo tanto en lo militar como en lo doméstico. Es entonces cuando Ritsuko, Jefa Tecnológica de NERV y amiga personal de Misato, explica el accionar de Shinji mediante el Dilema del Erizo, una parábola del filósofo alemán Arthur Schopenhauer que (en síntesis) estudia la imposibilidad de algunas personas para relacionarse sin dañar a los otros. 

Final del juego 

La primera versión de Evangelion se compone de veintiséis episodios. La trama va madurando a medida que el ataque de los Ángeles se vuelve más frecuente y el grupo de personajes se establece. Lo que en un principio se balancea entre las escenas de acción y los comic reliefs a cargo de Touji y Kensuke —los compañeros de secundario de Shinji—, entre la dinámica familiar de Misato y las escenas del protagonista en su casa, se rompe en la segunda mitad de la serie a partir de un desequilibrio dramático y existencialista . 

Como se dijo, el propósito de la organización NERV no se limita a proteger al planeta del ataque que lleva adelante el propio Dios mediante los Ángeles. Hay algo más en los planes de Gendo Ikari y SEELE (alma, en alemán), la organización secreta que está por encima de NERV: llevar adelante el Plan de Instrumentalización Humana. En otras palabras, y salteándonos varios episodios, lo que buscan estas dos organizaciones es fundir a toda la humanidad en un solo mar de almas. Este, entienden, es el único camino para hacer llegar a la especie a la próxima etapa de la evolución. Para esto deben derrotar a diecisiete ángeles y luego hacer entrar en contacto a uno de los EVAs con Adam, el primer Ángel, el que generó el Segundo Impacto. 

Ahora bien, hay varios puntos que determinan la esencia de Shinji. Su conflicto interno atraviesa toda la trama, y no es otro que Hideaki Anno, la mente detrás de la historia, quien manifiesta sus propios síntomas a través de estos dilemas existencialistas.

Podemos tomar dos ejemplos: la determinación del yo mediada por el otro, como manifestaba Jean-Paul Sartre en El Ser y la Nada (1943); o la propia oposición dialéctica hegeliana, que intenta establecer la identidad del alma bella: “el alma bella asume que no es condicionada por factor externo alguno; o, lo que es lo mismo, que es incondicionada. Pero lo incondicionado es lo absoluto o divino. Por consiguiente, la autoconciencia del alma bella asume que ella es lo divino que se intuye a sí mismo”.

¿Qué mejor representa esto que Shinji enfrentándose a sí mismo en el medio de (literalmente) la nada durante los últimos dos episodios? Lo que muchos atribuyeron a un problema de presupuesto (por la ausencia de escenarios en la animación), a los ojos de otros fue la representación de un alma que se despoja del condicionamiento de factores externos —o límites de subjetivaciones ajenas— para fundirse con las otras almas, realizando así la concreción del espíritu absoluto. O la concreción del Plan de Instrumentalización Humana buscada justamente por NERV y SEELE.

La muerte y después

En el episodio 16, Shinji y su EVA son absorbidos por uno de los Ángeles y llevados a una ruptura cuántica del universo. Allí, Shinji se pierde en una nebulosa de inexistencia y establece su ser en la sola reflexión de sí mismo. En ese momento la serie se parte en mil pedazos y lleva el tratamiento de la obra a un momento vanguardista: Shinji es representado por una línea blanca horizontal sobre un fondo negro. 

Como el final de la serie dejó insatisfechos a muchos fanáticos, tiempo después comenzaron a salir episodios complementarios y más tarde se estrenó la película The End of Evangelion (1997), que narra los sucesos de los últimos dos episodios desde otro punto de vista. Años después, Gainax presentó una serie de películas englobadas en lo que se conoce como Rebuild of Evangelion, que consiste en cuatro entregas que reinterpretan el grueso de la serie y brindan un nuevo final. Sin embargo, si bien el diseño de producción y el abordaje respetan la concepción inicial de la obra, el tono introspectivo y la intención de sutileza de Anno quedan relegados a un segundo plano.

El día anterior al comienzo de la producción de Neon Genesis Evangelion, Hideaki Anno redactó un manifiesto. “Intenté poner todo lo que soy en Neon Genesis Evangelion“, escribió. “Y soy esto: un tipo arruinado que no pudo hacer nada durante cuatro años. Un tipo que escapó durante cuatro años, que vivía por vivir. Y de repente se me ocurrió: ‘No podés escapar’, y retomé esta producción. Con esta obra mi único objetivo es grabar a fuego mis sentimientos ”. A veinticinco años de su estreno, podemos decir entonces que resulta imposible apagar tanto fuego. //∆z