En Conecta al sol, Intrépidos Navegantes transforma radicalmente el sonido que los convirtió en un éxito. Las intenciones son saludables; los resultados, no tanto.

Por Santiago Farrell

El título del nuevo LP de Intrépidos Navegantes bien podría ser una referencia a la altura que alcanzó el vuelo de este cuarteto de Rosario, que en menos de tres años sacó un aclamado debut (Aguas), grabó con Lito Nebbia y producción de Leo García (Carta al Río Paraná) y participó en el primer Lollapalooza Argentina. En este contexto, Conecta al sol representa la consagración, el auge de ese ascenso meteórico, y una oportunidad para probar cosas nuevas que la banda sin duda no deja desaprovechada. Con todo, por momentos el vuelo se asemeja un tanto al de Ícaro.

Conecta al sol introduce un cambio significativo en la paleta sonora de los Navegantes. El rock guitarrero con dejos de Smiths y The Cure deja paso a un sonido más pulido y bailable, con una marcada impronta de sintetizadores y una producción prístina. La banda, que ya ostentaba una actitud positiva, ahora suena directamente radiante, como un picnic en el primer día de primavera. Basta nomás con escuchar “Para sentirse vivo”, que arranca sin medias tintas: “Todos los días un gran despertar / la aventura de estar vivo es algo más / es así lo que todos quieren”, cantan a coro bajo una sección de ritmo marcial y la metralla de un sintetizador digno de Robert Smith.

La transformación sónica respecto de Aguas y del gran EP Néctar Explosivo es notable; si no fuera por las voces, casi que podría pensarse que es otra banda, sobre todo por cómo se alejan del rock. En “Lo hizo por amor”, por ejemplo, unen a Los Cafres y Leo García en un funk con un bonito solo bañado por sintetizadores. “Se Ilumina” cita a Metronomy y pone segunda en el estribillo. El tema que da nombre al trabajo es una astuta excusa para que la banda repita una y otra vez su tremendo estribillo, también a coro, puro pop luminoso. Así, en Conecta al sol —sobre todo en el primer tercio— es difícil sacudirse el asombro ante semejante metamorfosis, y poco ayudan los ¡vientos! que aparecen en “Bailan”, enérgico relato sobre lo terrible que resulta bailar para los que sufrimos la maldición de no saber hacerlo, o en la coda ligeramente beatlera de “Ya no te siento cerca”.

Pero también se instala cierta inquietud en este nuevo Intrépidos Navegantes. Es que en su honorable empresa, Conecta al sol termina llevando a la banda a cierto carácter genérico, le borra las aristas, le quita dientes. Más allá de qué papel cumplían las guitarras —que acá hacen de sparring de los sintetizadores—, ahora el sonido se hace bastante monótono, achatado, con menos matices. Los temas suenan más iguales entre sí; no hay nada, por ejemplo, con la calidad de los tintes jazzeros de “Melincué”. Es un problema porque ese es precisamente el tipo de matices que ayudó a Intrépidos Navegantes a destacarse.

El problema se evidencia en varios aspectos. Con tanto sintetizador y base disco, por momentos la banda suena ochentosa y en el mal sentido: magra, con poca sustancia, repetitiva, afectada por la carencia de una voz destacada como la que piden estas canciones. Pero no son sólo los omnipresentes sintetizadores: en particular, se extraña la fuerza de la otrora formidable sección de ritmo de Agustín Leiva y Kevin Borensztein, que tan bien impulsaba a Aguas, ahora relegada a un movimiento bastante más rectilíneo. Y es una monotonía que se refleja también en las letras, que de tan ciegamente optimistas no dicen nada, lo que no estaría mal si las voces no estuvieran tan adelante en la mezcla. Todo esto queda resumido en “Estamos a tiempo”, un cierre pobre y agotador, compuesto casi íntegramente por clichés.

Nadie puede decir que los de Conecta al sol sean malos temas, y la actitud de la banda es saludablemente inconformista. El cuarteto de Rosario tiene puntas interesantes por explorar que asoman en el álbum, además de algunos versos saludablemente negativos en medio del júbilo sonoro (“Bailan”, “Se ilumina”). Pero como un equipo que viene haciendo cuatro goles por partido y de repente lucha un trabado uno a cero, el cambio de esquema brinda más sinsabores que alegrías. Intrépidos Navegantes gana cuando prueba correrse del plan, como hacía encontrándole vueltas de tuerca a su versión rockera. En Conecta al sol, siguen obteniendo triunfos, pero tienen sabor a poco, con desperfectos y algunos sorprendentes lugares comunes. Habrá que ver con qué esquema salen a jugar la próxima.//z

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