Elbi Olalla: “El tango ya fue al Colón y al burdel. Ahora somos libres”
Pauta 2021

Elbi Olalla lanzó el disco Canciones Paulatinas (Instantáneas sobre ilustraciones de Mentepaulatina) desde Barcelona, en donde reside hace dos años. ArteZeta conversó con la pianista mendocina sobre este trabajo.

Por Carlos Noro

Elbi Olalla es una de las fundadoras de Altertango, uno de los referentes ineludibles del tango alternativo con más de veinte años de carrera. La pianista vive en Barcelona desde hace dos años y desde allí lanzó Canciones Paulatinas (Instantáneas sobre ilustraciones de Mentepaulatina), un disco inspirado en las ilustraciones de Paula Domínguez, artista plástica, ilustradora y amiga de Olalla. El disco busca, desde la soledad del piano y la voz, una reflexión íntima, lúdica y a veces melancólica del presente y la distancia.

ArteZeta: A principio del 2019 decidiste irte por un tiempo a Barcelona y todavía estás allá. ¿Qué balance haces de ese cambio?

Elbi Olalla: La verdad es que cuando vine nunca pensé que iba a terminar viviendo acá. Se fueron dando un montón de cuestiones y de decisiones personales que hicieron que decida estar en Barcelona. Pero sigo muy ligada afectiva y laboralmente a Mendoza, a pesar de que la cuarentena impidió la gira del año pasado de Altertango y, básicamente, me cambio el esquema laboral. De todas maneras, creo que el mayor cambio vino por el lado de haber conocido a mi compañero actual, Isra, con quien estamos fundando una nueva familia. Esto último y la presencia de mi hermana Débora en Barcelona son determinantes para que hoy por elija estar acá. Aunque el plan sigue siendo, mientras se pueda, ir a Argentina la mayor cantidad de veces posibles al año a girar con Altertango.

AZ: ¿Hubo alguna charla con tus compañeros de Altertango para coordinar alguna especie de stand by teniendo en cuenta la distancia?

EO: Nunca se decidió de esa manera. De hecho, la banda siguió con otros conciertos en los que han tocado otras colegas supliéndome para que ellos puedan seguir trabajando. Mientras mantuvimos la idea de que siempre ellos vengan y yo vaya. Es más, por ejemplo, lo hice en octubre del 2019, cuando giramos por Mendoza, Buenos Aires y participamos del festival Circulart en Medellin, Colombia. Al mismo tiempo había estado gestando el año pasado la gira europea, que empezaba en el Jamboree de Barcelona, por lo que siempre estuve activa en relación a la banda. Todo este tiempo hemos seguido trabajando un montón de manera virtual, sacamos un par de singles y seguimos componiendo para un nuevo disco.

AZ: Genera curiosidad la visión del tango que tiene un europeo o alguien que no es argentino. Incluso vos misma ofreciste versiones tangueras de canciones de Bowie, Leonard Cohen o Cerati junto a Alejandro Guyot, algo bastante disruptivo. ¿Qué los convoca de una música de raíz tan porteña?

EO: Yo no sé si se puede hablar una version estandarizada del tango por parte del público. En mi experiencia la música hecha con energía, amor y que suena bien o al menos busca el mejor resultado posible, siempre es bien recibida. Acá, por otro lado, hay gente de todos lados y eso colabora para la recepción. No veo una mentalidad cerrada y no he vivido eso. Con Ale giramos un montón por Europa e hicimos bailar a milongueros de París, de Suiza o de Canarias sin mayores problemas. Yo toco tango porque sé que a la gente siempre le llega. No falla. Por otro lado, ya Canaro había sacado hace más de cien años el tango de Buenos Aires y Gardel lo transformó en un suceso mundial  por lo que de alguna manera si hubiera un problema estaría resuelto. Es una música conocida y prestigiosa.

AZ: En algún punto ampliás los límites del tango siendo mendocina, mujer y vinculándote con el rock y otros estilos de música. ¿Qué representa o que debería representar el tango modelo 2021?

EO: Para mí hoy el tango es un lugar al que llegamos muchos de nuestra generación que fuimos jóvenes. Hoy somos cuarentones que, por suerte, tenemos una especie de continuidad de un par de generaciones. Es un espacio, un lenguaje, que descubrimos como nuestro y nos lo apropiamos cada cual en función de lo que quiso o lo que pudo. Obviamente, no fue lo mismo viviendo en Mendoza que en Buenos Aires y tampoco es lo mismo siendo mujer. Lo que siento es que lo lindo de este tango es que no es igual a ese otro tango que en su momento descubrimos. Siento que es nuestro y que hay muchísima diversidad. Podés hacer lo que quieras y como quieras, porque para eso nuestros referentes nos dejaron las puertas abiertas. Ya se incorporó batería en orquestas, ya hubieron grupos de guitarras, dúos, tríos, vanguardia, instrumentos electrónicos, estilos callejeros y música de salón. El tango ya fue al Colón y al burdel. Ahora somos libres.

AZ: Canciones Paulatinas, además de referir a la inspiración que generaron las ilustraciones de Paula, habla de algo que se produjo de forma lenta y gradual. ¿Esa fue la atmósfera con que creaste las canciones?

EO: Son canciones más arrojadas que meditadas. Instantáneas sin filtro, que tienen que ver con lo que se me venía a la cabeza, a los dedos y a la garganta cuando llegaban los dibujos. Muchas cosas son alusivas al cambio enorme que se estaba produciendo en mi vida. Para decirlo con claridad, cuando llegué acá era como una computadora de esas que están calientes o con un motor a punto de fundirse por el uso y la falta de cuidado. Lo que hice simbólicamente fue arrancar el cable o apagar el motor, o al menos lo intenté con mucho fervor. Siento que fue bueno.

AZ: ¿Cómo lograste encausar el sentido desde el espacio simbólico de la ilustración?

EO: Te diría que fue interesante, divertido y emocional. Traté de no pensarlo mucho ni darle muchas vueltas. Soy bastante estructurada musicalmente, entonces no hay mucha experimentación ahí principalmente porque no me sale ser experimental con las estructuras. Tampoco hay ninguna búsqueda en particular, es un juego expresivo y poco más. Eso tiene algo inocente que me gusta.

AZ: A lo largo de las canciones percibe esa cuestión lúdica, incluso te das lugar a cantar. ¿Cómo te sentiste en esta nueva faceta?

EO: Yo he cantado toda la vida en las clases con mis alumnos, cuando compongo para Altertango o lo que sea. ¡Incluso cantaba en un grupo de musica electrónica que tuve hace doscientos años!  No me interesa ni me interesó nunca ser cantante. Mi instrumento es el piano, no la voz, pero si hay que cantar canto y no tengo problema. En este caso, me parecía que todo era tan personal que no me daba para asignar ese rol a nadie más, así que las canté y listo. Lo cierto es que no lo siento como una faceta nueva en mi vida. Son de esas cosas que haces de vez en cuando.

AZ: El disco, desde el punto de vista lírico, da cuenta tanto de una búsqueda y una exploración subjetiva como de cierta melancolía y nostalgia sobre lo que uno va dejando. ¿Cómo transitaste esta suerte de tensión?

EO: Era exactamente la tensión que sentía. La sensación de libertad y de abandono versus el miedo lógico a lo que está por venir. Era no saber adónde conducía el camino y a la vez la urgencia y el deseo de transitarlo sin mirar mucho para atrás. Simultáneamente, buscaba conservar los aspectos bonitos y valiosos que constituían y aun constituyen mi vida. Ya me he acostumbrado a vivir con una especie de incertidumbre optimista. Espíritu crítico y exigente y manso agradecimiento a la vez.AZ: El disco está sostenido íntegramente en el piano. ¿Qué es el piano para vos?

EO: El piano es mi herramienta principal para expresarme y para ganarme la vida. Mi compañero y quien traza simbólicamente mi camino. Mi oficio y mi pasión. Tocar el piano es siempre estar persiguiendo algo. A riesgo de ser un poco autorreferencial, ya lo dije hace unos años y aún lo sostengo, como en la canción de Altertango que se llama “Conspiración” y que dice “Nunca quise más que un piano y un disfraz”. Esa creo que es la mejor definición.//∆z