Luis Alberto Spinetta  dijo adiós y se volvió una canción inmortal.

Por Joel Vargas

Flaco ahora sos el viento, ese viento eterno que nos va a rozar el alma aunque nos duela, por tu repentina ausencia. Vos sí que cantaste lo que sentías, siempre vanguardia, siempre rock. Empezaste siendo almendra y te fuiste al alba con la muchacha ojos de papel, te transformaste en invisible pero tu querida alma de diamante será la estrella que nos guíe en el firmamento del rock.

Hoy sos jade, el color esperanza y alguna vez fuiste un pescado rabioso. Hasta el mismísimo Artaud lloraría si pudiera, o quizás fuiste su reencarnación, Antonin dejo este mundo en 1948 y vos naciste en el 50. ¿Solo te tardaste dos años? Fuiste poesía. No, sos poesía. Caminaste las calles del Bajo Belgrano en busca del amor ascendente y describiste Buenos Aires como nadie y como tantos otros hubieran querido hacerlo. Un maldito cáncer de pulmón te arrancó para siempre de este plano, a los 62 años. Es injusto. Antonin Artaud escribió estas ultimas palabras antes de morir  “de seguir convirtiéndome en ese hechizado eterno Etc. Etc.”. Pero vos sos inmortal Luis Alberto, ningún Etc. Etc.

Este cronista te pide perdón por no estar a la altura de tus letras, porque no puede creer lo que pasó. Se rehúsa a decirte adiós, a convertirte en un dato duro, en una puta necrológica y en un eterno etc.. Todo el mundo sabe lo que hiciste, no hace falta enumerar disco tras disco, banda tras banda, ni canción tras canción. Si vos fuiste el sol y si brillas así, despacito, podrás también ser la luna. ¿Te habrás ido a Spinettalandia, a ese lugar mágico de donde venían tus canciones?

Gracias Flaco, te vamos a extrañar todos los que alguna vez fuimos socios en el desierto. Te fuiste y vamos a tener que vivir en la agonía de seguir viviendo sin tu amor -tus canciones- . Este cronista  no se va a cansar de decir y recordar esta frase, kamikaze de las letras: “si no canto lo que siento, me voy a morir por dentro.”