Oscar Blanco y Emiliano Scaricaciottoli proponen una nueva forma de explorar la historia de nuestra música en Las letras de rock en Argentina: De la caída de la dictadura a la crisis de la democracia 1983-2001.
Por Alan Ojeda
¿Aún se puede decir algo del rock? ¿Se ha dicho demasiado o realmente no se ha dicho nada? Abundan los libros y notas sobre lo que todos llaman -de forma bastante liviana y sin saber qué significa- “rock nacional”. Abundan los comentarios de discos, los análisis contextuales y, por qué no, ese otro tipo de texto que parece haber nacido de la idolatría, como si de esa manera, acercándose al mundo anecdótico de las biografías, lograran extraer “la verdad”. Las letras de rock en Argentina: De la caída de la dictadura a la crisis de la democracia 1983-2001 (Colihue 2014), de Oscar Blanco y Emiliano Scaricaciottoli, pone a prueba el martillo. Diferenciándose de esa tradición que ellos mismos llaman “sociodismo” (periodismo especializado en realizar explicaciones sociológicas), los autores de este libro buscan el contenido, hacer hablar a las letras. Y lo logran. Ahí está: el rock en Argentina mantenía su voz a la vista de todos, en busca de quienes pudieran darle un cuerpo y así entregarse a quienes supieran acariciarlo correctamente.
Como decía Nietzsche, si se golpean los ídolos suena a hueco. No era ahí que había que indagar. Este libro, como todo libro de teoría que se valga de la novedad de su trabajo, inaugura el estudio de un nuevo género: la letra de rock. No es poesía, no hay que caer en esa confusión. Hay algo que la vuelve única. Esta no se instituye si no es por la articulación de la voz, esa partícula de sentido inefable que nace en la performance y que genera la diferencia entre un cantante y otro, como bien ejemplifican los autores con el caso de “Porque hoy nací” (1970) de Manal y la versión que realiza Hermética en 1990 para su disco Intérpretes. ¿Qué dice Javier Marínez y qué O’Connor cuando ambos cantan lo mismo?
Una vez determinado el objeto de estudio, todo cambia. Es muy fácil buscar en el contexto de producción de cada canción y a partir de ahí explicar cada letra, pero de esta forma no estaremos escuchando nada y entendiendo aún menos. En cambio, si buscamos en la letra misma, en su materialidad, en su isotopía estilística, en el relato que arma, en su narración de una experiencia que parece trascender el mero contexto histórico, nos toparemos con eso que la letra parece haber estado callando. Así el rock renace y se renueva. Hacer el proceso inverso habría bastardeado la letra de rock, hubiera dicho que no tiene autonomía, que no es capaz de decir nada por sí misma. Ahora, entendiendo que es un género literario y que, como sucede usualmente, la literatura suele anticiparse a la obviedad y a los hechos, expresando esas “estructuras de sentimiento” latentes, nos encontramos un nuevo universo de posibilidades, el Lado B del álbum que tiene un track oculto.
Hay algo que señalé al principio y que es fundamental en la tesis de este libro. A primera vista se ve que la tapa dice “rock en Argentina” y no “Rock Nacional”. La muerte de esa construcción que dominó –y aún domina- el imaginario de mucha gente, marcado por esa palabra aglutinante y esencialista (lo nacional), luego del Festival de Solidaridad Latinoamericana, implica adentrarse en una explosión musical importantísima. La erosión de “lo nacional” comienza a abrir las fronteras genéricas: punk, reggae, pop, new wave, heavy metal, etc, etc. Las tribus, antes unidas frente a un enemigo en común, llegada la democracia se segmentan y se vuelven irreconciliables. La lucha contra el sistema requiere nuevas tácticas y nuevas estrategias: Virus buscará el placer que parecía haber sido dejado de lado por el rock mental heredero de los setenta, llevar la disco al recital; el heavy se alza frente al apocalíptico “Mundo nuevo” recorriendo sus calles con la cadena en la mano; y el rock barrial recurre al aguante como única forma de resistencia frente a un mundo neoliberal que ya no permite nuevas formas de lucha.
Cabe aclarar una última cosa: este libro no ha sido fruto del apuro, no ha nacido de la voluntad adolescente de publicar en busca de un hit. El mercado editorial está sobrecargado y cada año no falta la catarata de nuevas biografías publicadas por periodistas reconocidos que intentan engordar su billetera con el nombre del nuevo difunto. Las letras de rock en Argentina nació como proyecto cuando uno de sus autores (Oscar Blanco) era profesor y el otro (Emiliano Scaricaciottoli) alumno. El libro se engrosó, mutó y corrigió hasta el día de hoy, en su versión definitiva, ambos profesores de la cátedra de Teoria III de la carrera de Letras de la UBA. Desde su gestión este libro pretendió siempre tomarse con seriedad ese patrimonio cultural que hasta el momento no había sido tratado con el respeto correspondiente.//∆z