En poco más de una hora de show en Vorterix, Warpaint pudo dosificar en catorce temas la rebelión al condicionamiento de las épocas doradas de la música.

Por Brenda Alegre

Fotos de Matías Casal

Las Warpaint arribaron a Latinoamérica en la serie de shows gratuitos que propuso Converse Rubber Traks. Esto pareció redimir la pésima organización del año 2010, donde la marca de zapatillas trajo Passion Pit y en la puerta de Groove, unas cuantas personas -con entrada en mano- se quedaron sin poder verlos por falta de capacidad del lugar.

Mientras unos cuantos fanáticos se indignaban por un recital fallido, en otra parte del mundo salía The Fool, el primer disco de estudio de Warpaint, seis años después de su formación y un EP.

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 En 2014 y con su actual formación, Emily Kokal (voz y guitarra), Theresa Wayman (guitarra y voz), Jenny Lee Lindberg (bajo) y Stella Mozgawa (batería) lanzaron su segundo disco, el homónimo al que le atribuyen su identidad y que formó parte de su presentación el pasado sábado 22.

Bajo la impaciencia del público y después de que Postal –una banda nacional quizás poco apropiada para el gusto de los presentes- haga de banda soporte y se lleve algunos insultos tras recalar el nombre de “Eugenia” (su hit) en la cabeza de quienes se sometían a las debilidades del alcohol, Warpaint finalmente comenzó la abducción.

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La apertura del recital se dio con “Bees”. Una Theresa de belleza magnética, que poca justicia parece hacerle cualquier imagen o video de la web, comandó la situación con la ligereza y sensualidad de la canción y enseguida continuó con “Composure”.

Luego le llegó el turno a Emily con “Undertow”, compartiendo con Theresa la destreza y armonía en la voz y la interacción con el público, para pronto anticipar lo que siguió con unos de sus últimos temas estrenados, “No Way Out”. Título que podría estar sujeto a las leyes de la metafísica donde un sonido, condicionado por la naturaleza, nos afecta tanto en plano físico como espiritual: casi un resumen del show.

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¿Por qué son tan inclasificables las Warpaint? Parecen ser la antítesis a una guerra de egos (parafraseando el nombre de la banda). No aparece explícitamente la figura de un líder y prevalece la complicidad y los guiños. Una simbiosis sonora en las personalidades de cada integrante parece ser la suma para la solidez y disfrute que proporcionan.

Promediando la mitad de la noche, un grito amazónico  inició “I’ll Start Believin”, siguiendo con el relajo y desdoble de “Billie Holiday”, con Jenny Lee copando el micrófono, justo antes de “Elephants”.

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Vulnerable ante el escenario y el público, Emily Kokal tuvo su momento de intimidad con la gente tras tocar “Baby”, Tan cálida y receptiva, al punto en que unos minutos después pidió volver al país en un futuro.

El show terminó con los bises de “Disco//Very” y después de una negociación entre las integrantes por una canción más, llegó “Krimson” para cerrar el viaje al que nos supieron transmutar, corroborando que estamos en un buen momento musical. Seamos sinceros: las Warpaint nos dejan deseosos de más.//z