Nostalgia ochentosa y remeras de Joy División: el pasado jueves tocó Peter Murphy en el Teatro Vorterix. La cita fue la esperada, niebla en las calles y canciones oscuras para recordar.
Por Ignacio Barragán
Fotos de Guido Adler
No siempre las noches suelen ser tan oscuras y lloviosas como lo fue el pasado 28 de Junio en Buenos Aires. Gran parte de un conjunto de personas de tendencia melancólica e introvertida salieron de sus cuartos decorados con cruces invertidas o al menos un póster de The Cure para dirigirse al encuentro que habían esperado por casi tres años: Peter Murphy, el mítico cantante de Bauhaus, tocaría en el emblemático teatro de Colegiales presentando su nuevo disco Ninth. Las uñas pintadas y los sacos oscuros no se hicieron esperar: Esa era la noche.
Peter Murphy es una estrella de una subcultura gótica que no suele salir a la luz a menudo, habiéndose cultivado como el hijo pródigo de Ian Curtis, el ex Bauhaus hace gala de una fuerza y pasión por la música que no se encuentra en otros lugares. Así es como con un set de canciones apasionantes que recorren tanto a Nine Inch Nails como a David Bowie, pasando obviamente por Bauhaus y la mayor parte de sus hits, era infalible que el show de este vampiro inglés no sea un hermoso homenaje a la música misma como una de las mayores expresiones que puede tener el ser humano.
Recordemos aquella noche y repasemos un poco de historia: el telón abre para los espectadores, con un violín y una guitarra empieza a sonar una de las canciones más tristes jamás escritas: “Hurt”, de Nine Inch Nails, recordada mayoritariamente por el cover que hizo Johnny Cash meses antes de morir. La emoción no se disimulaba en la cara de los espectadores y para colmo el próximo tema fue “Velocity Bird”, el flamante corte de su último disco solista. El éxito estaba asegurado. Lo de Peter Murphy fue una de las mejores performance que un hombre de su edad puede brindarnos hoy en día. Aquel Iggy Pop del rock gótico supo endulzar su show con lo mejor de sus creaciones. Una etapa temprana ambientada con temas como “In The Flat Field” sorprendió a una audiencia que bailó al ritmo del famoso “She’s in Parties” y que además canto clásicos como “Ziggy Satrdust”, de David Bowie. Por supuesto que temas como “I Spit Roses” y “All Night Long” fueron entonados con su debido respecto.
Fue una gran combinación, porque es necesaria una gran banda para dar un buen show con este caballero. Así es como un guitarrista implacable con años de experiencia como lo es el señor Mark G. Thwaite recordó hermosas canciones junto a dos integrantes algo más púberes pero virtuosos hasta la médula: el bajista Emilio, que supo darle un ambiente mas industrial a los temas, y el baterista Nick Lucero, colaborador por mucho tiempo de Queens Of The Stone Age.
Bauhaus y la eterna melaconlía. Peter Murphy supo brindar en Buenos Aires la síntesis musical de toda su carrera. Que no sea éste un punto final, sino un comienzo para nuevos proyectos para el padrino del rock gótico.