Julio Chávez y una interacción arriesgada entre el drama y el suspenso en la película dirigida por Matías Lucchesi.

Por Sofía Speca

¿Qué tan lejos hay que navegar para escapar de uno mismo? Fernando (Julio Chávez) decide emprender un viaje en velero para alejarse de su vida en Buenos Aires y de las discusiones con su hijo Marcos. Lleva consigo un considerable stock de alimentos y una avanzada enfermedad. En la primera escena, lo vemos terminar con los preparativos, ignorar las llamadas de Marcos y partir hacia Puerto Madero. Una vez en el río, descubre a una joven mujer, Clara (Pilar Gamboa), escondida dentro de su embarcación. Con la ropa bañada en sangre y los ojos llorosos, Clara le explica que fue testigo de un homicidio y debe escapar hacía Uruguay. Fernando le permite esconderse allí y  acompañarlo en su recorrido por el Río de La Plata, no sin una cierta desconfianza.

Los dos desconocidos deben convivir en un espacio reducido, teniendo como únicos puntos en común la necesidad de huir y la tendencia a evitar hablar demasiado sobre aquello que los atormenta. Los dolores corporales de Fernando lo llevan a solicitar la ayudar de Clara y así comienza a crearse un vínculo afectivo entre ellos, vínculo que es interpretado de diferentes formas por cada uno. La relación alcanza uno de sus momentos más dramáticos cuando Fernando le enseña a navegar a Clara y se encuentra viviendo con su acompañante una situación que siempre había querido lograr con su hijo.

el_pampero-368393780-large

La convivencia, en principio pacífica, se ve interrumpida por la intermitente aparición de Mario (César Troncoso), un solitario y sórdido efectivo de la Prefectura Naval, que en su afán por conseguir compañía adopta una actitud demandante y autoritaria. El efectivo aprovecha que la bajada del río haya obligado al velero a detenerse para hacerse presente y forzar a sus tripulantes a compartir sus días con él. La presencia de Mario genera una sofocante sensación de encierro e inunda las escenas de nerviosismo, lo que genera un clima de tensión que va en aumento hasta estallar junto con la tormenta inminente.

Luego de Ciencias Naturales (2014), la paternidad y un viaje como excusa para unir a personajes bien diferentes entre sí, vuelven a ser parte de los tópicos elegidos por el director Matías Lucchesi para contar una historia. En esta road movie apuesta –un gran acierto- por el manejo de Chávez y Gamboa de las miradas y los silencios para comunicarse y lograr conocerse. El film no revela más información de la indispensable sobre el pasado del que los protagonistas, no cuenta con extensos diálogos que revelen los detalles de la situaciones que los llevaron a desear escapar. Deja la verborragia en manos del personaje de Troncoso, quien es el encargado de presionar a los otros dos hasta llevarlos al límite. El Delta se transforma en una jaula y vemos a los personajes corren en círculos hasta finalmente chocar con aquello que no querían enfrentar.//∆z

https://www.youtube.com/watch?v=cKuoKOXjHOE