Antes del show de Viva Elástico este viernes en La Tangente, Ale Schuster y Santiago Motorizado cuentan los detalles detrás de la grabación de “Todos los problemas”.
Por Matías Roveta
Fotos por Joakin Fargas
Con dos discos brillantes –el debut homónimo de 2009 y Agua, sal y fiebre de 2012–, Viva Elástico condensó un sonido con peso propio y originalidad en la escena del rock emergente argentino: un imaginario musical que recorre los caminos de la canción pop rock de veta oscura en tradición The Cure, con los fraseos elegantes del guitarrista Mateo Zabala y la fragilidad dramática de la voz de Ale Schuster, que puede remitir a la de Jarvis Cocker (Pulp) o Brett Anderson (Suede). Pero el horizonte de influencias también parecía contener elementos más cercanos y deudores del rock argentino de los ’80, un linaje clásico que incluía la impronta sensual de Virus y las melodías de Palo Pandolfo de Don Cornelio y la Zona. Con No es privado (2017) Viva Elástico potenció los recursos conocidos y –sobre todo– desnudó como nunca antes en su sonido el legado del rock nacional. El riff de guitarra que abre el álbum en “Aloe vera” tiene alguna reminiscencia spaghetti western y podría sonar sin problemas en alguna canción de Babasónicos del período Miami (1999) / Jessico (2001); el modo en cómo las guitarras se cruzan en “Cansado de ver la hora” remite a los Ratones Paranoicos y la balada abolerada “Ven” carga con la impronta del Perro Serrano, el romanticismo de Adrián Dárgelos (de nuevo Babasónicos) y una letra en la que Ale Schuster parece jugar con los versos de “(Lo que sangra) La cúpula” de Soda Stereo.
En el medio de ese cúmulo variado de influencias y citas, brilla un cantante inspirado. “Ven con tus manos adentro del pantalón”, canta Schuster en esa canción de amor al mezclar distintas cuotas de urgencia, vulnerabilidad, inocencia y seducción. Como para dejar en claro que también es un buen letrista y, al mismo tiempo, ofrecer una clave autorreferencial que ayuda a definirlo de cuerpo entero, canta en “De new wave”: “Me importa un bledo si caigo, man, porque yo soy como el tango y me visto de new wave”, una frase que puede resumir la nostalgia de las derrotas amorosas con parte del anclaje estético de la banda. El amor parece ser justamente una de las constantes a las que Ale le canta: “El amor no es privado ni se compra, es libertad, fantasía, temor, personalidad y es deseo”, dice en la canción que da nombre al disco; a veces, en lugar de una enumeración inteligente, Schuster apela a un grito desesperado como en “Www”: “Uhhh, nadie quiere estar solo, amor”, clama, mientras por detrás Mateo Zabala regala punteos que suenan a llantos.
Entre los puntos altos de No es privado está el post punk sombrío de guitarras abrasivas de “Verano kamikaze” y también “Todos los problemas”, un rock machacante con alguna raíz blusera que está montado sobre el boggie del riff de la guitarra. A lo largo de los últimos meses, Viva Elástico decidió hacer una nueva versión de la canción: “Teníamos decidido que el nuevo corte fuera ese –explica Ale Schuster–. De hecho, en un principio íbamos a usar la misma versión del disco, pero decidimos regrabarla para ir anticipando algo nuevo y porque teníamos muchas ganas de hacer algo en el estudio”. A esta idea de hacer la canción (que ya está disponible en forma de sencillo en Spotify) como excusa para tener nuevo material para publicar, se suma el hecho sobresaliente de que Santiago Barrionuevo de El mató a un policía motorizado grabó voces como invitado. Según el cantante de Viva Elástico, la invitación nació sobre la marcha, de un modo espontáneo y sin ninguna idea preconcebida: “La idea de la invitación surgió en realidad después de grabar, y lo que pasó nos terminó sorprendiendo. Fue un proceso en el que una cosa llevó a la otra, nada estaba pensado desde un inicio. A nosotros nos encanta compartir el estudio”. Cuando la banda se reunió en el estudio para rehacer el tema, cobró vida la idea de hacer la mezcla con Eduardo Bergallo y, en paralelo a que el trabajo crecía, a los músicos se les prendió la lamparita: “Cuando pensamos en regrabar la canción, surgió la idea de mezclarla con Eduardo Bergallo y, mientras avanzábamos, se nos ocurrió invitar a Santi. Fue una idea común de la banda, le escribimos y nos respondió que sí”, dice Schuster, y amplía sobre el resultado: “Fue una alegría mutua, es algo muy lindo realmente lo que pasó. Nos puso muy contentos el acercamiento”.
Santiago Barrionuevo coincide con esta mirada, ofrece su propio punto de vista y cuenta que fue clave el hecho de que a él siempre le gustó la música de Viva Elástico: “La invitación fue una idea de ellos. Me escribieron, me propusieron la idea de cantar y yo acepté inmediatamente porque soy muy fan de la banda”. El modo en cómo se dio la invitación incluye una anécdota divertida: “Cuando me contaron, me dijeron que el sello de ellos (Geiser) les había propuesto invitar a Fito Páez o a Andrés Calamaro, pero que ellos me habían elegido a mí. Cuando me dijeron eso, me derretí de amor (risas). No sé si es verdad o mentira pero, si fue mentira, es una mentira hermosa. Estoy muy agradecido y la verdad es que no era necesario, porque hubiese aceptado de todas formas: es un sueño para mí porque me gusta mucho Viva Elástico”.
Ale Schuster explica que no hubo ninguna estrategia de seducción y que la sugerencia del sello fue real. El peso de la decisión sobre Santiago giró en torno a la admiración mutua y la afinidad entre las dos bandas. “Lo de la propuesta fue verdad, nos lo habían dicho y nos habían nombrado varios artistas. No fue que nos lo dijeron en plan ‘bueno, elegí sobre éstos’, sino que fue simplemente una sugerencia al estilo ‘bueno, podría ser tal’. Ahí fue cuando dijimos, ‘che, ¿le escribimos a Santi?’, y todo fue genial porque él se copó. Es decir, no hablamos con los otros artistas: yo por ejemplo soy fanático de Calamaro, me encanta mal, tengo todos sus discos. Pero elegimos a Santi porque él simbolizaba más lo que queríamos transmitir y era mucho más significativo para nosotros en la canción. Sentimos que él tiene que ver con nosotros directamente”, explica.
Sobre qué lo llevó a pensar en el líder de El Mató, Schuster responde que la razón puede estar en las características de “Todos los problemas”: “Es una canción que tiene un riff marcado y cierto carácter norteamericano. En esa base podíamos cantar juntos y sentimos que invitarlo a Santi era perfecto”.
El nuevo corte de la canción tiene por supuesto similitudes con la versión de No es privado, pero al mismo tiempo varias diferencias. En principio, hubo cambios en el personal que trabajó en la grabación: “El disco No es privado lo hicimos con Leo Ramella, que es un productor excepcional y tiene una impronta muy característica. En este caso lo que hicimos fue regrabar la canción después de haberla tocado durante todo un año, y descubrimos que queríamos darle otro carácter diferente: más contundente desde lo sonoro para lanzarla como single”. Sobre la intervención de Eduardo Bergallo, el cantante de Viva Elástico explica que se trató de un gran aprendizaje para ellos y que la gratificación con el trabajo conseguido puede derivar en proyectos futuros: “Al momento de grabar voces, Edu hizo simplemente un par de aclaraciones, seguimos adelante con la toma y se logró un track hermoso. Sentimos que armamos un gran equipo y queremos mezclar el próximo disco con él”. El trabajo con Bergallo es más familiar para Santiago, ya que el ingeniero y productor trabaja desde hace años con la banda de La Plata. “La canción la grabé con Edu, que es quien nos graba siempre a nosotros con El Mató. Fue muy lindo y no tardamos mucho tiempo, hicimos algunas tomas. Disfruté mucho cantar la canción y los chicos de Viva dicen que les gustó mucho. Eso es lo más importante”, explica el cantante y bajista de El Mató.
Pero, más allá de la cuestión técnica, el nuevo acercamiento de “Todos los problemas” tiene diferencias también en los arreglos y en las características del sonido. La batería, por ejemplo, suena mucho más potente. “Juan (García del Val) tiene un nuevo sistema y lo usó para producir ese sonido” dice Ale, y añade: “Jean y Mateo, lo mismo: buscaron un sonido post grabación original que hizo que todo sonara más grande”. También explica que en la nueva versión cambiaron el modo de tocar la canción y sumaron además algunos detalles sonoros que la dan mayor riqueza al paisaje musical: “Algunas percusiones y muchos coros para que el estribillo entrara con más fuerza. Sigue manteniendo la esencia de No es privado, pero tiene una impronta diferente que pensamos que le dio un nuevo aire a la canción”. La principal diferencia con respecto a la canción del disco es probablemente el trabajo de las guitarras, principalmente en el modo en cómo esos fraseos de disonancia controlada de la guitarra noise de Mateo Zabala –presentes en la toma de No es privado– ahora fueron remplazados por punteos con slide que toca Ale Schuster. “Lo del slide surgió con un chiste en el ensayo: mientras cantaba, agarré el slide y empecé a jugar entre los fraseos de la voz. Después de ensayarlo varias veces, le dimos importancia y así trascendió en el track. Nos parecía novedoso para el tema”.
El otro rasgo distintivo es por supuesto la intervención en voces y coros de Santiago. Ale Schuster se encarga de las primeras dos estrofas y la llegada del primer estribillo, después hay un corte, la canción vuelve al riff principal de guitarra y entra el solo de slide. A partir de ahí, toma la posta Santiago con la tercera estrofa y la característica calidez de su voz, apenas acompañada por el bajo y una batería electrónica. La intensidad baja justo en ese momento y es un recurso inteligente para darle el rol protagónico merecido a la entrada triunfal del invitado. “Ale me escribió para preguntarme dónde quería cantar, en qué parte veía yo que me iba a sentir más cómodo. A él le gustaba esa idea de respondernos un pedazo cada uno y a Eduardo le pareció que yo podía encajar bien en esa parte en donde la canción entra en una especie de silencio: ahí es donde aparezco yo y después, juntos con Ale, cantamos el estribillo”, explica Santiago. El resultado es un simple potente, que mantiene la esencia de la versión original, pero suma texturas nuevas desde lo musical y el valor artístico del cruce de las dos voces. “Creo que quedó muy bien, es una canción hermosa y Ale es un genio de las canciones. No podía ser de otra manera”, concluye Santiago.
Ale Schuster y Santiago Barrionuevo son dos de los referentes de la escena del rock emergente argentino, un paisaje musical con riqueza de propuestas y estilos que nació desde la autogestión durante la primera década del siglo XXI cuando la lógica de los grandes sellos discográficos entró en crisis y la respuesta fue la independencia, y en tiempos en los que el post de la tragedia de Cromañón se traducía en clausuras masivas y pocos espacios para tocar. Más allá de la colaboración, hay varios elementos que vinculaban a El Mató y Viva Elástico desde antes. Según Ale: “El Mató, si no me equivoco, comenzó allá por 2003, cuando nosotros teníamos quince o dieciséis años y vimos cómo se iba desintegrando la escena del rock por la falta de lugares para tocar. Si bien en ese momento todavía no tocábamos en vivo y ni siquiera existía Viva Elástico más que en nuestras cabezas y sin una forma concreta, no obstante íbamos a ver bandas; de un momento a otro, fue como que todo se achicó: ellos fueron abriéndose camino desde la independencia y un poco apadrinaron la escena en ese sentido. Recuerdo que nuestro primer disco lo presentamos en Niceto abriendo un show para ellos, un 16 de diciembre de 2009”. La colaboración, en todo caso, es el choque entre dos de las propuestas más interesantes que dio el rock argentino en estos últimos diez años y, para Ale Schuster, la experiencia fue movilizadora: “Lo importante es la situación hermosa que se dio: Viva Elástico compartió una canción con Santi Motorizado y queremos festejarlo”. //∆z