Desde la edición de Blanco hasta el show con Slash en el Malvinas, Lula Bertoldi, voz y guitarra del trío, repasa el año y hace un balance de este 2012.

Por Matías Roveta

“5 años, 3 discos, 300 shows”, reza la leyenda en el home del sitio oficial de Eruca Sativa. La frase, autocelebratoria, resume exactamente el estado de las cosas en la vida del power trío de Córdoba al cerrar este 2012: fue el año consagratorio para una banda que, a prueba de tres discos imbatibles, un sonido arrasador y mucha personalidad, se convirtió definitivamente en una de las opciones rockeras más interesantes del panorama local.

Mucho tuvo que ver en esto Blanco, el álbum que cierra una suerte de trilogía detrás de La Carne (2008) y ES (2010). Con una excelente producción a cuestas, signos de evolución en la composición y una batería de canciones demoledoras, el disco supera con creces la siempre difícil prueba del tercer lanzamiento para toda banda ascendente. “Blanco es un disco que me cierra por todos lados y corona una trilogía que no podría haber sido mejor. En cinco años, el objetivo artístico está logrado y eso es un gol de media cancha para nosotros”, dice orgullosa y con metáfora futbolera incluída Lula Bertoldi, cantante y guitarrista del trío.

En canciones como “Amor Ausente”, que incluye un brillante solo de guitarra de Titi Rivarola, Lula da muestras de un gran crecimiento como cantante. Junto a las bases sólidas y funkys, tan deudoras de Divididos, de Brenda Martin (bajo) y Gabriel Pedernera (batería), más los riffs filosos y zeppelianos de su propia cosecha personal, la voz de Lula redondea las melodías exactas que piden las canciones de Blanco: un combo explosivo que mezcla al mejor rock clásico de los ’70 con la potencia noventosa de bandas como Nirvana y Stone Temple Pilots.

Blanco es quizás el mejor disco de Eruca Sativa porque, entre otras cosas, incorpora nuevos matices al sonido de la banda: hay arreglos de cuerda y en “Guitarras de Cartón” Fito Páez solea con teclados y sintetizadores junto a su inconfundible voz. “Personalmente viví este año con mucha satisfacción artística”, comenta Lula al hacer un balance sobre un año en el que se dieron el gusto, además, de telonear a Slash en el Estadio Malvinas Argentinas.

Junto a otras bandas como Utopians o Marilina Connor Questa (donde Marilina Bertoldi, hermana de Lula, toca la guitarra y canta), Eruca Sativa es punta de lanza dentro de un proceso que ya lleva unos años en el rock nacional y que renovó definitivamente la escena: el ascenso de bandas de rock que incluyen a mujeres entre los integrantes. “Se dio una apertura natural, algo que tarde o temprano tenía que suceder. Atravesamos una etapa donde hay muchas mujeres en bandas que están creciendo mucho. ¡Eso es mortal!”, explica Lula y completa: “Hacen música que carece de género, o sea: te da igual si es una mina o un chabón. Lo importante es que la música esté buena, que las letras tengan contenido y que el nivel artístico esté por encima de la media”.

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