El último film de la directora abunda en imágenes bellas y tensiones sexuales pero la trama no se encuentra a la altura de su apuesta estética.

Por Ignacio Barragan

La mujer aislada de la sociedad suele ser un tópico recurrente en el cine de Sofía Coppola. Se puede establecer una línea que va desde las rubias recluidas en The Virgin Suicides (1999), pasando por la soledad obligada de Lost In Traslation (2003) y Marie Antoinette (2006) hasta llegar a este último filme titulado The Beguiled (acá llamado El seductor) que transcurre en un liceo de señoritas lejos de las grandes ciudades y en el medio de la guerra civil norteamericana. Esta mujer de Coppola también tiene la particularidad de estar en contacto directo con la naturaleza: son muy comunes en sus películas los planos donde se las ven tiradas en el pasto o deambulando entre espacios verdes. En definitiva, los personajes de Coppola son una especie de  bon sauvage a lo Rousseau que intentan lidiar con la soledad de sus circunstancias.

Esta obra de Sofía Coppola es una remake de la película de Don Siegel de 1971 que a la vez está basada en un libro homónimo de Thomas Cullinan, un prescindible autor del gótico sureño que murió de un ataque al corazón mientras era jurado de una competencia de obras de teatro escolares. Si bien las razones de este refrito no son del todo claras, hay ciertos aspectos del filme que son dignos de ser mencionados mientras que otros merecen ser olvidados. Uno de los pilares fundamentales de la película es sin dudas la dirección de fotografía realizada por Philippe Le Sourd que prácticamente no utiliza recursos técnicos para ambientar las escenas. Las noches se ven iluminadas por las velas mientras que los días solo tienen la luz natural del sol. Sin embargo, aunque las decisiones estéticas hayan sido las acertadas, la historia principal del film resulta bastante pobre. La trama termina siendo un corolario de tensiones sexuales entre los personajes que va creciendo a lo largo del film.

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El argumento principal de la película es bastante simple. Una niña interpretada por Oona Laurence se encuentra con un soldado herido mientras recoge hongos en el bosque y decide rescatarlo llevándolo a su liceo de señoritas. En aquel lugar se encuentran cinco pupilas junto a dos tutoras personificadas por Nicole Kidman y Kirsten Dunst que se encargan de asistir al soldado  John McBurney (Colin Farrell) y procurarle un mínimo de cuidados. A partir de ello se dan una serie de situaciones en las que el suspenso, la desconfianza y la tensión sexual son los ejes por los cuales transcurre el relato. No hace falta aclarar que a lo largo de la película se vaticina desde un primer momento el desenlace trágico de este tipo de interacciones.

Existe una controversia bastante interesante en la película que tiene una relación directa con Zama de Lucrecia Martel. Los críticos cinematográficos le han señalado a Sofía Coppola el hecho de no haber incluido en su filme a un esclavo afroamericano que existía originalmente tanto en el filme del ‘71 como en el libro de Cullian. Se la ha calificado de haber omitido a propósito este detalle para hacer una historia sin la polémica de la esclavitud en el siglo XIX. La respuesta a esta controversia por parte de Sofía Coppola es muy parecida a aquella que dio Martel sobre por qué no filmo una escena de violación en Zama: se trata de no perpetuar el estereotipo de una problemática cultural que de por si es delicada. Las dos directoras están lejos de querer banalizar ciertos tópicos sociales como la esclavitud o la violencia de género convirtiéndolos en una escena más de la película. Es por es que deciden descartarlos, la ausencia de los mismos remite a su presencia en la sociedad actual, el caso de la esclavitud es reemplazable por la discriminación que sufren los negros en Estados Unidos.

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Es sorprendente que esta película de la joven Coppola haya ganado el premio a mejor dirección de cine en el Festival de Cannes de este año. Si bien los colores del filme se pueden calificar de bellos, la historia puede resultar un tanto aburrida e inclusive insulsa. Esta vez, la mujer aislada de Sofía Coppola parece forzada, definitivamente fuera de lugar.//∆z