Los días en Bariloche, la Escuela Pueyrredon, la naturaleza viva. Al parecer, Viviana Blanco experimenta el mundo en la medida que lo representa.
Por Martín Sandoval
Salirse de la pintura. Descolocarse. El arte contemporáneo tiene que ser efectista, generar un golpe, cuestionar, buscar materiales raros. Una herramienta de conocimiento del mundo, una vía de acceso. La primera estación de la semiosis social es el pasado. De allí la idea de ser una herramienta de investigación. Sin embargo, la figuración de Viviana Blanco escapa a la tradición y al estilo: es tener algo que decir; y generar algo en el otro.
El dibujo es una pregunta que lleva a otra pregunta y a otra pregunta y a otra pregunta y a otra pregunta y a otra pregunta y a otra pregunta y a otra pregunta y a otra pregunta y a otra pregunta y a otra pregunta y a otra pregunta y a otra pregunta y a otra pregunta y a otra pregunta y a otra pregunta y a otra pregunta y a otra pregunta y a otra pregunta.
Los trazos se pierden, se encuentran. Mantra en las formas, los colores, el blanco y negro. La naturaleza fantástica. Como el cuero que flota en un lago patagónico y que se traga a los animales y a las cosas, el mito es real. La extrema aridez de la estepa contrasta con los bosques y lagos de la cordillera. Tiza, polvo, papel, marrón, verde, densidad, intensidad, movimiento. El paisaje nunca es idílico.
Cuando hacer mantiene la confianza, la debilidad deviene en fortaleza. Así se aprende a desarrollar la intuición. Hay que desarmar estructuras, atravesar abismos interminables y preguntarse “¿que me sucede?” para volver a decirse “este soy yo”.
VIVIANA BLANCO:
MIÉRCOLES 11 DE ABRIL, 18 HS.
GALERIA PALATINA
ARROYO 812, C.A.B.A.
WWW.GALERIAPALATINA.COM.AR