Esta de más decir que una de las bandas, de este último tiempo, con mayor proyección a futuro es Band of Horses. Su prolijidad musical y sonido cautivante hace a los de Seattle gozar de un respeto mayor al de sus módicos ocho años de carrera. Mirage Rock es la cuarta pieza de este eslabón, en esta reseña veremos si seguimos con la magia o el quinteto se “durmió en los laureles”.
Por Estefanía Lestanquet
Soberbios y peculiares, Band of Horses, se unió a la creciente lista de grupos que, con total impunidad, apelan contra la burocracia de las empresas discográficas y regalan su material a la web antes de la salida pactada. Así fue como Mirage Rock pasó por nuestros oídos, aún no por nuestros corazones, antes de la fecha señalada, 19 de septiembre. Y sí de estrategias capitalistas hablamos, no hubo mejor elección que arrancar el nuevo disco con un tema tan pegadizo y rockero como “Knock Knock”, también elegido como primer corte para difundir en los medios.
El arranque del álbum, es tal vez lo más escuchado anteriormente por Ben Bridwell y compañía, lo que más hace resonar al nombre de la banda antes de saber de quien se trata. La segunda pieza, “How To Life”, no se despega de la distorsión de las guitarras pero baja de sobremanera al fuerte comienzo del corte ya citado. El triangulo decae del todo, en agresividad sonora, con la hermosa balada “Slow Cruel Hands of Time”, típica melodía de guitarra en mano y receptor al borde de las lagrimas.
En instancias de darle play a “A Little Biblical” y hasta el final con “Heartbreak On The 101”, comenzamos a transitar por un nuevo camino de la banda. Un paseo muy cerca del country y del folk, que logra su momento más jugado en “Dumpster World”. Un tema impolíticamente correcto, que varía en cambios de estado y juega con los sonidos del ahora, ese momento al que Band Of Horses le escapa. Es cierto que ellos están más con las comparaciones con los años setenta que con esta época de tanto ruido robotizado. Por ello la elección de trabajar con el productor Glyn Johns, quién llena su historial con nombres como The Who, The Beatles, Bob Dylan y Eric Clapton.
Otra de las canciones para destacar será sin duda “Feud”, de lo más parecido a su mejor disco hasta el momento Infinite Arms. Álbum que sin duda Mirage Rock seguirá mirando desde abajo, pero no por algún tipo de falencia propia sino por la excelencia indiscutida de su antecesor. De todas formas, este nuevo trabajo logra hacer que la banda renazca en cada track, que muestre su gran nivel compositivo, la madurez alcanzada hasta el momento. Se puede decir que, Mirage Rock, logra la perfección anhelada y buscada por ellos, solo que creemos que entre tanta excelencia se ha perdido un poco el lado más visceral que poseían estos caballos.//∆z
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