Estuvimos en el set de Bajo este sol tremendo, la adaptación de la novela de Carlos Busqued que está filmando Adrián Caetano y se estrena en septiembre. El total desacuerdo del escritor con el guión y la verborragia reveladora del productor condimentan el rodaje.

Por Sebastián Rodríguez Mora
Fotos de Gabriel Feldman

Hernán Mussaluppi esquiva pozos y camiones por la ruta 8 en dirección a San Antonio de Areco mientras afirma: “Siempre que adaptás, traicionás.” Es el productor de la adaptación cinematográfica de Bajo este sol tremendo de Carlos Busqued, una pequeña novela que desde 2008 con su edición en Anagrama ha construido en nuestro país un culto, quizás amplificado por la particular relación de su autor con la escritura en los años posteriores. Como bien dice Martín Castagnet, es la cuenta de Twitter de Busqued la que contiene una especie de obra, un elefante nunca cazado. Es ahí, entre RTs de aviones de guerra soviéticos y chistes al estilo Cacho Buenaventura, donde nos enteramos que tiene una segunda obra en curso sobre un asesino serial de taxistas al que estuvo entrevistando en la cárcel. Busqued se relaciona con Twitter como Tom Hanks náufrago lo hacía con Wilson: un diálogo y un monólogo en simultáneo. Ahí también supimos su clara opinión sobre este proyecto en curso:

Mussaluppi parece tener mucho que barajar en su mente esta mañana, pero suelta afirmaciones con una extraña complicidad. “Hace seis años que están los derechos, entonces puedo hacer la película que quiero. Le pagué un montón de guita a Anagrama. A Carlos le decía que fuera a reclamarle a Herralde si le parecía que le pagábamos poco. Pedí que no participara en el guión.” El proceso para llevar el texto de Busqued a la filmación, explica, incluyó un primer contacto con Lucrecia Martel. “Pero la adaptación que nos ofreció era algo demasiado alejado, muy poco convencional. También parecía que quería hacerla para que no la agarrara Adrián. Esas cosas pasan entre directores.” Adrián es Adrián Israel Caetano, director uruguayo y coguionista de la película, que espera el comienzo de otra jornada en el set ubicado por esos días de principios de febrero en Villa Lía, un mínimo pueblo cercano a San Antonio de Areco. Mussaluppi, quizás distraído, habla y habla. “Caetano no se parece a ningún otro, es un profesional absoluto. Si hay que filmar hasta tal hora, se filma hasta esa hora puntual. Después de filmar con él, no quiero filmar con nadie más.” Su intención es que esta película –protagonizada por Daniel Hendler en el rol del abúlico Cetarti y Leonardo Sbaraglia en el de Duarte- sea la vuelta del director al cine importante, al éxito. Desde Crónica de una fuga (2006), sus últimos titulares de peso quedaron enpantantanados en el documental sobre Néstor Kirchner, banneado con delicadeza por el entonces oficialismo. También pasaron Francia (2010) y Mala (2013), dos películas olvidables. Mussaluppi, Caetano y Nora Mazzitelli (coguionista) decidieron que habría que adaptar masivamente. Al parecer, una primera versión del guión incluía los sueños que pueblan la novela. “Es muy caprichosa la novela, necesitás una estructura lógica para el lenguaje cinematográfico. Dijimos: con los sueños, la película va a Cannes; sin los sueños, vendemos entradas. La primera versión era muy fiel. Esos sueños son lindos de leer pero distraen en el cine.” Incluso los personajes contienen variaciones. “La gran diferencia es que Cetarti es un pelotudo como en la novela, pero de a poco va teniendo un plan que lo hace un hijo de puta. Hendler y Sbaraglia vienen ensayando con Caetano hace seis meses. Daniel engordó quince kilos para el papel.” Desde su trinchera, Busqued:

A su vez, Sbaraglia está flaquísimo, bronceado, un militar cocainómano de dientes podridos en mocasines y camisa de manga corta. Mussaluppi comenta que “Sbaraglia tiene representante, un español que no te da bola. También es un poco paranoico. Nos hizo conseguirle una habitación separada en el hotel y pidió que se revisaran las habitaciones que tenían pasajeros.” Aparece cuando ya la jornada de filmación está en marcha desde hace algunas horas en torno a una precaria casa de ladrillos y techo de chapa, en una de las últimas –de las pocas- cuadras de Villa Lía.  El terreno está rebalsado de basura recolectada y dispuesta por el equipo de Arte sobre el pasto crecido y amarillento. Hay sillas de plástico rotas, partes y cubiertas de autos, revistas, cartones, botellas, tachos de pintura. Es un basural artístico rodeado de un basural más discreto pero real, anterior a que el set se montara, lindante con la comisaría rural. Son las tres de la tarde y el calor que baja del cielo nublado es insoportable. Sobre una mesa hay botellas de agua rotuladas con el nombre de los personajes. Se repone una escena nocturna con lonas negras que cubren las ventanas de la casa hasta transformarla en un horno. Hendler acomoda cajas y pilas de revistas en cámara. Tiene puesta una remera transpirada con la imagen del elefante que figura en la tapa de la novela. En la carpa de dirección, Caetano acomoda por handy al cámara que está adentro de la casa. Es una mezcla de firmeza y malos modos. No saca la vista de la pantalla, remarcando el encuadre. Un rato antes, Mussaluppi al volante afirmaba sobre él: “Es mentiroso, autodestructivo. Tuvo una vida muy jodida. Todos sus colegas directores lo respetan muchísimo, pero también me preguntan ‘Y, ¿cómo la llevás?’. Le cuesta mucho confiar en la gente.” Según el productor, el director es capaz de indignarse con alguna imperfección e irse intempestivamente del set. A su vez, Mussaluppi no encuentra contradictorio el elogio y la crítica mezclados. Continúa: “La película tracciona por Caetano, Sbaraglia no corta tickets. Si actuábamos nosotros era lo mismo.”

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A través de la más diplomática plataforma del chat de Facebook, Carlos Busqued confirma los indicios que produce el scrolleo de su cuenta de Twitter: “No fui a la filmación porque odio estar en un lugar donde todo el puto mundo gana más que yo, que se me ocurrió la cosa, y porque aparte la van a arruinar feo, feo. Odio haberles regalado la oportunidad.” Afirma que no fue consultado respecto a la adaptación del texto original. “Supongo que habrán agarrado cada cosa buena y la habrán extirpado cuidadosamente. Por mí que se incendie todo.” La película tiene fecha estimada de estreno para septiembre de este año y ya hay noticias en portales extranjeros que la anuncian. Integran el elenco Ailan Devetac como Danielito, Alejandra Flechner, la española Ángela Molina y Pablo Cedrón. Había ya programadas sesiones de filmación en Lapachito, Chaco, donde Busqued centra parte de la narración en Bajo este sol tremendo.

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En la comisaría justo al lado del set, dos mujeres policías obesas charlan en una habitación. Tienen bajo su custodia dos peceras separadas, cada una conteniendo un axolote. Estuvieron por morir de calor, por lo que la producción tuvo que poner hielo en el agua de la pecera que compartían hasta que uno de ellos quiso comerse al otro. Según comenta uno de los asistentes de dirección a cargo de los animales, están en peligro de extinción. Se los necesita para  que coman en cámara. Aquel que no lo haga, no saldrá en el montaje final.//∆z

Maquetaci—n 1