Son un proyecto, no una banda. Hacen intervenciones, no recitales. Su mensaje es universal y está encriptado para que cada oyente tenga que decodificarlo. Conozcan a DIETRICH.

Por Lucía Ferro

Providencia es el nombre que eligieron para su primer disco de larga duración, por el cual el proyecto (que ya cumplió 7 años) padeció un camino difícil de encuentros y desencuentros, para finalmente consolidarse hasta su formación actual que, una vez con la camiseta puesta, prefieren llamarse por sus alter-egos: Hakinen, Frisco, Rodo, Komarck, Gomez y Cobo. “El disco fue un proceso que llevó años. Un camino sinuoso, donde hubo mucha gente quedó afuera, hasta que finalmente se llegó a consolidar una banda a partir de los integrantes que la conforman hoy, y se decidió continuar ese proyecto de disco, pero desde otra perspectiva. Lo encaramos desde una posición más adulta. Todo ese camino está en el disco, está en las canciones, y tiene un peso sentimental muy fuerte”, cuenta Frisco. Por su parte, Hakinen asegura que el camino que los hizo recorrer Providencia, fue un paso más hacia el auto-aprendizaje: “Tuvimos que aprender un montón de cosas y eso lo volvió complicado, porque empieza a pasar el tiempo, ves que falta un montón de laburo y eso empieza a generar ansiedad, y surge la duda si vas a llegar a los resultados que estás buscando. Por suerte somos personas de mucho diálogo, muy intensas y perseverantes”.

En su música se reflejan sus infinitas y diversas influencias, como la literatura, el cine, la pintura, hasta el deporte. Las mentes viajeras de la generación beat, Ernesto Sábato, y Ayrton Senna aparecen en la lista de algunos de sus referentes que aseguran podrían convivir todos en una misma sala, y se generaría un clima muy interesante: “Hay muchas cuestiones ideológicas similares entre esas personas, en su compromiso hacia lo que hacen. Lo que perciben no tiene nada que ver con fines materiales y económicos, sino con saciar su propio hambre de gloria”, explica Hakinen. Pero la inspiración a la hora de crear su música, no siempre viene del terreno de lo conocido. Los disparadores de DIETRICH surgen por todos lados: a veces de imágenes, otras de la sanación, e incluso de las vivencias personales de cada uno. “No todo nace de la música. Nuestros intereses al ser mucho más amplios que simplemente la música, hacen que incluso para nosotros no sea natural solamente salir y tocar. Es tocar, ambientar, manifestar, ensayar, la manera en que encaramos la vida. Todo tiene que ver con todo, y por eso un recital de DIETRICH nunca va a ser solo un recital. Por eso se convierte automáticamente en una intervención de seis personas que están manifestándose”.

Al hablar de su lugar dentro de lo que hoy denominamos la escena local ellos hacen hincapié en que la escena no es únicamente local, sino que es planetaria: “Somos una nueva generación, de hecho, gran parte del nacimiento de DIETRICH, nace del renacer de las personas que lo integran. Nuestro nacimiento es un renacimiento de algo más grande, que en nuestro caso tiene el nombre de DIETRICH, pero creo que a nivel mundial hay un montón de artistas en esta misma frecuencia”, asegura Frisco.

El misticismo de DIETRICH se respalda en el sentido que tiene el grupo en la vida de cada uno de sus integrantes: “Cada uno tiene un laburo y sus cosas, y después esta esto que es indestructible, incorruptible”, afirma Hakinen, y de aquí surge también, el por qué de sus pseudónimos. Para ellos los nombres y el lugar de donde vienen no son trascendentes, lo importante es lo que están haciendo, su obra, y además es una forma de despegarse del ego.

Visitan la sala de ensayo tres veces por semana, y con la minuciosidad que los caracteriza se toman su tiempo para trabajar en cada tema, aunque eso signifique volver desde el principio una y otra vez. Ya tocaron por Córdoba, Rosario, Mar del Plata y Necochea, y tienen ganas de volver a girar de nuevo, pero siempre y cuando puedan mantener el nivel y las condiciones estén perfectamente dadas como para garantizar un show impecable. Mientras tanto, se preparan para una próxima fecha en Niceto el próximo 29 de agosto, donde presentarán Providencia y cerrarán el año con su participación en el festival internacional Music Wins, donde compartirán escenario con Mogwai, Tame Impala, Real Estate, Beirut, entre otros. “Hoy en día nos podemos dar el lujo de decir que no vamos a tocar por un mes, porque también necesitamos renovarnos. Por más que sea un proyecto profesional, no deja de tener un costado personal que hace que, al estar tocando las mismas canciones todo el tiempo, por un momento necesites probarte a vos mismo que podés crear cosas aún mejores y seguir creciendo. Hoy en día al haber sacado este disco y viendo en el proceso cuantas cosas habríamos hecho diferentes, quisiéramos volver a entrar al estudio”, relata Haniken y reafirma que su mayor deseo ahora es que pase este período de shows para comenzar a trabajar en los demos de un próximo disco que “con suerte saldrá el año que viene”.

Providencia no será el único lanzamiento del año. El grupo está preparando un videoclip que tendrá a la danza como protagonista. Si bien no pueden adelantar mucho, Hakinen comenta que les interesa explorar ese mundo con el cual sienten una conexión: “Tenemos un montón de ideas y cosas a desarrollar pero somos un proyecto independiente y eso hace que nos manejemos por etapas, no podemos abarcar todo porque hay que laburar y encarar el resto de la vida. Pero por suerte, cada paso que damos es sólido”.//z

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