Basada en una historia real y nominada al premio mayor de la Academia, Hidden Figures es una película que, aunque inspiradora y valiosa, por momentos se reduce a complacer.
Por María Almazán
La idea de que las hazañas de personas reales poco renombradas sean contadas resulta refrescante, atractiva y sobre todo, importante. Con Hidden Figures, el director Theodore Melfi lleva a la pantalla grande la historia de tres admirables mujeres de color que contribuyeron al programa espacial de los Estados Unidos en un ambiente casi exclusivamente masculino y blanco.
Basada en el libro homónimo de Margot Lee Shetterly sobre el equipo de afroamericanas que trabajaron en la NASA durante la carrera espacial de los Estados Unidos contra la Unión Soviética, Talentos Ocultos (como se llama aquí la película) recluta a Taraji P. Henson, Octavia Spencer y Janelle Monáe para los roles protagónicos. Henson interpreta a Katherine Johnson, la matemática prodigio que calculó la trayectoria de los primeros vuelos espaciales; mientras que Spencer (nominada al Oscar) hace de Dorothy Vaughan, una matemática con pasta de líder, y Monáe se pone en la piel de Mary Jackson, una aspirante a ingeniera, ambas demoradas por la segregación. Las tres actrices ejecutan sus roles adecuadamente y a la altura de las mujeres representadas, hasta ahora desconocidas por el público en general. Estas mentes brillantes femeninas serán recordadas gracias a las interpretaciones de Henson, Spencer y Monáe.
Dejando de lado los hechos novedosos que expone la película, desde las carreras de las tres protagonistas hasta las funciones y tareas dentro de los cuarteles de la NASA, el relato es básico en su ejecución y no es llamativo por sí mismo pero agradable de todas formas, de fácil consumo. El intertítulo al iniciar la película lee “Basada en hechos reales”; los espectadores conocemos la fórmula de la industria cinematográfica y los curiosos se preguntarán qué tanto de la representación sucedió en realidad. Basta una simple investigación para saber que la mayoría de los hechos que hacen avanzar la trama son plena manufactura al servicio del dramatismo de la película. Sí, Johnson, Vaughan y Jackson efectivamente existieron e hicieron sus avances en la NASA en un contexto racista y machista, pero sin embargo, para los guionistas (los nominados Allison Schroeder y el mismo Melfi) la nobleza y heroísmo de los sucesos reales parecen no ser suficientes para contar una gran historia de empoderamiento femenino.
Por el contrario, el sabor que deja la película es un tanto agridulce. Que las voces de estas mujeres sean divulgadas (y las de tantos otros cuyas biografías todavía no tuvieron lugar en el cine) es importante, no solo para ampliar la variedad de historias sino también por lo valiosa e inspirativa que puede ser su lucha para las nuevas generaciones. Sin embargo, el trasfondo está adaptado para satisfacer al público con un final feliz; personajes blancos genéricos, negligentes en un principio pero redimidos hacia el final, en el que se establece armonía con los personajes de color, casi como simulando que el racismo terminó en los años 60.
Simple en su narración pero valiosa en su temática, Hidden Figures es una de las nominadas a obtener el Oscar a la mejor película y se posiciona como candidata fuerte habiendo ganado el SAG a Mejor Elenco. Se trata de un film accesible y entretenido justamente por su fórmula comercial; aunque no deja de ser interesante y relevante, por momentos se reduce a clichés que diluyen la historia real de Johnson, Vaughan y Jackson. Hidden Figures es una película significante por lo que representa, pero no tanto por cómo lo hace.//∆z