The Leftovers, o cómo la HBO arriesga todo en el intento de innovar. Un planteo atrapante, buenas actuaciones y un guionista en busca de la redención.

Por Alejo Vivacqua

Cuando se reseña una serie, generalmente se empieza contando la trama y las virtudes y defectos de ella, para que el lector pueda analizar si vale la pena comprometerse con algo que le va a demandar varias temporadas. Pero en el caso de “The Leftovers” resulta complicado hacerlo porque, con cinco capítulos estrenados, la nueva producción de HBO deja una incertidumbre tan grande como las esperanzas que la cadena depositó en ella. Probemos.

¿Qué es lo que sabemos hasta ahora? El dos por ciento de la población mundial desaparece el 14 de octubre de 2011, y cuando decimos desaparece es literal: en la primera escena se ve cómo una madre acomoda a su bebé en la parte de atrás de un auto, se distrae hablando por teléfono y cuando vuelve a mirarlo, el nene no está más. La historia pone el foco en lo que les pasa a partir de este hecho a los habitantes del pueblo de Mapleton, del que el protagonista Kevin Garvey (Justin Theroux) es jefe de  policía.

El fourteenth –como le llaman a esa fecha que marca un antes y después en la humanidad- es el punto de partida para que varios miembros de la comunidad intenten explicar lo que pasó. Seguimos la vida, por ejemplo, de una mujer que perdió a toda su familia, la del cura del pueblo que está a punto de sufrir el remate de su iglesia y la de la familia de Garvey (una hija adolescente, un hijo miembro de una secta religiosa, y su esposa, que forma parte de los Guilty Remnants, un extraño grupo de personas que hacen voto de silencio, se visten de blanco y fuman todo el tiempo).

Al creador y coguionista, Damon Lindelof (el otro es Tom Perrotta), todavía lo siguen puteando en las redes sociales por el final frustrado de “Lost”, la otra serie que escribió y que convirtió en uno de los mayores éxitos de la historia de la televisión. Pero si en la isla abundaban los efectos especiales, en “The Leftovers” la premisa parece ir por otro lado: es una obra sobre la pérdida, sobre cómo soportar la falta de los que se esfumaron de un día para otro. ¿Por qué desaparecieron ellos y no nosotros? ¿Qué tenían en común los que ya no están? Esas son algunas de las preguntas que se hacen los protagonistas de esta historia.

Guiños existencialistas, referencias sobrenaturales y muchos planteos inquietantes hacen que el comienzo de esta serie sea uno de los más prometedores de los últimos tiempos, aunque se necesita mucha paciencia y una confianza enorme para que toda esta incertidumbre derive en algo verosímil y potente. Estamos ante una apuesta ambiciosa que puede llevar a un fracaso rotundo o a un éxito sin precedentes. Esperemos que Lindelof, esta vez, se tome revancha. Se lo imploramos.//z