Coiffeur edita Conquista de lo inútil, su cuarto disco de estudio.  Un trabajo contundente y ambicioso para el pop independiente.

Por Gonzalo Penas

Cuando se inicia el viaje que propone Coiffeur (Guillermo Alonso) en Conquista de lo inútil – el título pertenece al diario de filmación del director de cine Werner Herzog- se puede observar a simple vista que el cantautor oriundo de Morón dejó completamente de lado la guitarra acústica con melodías melancólicas y letras inocentes y sensibles que lo acompañaron en sus primeros tres discos: Prmer corte (2005), No es (2006) y El tonel de las danaides (2009). Tal vez, el EP Nada (2012) abría el juego a nuevos sonidos y vaya que sirvió de transición a lo que se escucha en el nuevo trabajo, más cercano al pop del nuevo milenio que al folk al que Coiffeur nos había acostumbrado en sus discos y recitales en vivo.

En “Guarida”, tema que le da inicio al álbum, se encuentra una constante que se mantiene en todos los tracks: la voz aguda de Coiffeur delante de los sintetizadores que acompañaran todo el trabajo. Abandonar la humanidad y ocupar un lugar en otro espacio será la consigna -¿la obsesión? ¿la ambición?- de la letra, una de las más profundas de todo el disco. “Damero”, el segundo tema, es  el primer corte o al menos el tema que se dio a conocer semanas antes de la salida oficial de Consquista… que se puede escuchar online desde el bandcamp del autor. Es una de las canciones más pegadizas y bailables de toda la discografía de Coiffeur por el sonido y el estribillo.

De todos modos, al escuchar el trabajo completo, es fácil entregarse a las melodías de cada canción del disco y con ellas mover el cuerpo hasta el final. Así “Ovo” y la hermosa “Christine”, con fragmentos de poemas de Ricardo Mesina, siguen en el camino del inicio del álbum: sintetizadores que acompañan las voces y como resultado, canciones que bien podrían ser los soundtracks de una película de cine independiente. En efecto, “La piedra cúbica” es solo instrumental y se podría decir que no necesita letra –sí, justo en Coiffeur que con sus letras es tan preciso y eficaz- porque es una especie de corte en dos del disco, como si fuera un LP dividido en Lado A y Lado B y este tema esté justo en donde el vinilo se da vuelta. Cumple la función de dar un respiro. Porque “Pieles” y “Oxígeno” son dos canciones que en cuanto al cuerpo nos (de)vuelve al autor que conocíamos: “el cuerpo es prestado para perderse, somos un acto de falso coraje” o “en cuestiones de supervivencia los protocolos no existen (…) ahora que me perdiste como conseguirás oxígeno” son claros mensajes a los que Coiffeur siempre alude para hacer una letra concisa y contundente. Pero en esta oportunidad, lejos de sumergirse en arpegios de guitarra, los sintetizadores nos obligan a mover el cuerpo de un costado a otro. Esa es la novedad. Ese es el rumbo en esta nueva etapa.

Llegando al final, y en la misma sintonía que todo el disco, hay una perlita: “Simulacro (Segunda Parte)” es la continuación de la historia que había empezado en el track 10 del disco anterior donde el consejo era “para dejar de estar solo hay que callar; que el pensamiento sea un pozo ciego”. Y ahora, en la segunda parte del simulacro, nos encontramos con que “podríamos decir, podríamos callar y aun así estaríamos haciendo. ¿Cómo escapar a la consecuencia de todo acto?”. Se ve que las inquietudes son las mismas, la sensibilidad también. Todo eso está intacto. Lo que ha cambiado es la forma de contar, de transmitir. Pero no porque Coiffeur sea otro. En realidad, es él mismo. Cambió las formas porque la música permite eso, encontrar otros caminos, otras vueltas. Ni hablar los chiches, los programadores y sintetizadores –que entrado el nuevo milenio tan bien supo utilizar Radiohead, por citar solo un ejemplo- como permiten armar un trabajo compacto y puntual. “Cuerno” y “Nudo” cierran el disco con las mismas herramientas que lo conforman y nos genera la intriga de cómo Coiffeur va a presentar en vivo esta nueva etapa de su vida artística. Por ahora, lo importante es que está de regreso con nuevo material y nuevos caminos desandados. No lo perdimos y no perdimos su oxígeno.

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