Recorremos algunos de los cineclubes que abundan por Buenos Aires para saciar nuestra sed cinéfila.
Por Mauricio Pérez Gascué
En los tiempos que corren muchas de las instancias relacionadas con el cine, su concepción, producción, postproducción y distribución han cambiado drásticamente, principalmente debido a la aparición de los medios digitales, las nuevas tecnologías y medios de distribución que fueron surgiendo. Sin embargo, hoy en día los cineclubes han resurgido en la Buenos Aires y en otras grandes ciudades del país con más fuerza que nunca.
Hoy en día la cantidad y calidad de cineclubes que van apareciendo pueden ser la respuesta a muchas de las necesidades que el circuito oficial no ha sabido satisfacer. Son quizás el germen de un circuito de distribución alternativo que tanto el espectador como los incipientes cineastas estaban necesitando. Un canal de distribución ideal, de acceso más democrático e interesado en un cine de calidad.
A Sala Llena, o cómo un sitio web apasionado por el cine encuentra en Palermo “no Hollywood” su paraíso cinéfilo.
A las proyecciones de clásicos de todas las épocas, muchas veces organizados en ciclos mensuales con una temática unificadora, se le alternan las cada vez más habituales funciones especiales donde se pre-estrenan películas nacionales en su mayoría de producción independiente. Estos eventos cuentan por lo general con la participación en charlas y debates de los directores, productores, protagonistas y/o colaboradores varios involucrados en la realización de la película proyectada, de las que también participan notables presentadores, críticos e integrantes del Staff de asalallenaonline.com.ar ante un público presente cuyo nivel de asistencia siempre hace honor al nombre del sitio web que dio origen a estos ciclos. En ocasiones más especiales aún también se organizan con mucho éxito eventos idénticos para el formato cortometraje.
Como actividad satélite-complementaria, la gente de ASL organiza cursos mensuales, dictados por reconocidos profesores, que se desarrollan en el mismo espacio unas horas antes de las proyecciones, que muchas veces suelen estar programadas en sintonía con las temáticas expuestas en las clases y tanto los profesores como los alumnos junto a los demás espectadores participan posteriormente de las charlas debates post película.
Estas particularidades aproximan al ciclo a un ideal de cineclub devenido en un espacio genuino dentro de un circuito de exhibición cinematográfico alternativo. En este sentido, acompaña mucho el alto estándar de calidad con el que se llevan adelante las proyecciones, empezando por el lugar que José Luis eligió como sede de estos Ciclos. Ubicado en el barrio de Palermo “NoHollwood” como a ellos mismos les gusta decir, NoAvestruz (Humboldt 1857, Palermo) es un espacio de cultura independiente que cuenta con un amplio salón equipado con gradas cubiertas por abundantes almohadones para maximizar el confort de los espectadores, complementadas con cómodos sillones de hasta tres cuerpos, fiacas, calefacción, aire acondicionado y toda clase de detalles que le imprimen un ambiente acogedor y generan la sensación de estar viendo la película en un enorme living. Las proyecciones se hacen en full HD aprovechando la pared de 12 metros de ancho en casi su totalidad que hace las veces de pantalla. Todas estas actividades son abiertas al público, en todos los casos se accede a ellas mediante reserva debido a las limitaciones del espacio y en algunos casos son aranceladas.
“El proyecto surgió como un complemento a la web de crítica A SALA LLENA que venimos haciendo ya hace cuatro años, con la idea de poder romper la barrera de internet y generar interacción con los lectores” -relata De Lorenzo-. “Al igual que con la web, esto surgió porque un grupo de amigos nos encerrábamos frente a un home theater a ver films, cenar y luego conversar al respecto. Aquí se magnificó, proponiendo hacer algo similar en un teatro con capacidad de ochenta localidades. Principalmente para muchos como nosotros, el cine es una pasión que en cierta manera quisimos poder trasladar a otros”.
AZ: ¿Qué criterio utilizan para elegir los títulos a proyectar?
J: comenzamos con selección de cortometrajes proyectados en alta definición (no excluyente) porque nos resultaba un tanto contradictorio asistir a festivales y muestras donde estos eran proyectados en una calidad inferior a la concebida por el director. Abrimos una convocatoria y los cortos comenzaron a llegar de a decenas, nos juntábamos varios días con Rodolfo Weisskirch y Cecilia Martinez, con quienes realizamos una preselección. Fueron programados a veces por temáticas, otras veces con muchísima pluralidad y otras como ciclos destinados a fomentar las selecciones de cortometrajes argentinos presentados en festivales internacionales como el de Cannes o el legendario nacional Uncipar. Cada ciclo de cortometrajes contó con la presentación del director y actor Tetsuo Lumiere, quien logró desintegrar la solemnidad de aquellas funciones a las que asistimos en otros lugares donde sólo se presionaba “play” en una consola.
Agregamos las proyecciones de ciclos de largometrajes, convocando al crítico Marcos Vieytes, con quien seleccionamos qué títulos podrían resultar de interés para ver por primera vez o rever en una pantalla grande, inmediatamente surgieron “Nuevos clásicos de los 70’s, 80’s” que incluían films como “Deliverance”, “Vestida para Matar” y “La Cosa”, que contó con la presentación y un análisis posterior a la proyección a cargo del crítico convocado.
Luego convocamos al crítico Hernán Schell, y surgió el ciclo “1, 2, 3 Ultraviolento”, integrado por “La Naranja Mecánica”, “La Mosca” y “Asesinos por Naturaleza”.
A pedido del público continuamos con títulos que iban desde “Más Corazón que Odio” a “Cuando Harry Conoció a Sally”. A la hora de armar ciclos, las ideas y propuestas de espectadores y staff de A SALA LLENA son infinitas.
Siempre tuvimos interés de mostrar cine nacional por lo que pudimos preestrenar “La H”, documental de Nicanor Loreti, sólo proyectado en el Festival de Cine Internacional de Mar del Plata. Se concretó en un día muy particular, el del famoso tornado que azotó a Buenos Aires. Los seguidores de Hermética indudablemente no faltaron a la cita colmando la sala. Fue una de las proyecciones más recordadas por todos.
AZ: ¿Cómo hacen para sostener este espacio?
J: actualmente contamos con un apoyo del INCAA y el acceso a la función cuenta con un bono contribución. Vale aclarar que esto no siempre fue así, inicialmente nos costó mucho la difusión y luego con la persistencia en redes sociales, mantener una programación interesante y la recomendación de aquellas personas que habían asistido a alguna función permitieron que esto se convierta en un espacio de relax y disfrute semanal donde el espectador puede venir a pasar una noche agradable con su pareja, familiares y amigos.
Vienen todo tipo de espectadores, algunos provienen de los cursos y seminarios que fuimos dictando mensualmente, otros por recomendación, convocados por nuestro sitio web o a través de nuestra página de Facebook. Aunque la revisión de un clásico no siempre fue exitosa, no obstante hay casos de espectadores infaltables a cada proyección e inclusive una en particular a quien denominamos nuestra “hada madrina”. También está la variante de aquellos que asisten con grupos de amigos como una salida nocturna para luego ir a cenar en el barcito a la salida del teatro. Lo bueno de esta propuesta es que muchos espectadores han generado amistades entre ellos y nosotros, nos sugieren títulos, y así surgió una especie de retroalimentación que fue el inicial objetivo que tuvimos.
AZ: ¿Qué planes tienen para el futuro del ciclo? ¿Tienen un objetivo o ideal a alcanzar?
J: La presencia de los directores, elenco y técnicos de los films nacionales en sala abrieron la cancha a los mejores intercambios entre espectadores y realizadores que pueda imaginar, es por ello que actualmente es lo que de mayor interés nos resulta. La propuesta de este año se centra en continuar preestrenando films realizados en nuestro país.