Césped presenta La Calma, su segundo LP, con la ambición del hit y el desorden del under.

Por Patricio Cerminaro

El título está bien. Calma hay, es cierto. Eso es lo que destila la intención de la banda, a veces desaforada, por conseguir estribillos memorables con la misma intención de quien va a trabar la pelota con las dos piernas para adelante, pero con lealtad. La bocha es la belleza musical y ellos la están buscando, pero en la vorágine del juego, a veces hay que poner la pierna fuerte para conseguirla. Es así como Césped cae, como tantas otras bandas, en el recurso de embriagar a sus canciones hasta que estén tan mareadas que empiecen a deambular tambaleantes por los caminos del tartamudeo, el desconcierto, lo intrincado, casi matando al formato canción a botellazos.

El rock under versión 2014, aunque siempre con el discurso de la injusticia por parte de los medios mainstream (que no ven en la oscuridad de los sótanos) se escucha apático y desganado. Esas dos características lo posicionan, muchas veces, en un lugar somnoliento. Sin embargo hay bandas que, con virtud, logran capitalizar esos recursos para hacer de ellos un estilo. Césped, durante casi toda la placa, lo logra.

“El caso está cerrado” comienza el álbum exponiendo uno de los dos recursos líricos que utiliza el grupo: contando una historia. La otra opción en ese campo (la más interesante) es descriptiva, aunque pseudo delirante: no narra (al menos no lo demuestra), sino que más bien tira ideas al aire, difuminadas por el poder de un profundo delay. Ese primer track parece musicalmente inocente, pero se despacha con un estribillo memorable y una atmósfera que baila en el filo que corta lo infantil de la travesura.

“Las mismas cosas” descubre cierto aire al Bocha Sokol de Corderos en la Noche, aunque con una instrumentación más propia de un Thom Yorke rioplatense o un Beck adormilado. “Homo Homini Lopus” es sentida, casi desgarradora, con una huella minimalista, Pezada.

Todo está hecho para el disfrute de lo que, a priori, no debería ser bello. Lo inesperado para el oído, lo que no debería estar allí. Césped es una muchacha que hace lo que quiere, impulsiva y avasallante, que cambia de look cuando lo desea, que poco le importa la opinión de los demás, que se corta el cabello de la forma más fea posible, pero aún así no deja de ser atractiva. Césped es Sofía Gala.//z