Luego de 25 años de la separación de The Smiths y varias participaciones en distintos grupos, Johnny Marr reaparece con su primer disco solista, The Messenger.

Por Nahuel Ugazio

Corría 1987 cuando The Smiths publicaba su cuarto y último disco de estudio Strangeways, Here We Come. Para ese entonces, la banda de Morrissey y Johnny Marr ya había dejado de existir.

Luego de la ruptura, Morrissey rápidamente salio a la carga con Viva Hate, su primer disco solista. Pero para tener novedades de Johnny Marr (el responsable compositivo musical de los Smiths) hubo que esperar un poco más. En 1989 Marr formó parte del supergrupo Electronic junto a Neil Tennant  de los Pet Shop Boys y Bernard Sumner de New Order. Luego se unió a The The y colaboro como sesionista para diversas artistas de primer nivel (desde Beck hasta Talking Heads).

A principios del 2000 creo Johnny Marr and The Healers, una banda con la que apenas sacó un disco sin pena ni gloria. Volvió mas tarde como integrante fijo de Modest Mouse y The Cribs. 25 años después del final de The Smiths, Johnny Marr por fin se anima a estar al frente, colgarse su guitarra, ser la voz cantante y lanzar la calle lo que es su primer disco solista.

A primera escucha notamos cuál es la impronta del disco, un sonido típicamente ingles. No es de extrañarse, Marr prácticamente invento el brit pop. El yeite de guitarra que caracterizo a los Smiths luego fue imitado hasta el cansancio por innumerables grupos británicos. La magia habita en la muñeca de Marr, en su modo de arpegiar las cuerdas de la guitarra siempre en búsqueda de la melodía. Puede que no sea un virtuoso pero logro lo que pocos, un sonido característico, reconocible y de apertura.

El estilo típicamente Marrsiano (?) se hace evidente en la track que da nombre al disco. The Messenger, tanto la canción como el disco, tiene capas de oscuridad y encanto pop. Mas allá de su sonido personal, Johnny Marr no suena a Smiths: quizás puede recordar a bandas posteriores como Suede, Manic Street Preachers y Kasabian. Se trata de un disco rockero, un álbum de guitarras al frente y sobretodo, no parece contener ningún dejo nostálgico.

Canciones como “European Me” o “Upstars” evidencian el camino de un disco sin altibajos, que suele mantener el mismo ritmo a través de los doce tracks que lo componen. Un gran regreso para un gran músico experimentado, una nueva ruta se le abre a Johnny Marr, Psiempre al costado del camino.//z

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