En su quinta placa, Wavves presenta un paquete uniforme de doce canciones par sacudirse en el tempo del surf rock. Mucho ruido y pocas nueces.
Por Ignacio Vasquez
La impresión inmediata que nos dispara la primer escucha de V de Wavves es que se trata de un disco canchero. Canciones cortas. Estribillos pegadizos. Guitarras con mucho fuzz, melodías agradables, algunas disonancias punk y beats playeros ajustados. Mal y pronto podría tratarse de la banda de sonido de una nueva comedia norteamericana sin demasiado argumento. Al meterse de lleno en el álbum, se descubre que efectivamente es un paradigma de esa clase de films: mucho ruido y pocas nueces.
La banda liderada por el controversial Nathan Williams eligió volver al formato de sus primeros discos: una selección de canciones cortas y efectivas en una producción que dura poco más de media hora. Este formato elegido por la banda no lo aleja del todo de su trabajo Afraid of Heights (2013) ya que mantienen el sonido más profesional y menos de garage que habían elegido para dicho disco; de hecho algunos efectos de guitarra y de producción le dan un sonido mucho más aggiornado.
El viaje que proponen de principio a fin es monocorde, monorrítmico. Todas las canciones se parecen mucho entre sí, dando una sensación de monotonía poco deseable. Desde el primer track, “Heavy Metal Detox”, hasta el último, “Fast Ice”, la intensidad es la punta de lanza. Es por eso que el disco no descansa en ningún tema y, por consecuencia, tampoco despega.
Desde la lírica, pareciera ser escrito desde la resaca de la mañana siguiente a una noche agitada. La música acompaña esta premisa pinchando la melodía popera principal con disonancias puestas a dedo compositivamente que se asemejan un poco a ese punzante dolor de cabeza mañanero.
V: un disco sobrecargado, entretenido y escuchable. Aunque esto no signifique necesariamente que no sea bueno. Es una gran selección de canciones furiosas para escuchar yendo en descapotable a la playa. Para plantear un paralelo gastronómico, podemos decir que es un canapé. Cumple pero no sorprende. Funciona como una entrada fría. Para quienes esperan un plato principal elaborado que les revolucione y deleite el paladar, sigan esperando.//∆z