Banda de Turistas renueva su apuesta anacrónica con Ya, su tercer disco, y demuestran que son uno de los grupos más importantes del rock nacional.

Por Martín Barraco

Comúnmente el tercer disco de una banda es el que tal vez confirme lo hecho en los dos anteriores e indique el camino a seguir en futuras producciones. Tiene que ser lo suficientemente original para separarse de lo ya conocido pero al mismo tiempo no traicionar aquel sonido que dio popularidad o renombre a la banda. En esta difícil tarea se embarcó Banda de Turistas a la hora de meterse en el estudio de grabación para Ya, su último trabajo, editado el pasado viernes en Argentina.

Para la producción del disco, contaron con la participación de Diego Tuñón y Diego Uma, ambos integrantes de Babasónicos, quienes siempre reservaron un lugar especial para BDT en sus grupos favoritos desde Cóctel de Instantáneo (2007), aquél Ep/carta de presentación que puso a los Turistas en el mapa del rock nacional.

“Amigos”, tema que abre el disco, marca de entrada cómo viene la cosa: guitarras y voces –el recurso mejor y más utilizado del grupo- toman el control y muestran la energía rockera que se percibirá en canciones como “El Comemundos” y “Mil Veces Más”. La primera se presenta desafiante y con arrogancia guitarrera frente a quien la escuche. Su letra es un viaje de ida que desnuda verdades y enseña sin reparos los hilos que manejan a las marionetas. “Muchos secretos que no podrán/ sofocarme ni un minuto más/ ven a la luz y nos van mostrar/ cuántas mentiras dice la verdad”. En la misma sintonía se encuentra “Mil Veces Más”, una marcha con las baterías y las violas a toda máquina. Una declaración de principios, un manifiesto de lo que está por venir en el futuro de la banda. Sin olvidarse de las raíces beat de Banda de Turistas, aparecen “Decepciones”, “Encontrémonos”, “Al Otro Lado” y “Alumbra” con sus melodías y reminiscencias a Mágico Corazón Radiofónico (2008).

La mano babasónica se ve a las claras en distintos tracks de Ya, siendo el ejemplo más claro “Cada día”, donde teclados y sintetizadores cobran un mayor protagonismo. Si se cierran los ojos, uno siente que podría estar escuchando algún tema perdido de Virus: la letra juega todo el tiempo con las emociones propias y ajenas, un tire y afloje de amor descartable que no tiene fin. “Arriba del Tigre” es la exploración más profunda hacia el uso de los sintetizadores en todo el disco. Bajo una atmósfera tecno, la banda reconoce el riesgo de la jugada y canta: “Todo está cambiando/ y tiene que cambiar/ si es necesario/ hay que aprender a remar/ contra la corriente…”

“Terminamos siendo algo anacrónico”, nos comentaba Luis, su guitarrista, hace un tiempo atrás. Y cuánta razón que tiene: Ya es un ejemplo de que con melodías más sixties, guitarras noventosas o al ritmo de los sintetizadores, el imaginario del grupo abarca hasta los rincones más insospechados del universo musical, convirtiendo cada una de sus canciones en pequeñas cajas de sorpresas, que valen la pena abrir para siempre sorprenderse.//z

AZ recomienda: “Cada día”, “Mil Veces Más”, “El Comemundos”.

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