El Siempreterno no dio tregua y Palermo se convirtió en un hervidero punk. En la espesura de noviembre y a puro mosh, el coqueto barrio sucumbió frente a la arremetida de Sergio Rotman y los suyos.

Por Gabriel Feldman y Gonzalo Penas

Fotos de Pablo Lakatos

Noche de Jueves en Buenos Aires. Un cielo tan perfecto como el clima: una pequeña brisa, calorcito veraniego y todos los amantes de esta banda (de ¿culto?) rumbo a Palermo.  El Siempreterno, en casi dos años de vida, ya le rompió la cabeza contra la pared a suficientes personas como para llenar Niceto. Les bastó con un disco – homónimo- de 19 minutos de duración y 10 temas, de los cuales uno, se repite. ¿Más de lo mismo? Para nada.

Pasadas las 21hrs, Franco Salvador, mejor conocido como el baterista de Pez, se apoderó del escenario para presentar algunas de sus nuevas canciones junto al power trío Los Crudos y continuar presentando algunas de su -hasta ahora- único disco solista, Hago lo que quiero y quiero lo que hago (2008). El nuevo material estará en la calle el año que viene. Los climas de los temas son viscerales, por momentos heavies, ruidosos y a veces se sumergen en cálidos blues. Franco, guitarra en mano y vista al frente, no tiene vértigo lejos de la banqueta. Se destacaron, “No hay fuerza para esta pendiente”, “Lejos del sol y nunca tan lejos de esta tierra” y el emotivo “Blues para quién”. Para el final quedó “Tinitus” y el nunca más acertado “es hora de terminar, esto termina”, que dejó caliente Niceto a la espera del Siempreterno.

El show comenzó con la maravillosa “Bajo este sol”, con un riff impecable y pegadizo de bajo del Ruso Alvarez y la tajante afirmación en la voz a dúo de Mimi Maura y Sergio Rotman de “no puede ser que esto sea amor, esta raza nunca sintió amor”. El clásico “Más de lo mismo” siguió la misma senda. El público no tiene un tema preferido. Festeja todos los temas que toca la banda, tanto los propios como los ajenos, pero esta canción en particular tiene una definición casi como la vida misma: “voy a morirme frente al mar… solo” ¿Quién no pensó nunca en tan romántica despedida? A buen entendedor pocas palabras. Rotman lo sabe muy bien eso. Minutos después avisó que “somos una banda con integrantes que somos todos muy inseguros así que griten cómo la están pasando”. Por eso, para presentar “Contradios” sentenció: “una canción para los que luchan contra el enemigo, y ese enemigo es uno mismo”. Y otra vez “contradios, sin razón y sin dolor” escupirá la letra como “el fuego (que) ha quemado al dragón que existe entre nosotros dos”. Así nomás es el Siempreterno, que incluso tiene una canción como auto homenaje y avisa que “amanece en el bar a las seis” para despacharse con un solo típico de Ariel Minimal, contundente y preciso, sin una nota de más.

“Guarda que ahora viene una canción lenta”, avisá Rotman, e “Inyección de amor” casi tira abajo Niceto. Uno de los punkazos pregunta cómo hacer para despejar el camino y asegura “las palabras al final me dejan fuera del mundo, tan sólo un segundo”. Ya lo decía doña Alejandra Pizarnik: “las palabras no hacen el amor, hacen la ausencia”, y por eso todos gritamos al final de la canción, como un pedido, como una ilusión… una “inyección de amor” para “jamás desconfiar”. En canciones como estas –a decir verdad, en todas- se nota que Ricciardi es un baterista histórico en la escena y con años de trayectoria. Toca toda la batería sin abusar de los platillos y aun así te parte la cabeza y es una pieza fundamental de la banda.

Mención aparte para las palabras que Rotman tuvo para Gamexane, mítico guitarrista de Todos Tus Muertos e ícono punk, que falleció el miércoles a causa de una infección digestiva. No hay que olvidarse que durante el 2008, Rotman tocó con Gamexane en Los Sedantes. “Vení, vení acá que te voy a contar una cosa. Yo viví con Horacio cuando eramos pibes. Él podía hacerte sentir la mejor y la peor persona del mundo. Fue un tipo que todo lo que hizo, lo hizo con el corazón, todo le salió de adentro. Así era él. Este recital y todos los del Siempreterno van a estar dedicados a él” se lamentó Rotman antes de dedicarle el cover de Joy Division “Love will tear us apart”. Imposible no emocionarse y tener la piel indescriptiblemente erizada, así es como uno se da cuenta que se fue alguien clave en la escena.

Hermosa la versión de “Bebiendo ansiedad” con Mimi Maura moviéndose al ritmo de la canción y sonando tan afinada como nos tiene acostumbrados. La canción termina con una frase a modo de lamento: “si hubiera entendido que la soledad, no es estar solo…”, pero no deja mucho lugar al pensamiento de dicha frase porque enseguida disparan otro tema. La banda no dio respiro. Bien palo a la bolsa.

Otro cover glorioso que sonó fue “Amnesia” de Los Fabulosos Cadillacs, con el agregado de la trompeta de Hugo Lobo (Dancing Mood) para el final de la canción. Hubo una seguidilla de tres temas –himnos- de Cienfuegos con Hernán Bazzano, guitarrista de esa banda, como invitado. El primero fue “Hacia el cosmos/hacia el infierno” y cuando terminó, Rotman preguntó: “¿Ustedes qué quieren que toquemos?”, y se auto respondió “eh Sergio tocate ese tema de Bowie que hacían siempre”. Y así fue, “Moonage Daydream” enloqueció a todo el público. Cómo si fuera poco, tocaron el que tal vez sea uno de los mejores temas de la década del noventa: “La eternidad”. Canción histórica si las hay. Pogo, mosh y slam en un Niceto colmado. Ya con tenues luces rojas sobre el escenario, “The hall of mirrors”, de Kraftwerk, hipnotizó a la acalorada concurrencia que aún se mantenía de pie tras cada uno de los ataques.

Se despidieron con “7-Eleven”, primer tema del disco, pero con el telón aún abierto y un público expectante, volvieron para hacer nada menos que “Baba O’Riley” de los Who – Ricciardi haciendo las veces de Keith Moon: monstruoso; y Minimal enardecido, se dio el lujo de ser como Pete Townshend. Un verdadero lujo –, “Gimmie gimmie gimmie”, de Black Flag y –ahora sí cerrar- con la segunda versión de “Más de lo mismo”. Es imposible no irse satisfecho después de ver a una banda que arriba del escenario deja absolutamente todo. Es un grupo, por otra parte, que sabe interpretar y mezclar muy bien el sonido y los himnos de la generación de su público. Habrá que seguir esta banda por siempre. Por estos pagos y bajo este sol es una de las cosas que más entusiasman.