Después de tantas idas y vueltas llega Meat and Bone, el nuevo disco de Jon Spencer Blues Explosion.

Por Damián Jarpa

A ocho años de su último disco, Plastic Fang (2004), y con varios proyectos de sus integrantes en el medio, finalmente es hora del nuevo material de Jon Spencer Blues Explosion, Meat and Bone. Tal vez el más conocido de estos proyectos paralelos que surgieron durante todo este tiempo haya sido Heavy Trash, aunque el año pasado Jon Spencer reunió fugazmente a su anterior banda, los Pussy Galore. A eso hay que sumarle la re-edición de todos sus álbumes con un abundante material extra, que permitieron matizar la espera de manera exitosa.

A diferencia de otros álbumes, donde la banda experimentó con invitados tan disímiles como curiosos -desde  Beck, pasando por Dan The Automator y músicos provenientes de la música electrónica como DJ Shadow-, Meat and Bone fue realizado íntegramente por Jon Spencer, Judah Bauer y Russell Simins. Financiado por ellos mismos, ya sin el apoyo del sello Mute Records.

Definitivamente el nuevo disco es una vuelta al sonido más primal, salvaje y agresivo de la banda. La suciedad y saturación salpican todo el disco. Como en la sensacional apertura con “Black Mold”, un riff exasperante que literalmente taladra el oído recargado de destellos bluseros, cortesía de un eterno Judah Bauer. El segundo tema, “Bag Of Bones”, se destaca con sus inquietantes armónicas que podrían musicalizar un spaghetti western. “Bottle Baby” comienza con un feroz bombo a todo volumen. Tumultuosos y sinuosos cambios de ritmo colisionan en “Get Your pants off”. “Strange Baby” no solo es un brutal blues, también hace recordar un poco a uno de los clásicos de la banda, “She Said”.

Por un lado, “Danger” y “Unclear” muestran no solamente a la banda en su mejor estado, sino que permiten percibir una mejora en las letras por parte de Jon Spencer. Y por el otro, la instrumental “Zimgar” es la canción final, un blues relajado que recuerda al mejor Howlin’ Wolf o al mismísimo Muddy Waters, pilares y abanderados del Rock n’ Roll. El disco es definitivamente una carnicería de riffs abrasivos que dejan en claro que están más crudos que nunca. Al rojo vivo.

El 2012 es curiosamente el año que catapultó al lugar de rutilantes estrellas de rock a los Black Keys, definitivamente una banda que se nutrió del sonido de la primera época de JSBE. Previamente, hace casi diez años atrás sirvieron también de gran inspiración para un conglomerado de músicos salidos de Detroit: bandas como The White Stripes, The Raconteurs y The Von Bondies. Agrupaciones que sí gozaron de la fama, el reconocimiento y los discos de platino. Algo que ellos mismos no han llegado a realizar, pero estamos seguros que no les importan los premios institucionalizados por parte de la industria musical.

Será por eso que la Jon Spencer Blues Explosion, se mantuvo siempre al margen de esa camada, ya que cuando estas bandas estaban en plena ebullición y apogeo, ellos se alistaban para entrar a cuarteles de invierno, por lo que vale preguntarse: ¿Será finalmente tiempo de cosecha para Jon Spencer & Cía? Es toda una incógnita, pero lo que no se puede negar es que son estandartes en la historia del garage rock más reciente, al igual que sus contemporáneos The Dirtbombs y The Gories. De todas maneras, este disco huele a resurrección.//z

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